viernes, 18 de marzo de 2016

EL DÍA MÁS ESPERADO POR TODA LA HUMANIDAD DÍA DE SALVACIÓN.

EL DÍA MÁS ESPERADO POR TODA LA HUMANIDAD DÍA DE SALVACIÓN.
Cada año de Su vida Jesús iba a Jerusalén para la Pascua. Cada vuelta del camino era familiar para Él como ir a casa.
Hasta ese año Jesús había evitado la publicidad y se había negado a hacerse un nombre. Nunca había llevado una gran pancarta o coreografiado una entrada. Pero hoy era diferente.
Por primera y única vez, este domingo, Jesús aceptó las alabanzas del público en general. Pidió un burro para montar, cumpliendo la predicción que el profeta Zacarías dijo quinientos años atrás, de que el Rey vendría, humilde y montado en un borrico. Jesús sabía bien la declaración que estaba haciendo. Estaba revelándose como el Mesías, el largamente esperado Rey de Israel.
Así que dejó que la multitud eleve palmas y entone Sus alabanzas. Les dejó anunciar: "¡Hosanna en las alturas!" En cumplimiento del Salmo 118:26: "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" Les dejó decirlo. Les dejó gritarlo. Era casi una muchedumbre.
Sin embargo, en algún punto en el camino, a Jesús lo impactó la realidad del inminente cambio de corazón de ellos. Él había venido para salvarlos, respondiendo a sus gritos: "Hosanna: ¡Sálvanos ahora!" pero sabía que dentro de pocos días ellos finalizarían su rechazo del Mesías. El viernes ellos darían un portazo a Su oferta de salvación.
Jesús sabía exactamente qué día era.
La línea el profeta Daniel había escrito una predicción meticulosa del día exacto cuando el Mesías aparecería en Jerusalén. Exactamente 483 años calendario judío desde la reconstrucción de Jerusalén en marzo de 444 a. C.: "el Mesías Príncipe" (Daniel 9:25) aparecería. Si los líderes judíos hubieran tomado en serio el reto de Daniel para "saber y discernir" el tiempo, Jesús habría remontado la colina ese día para ver una pancarta proclamando "¡Bienvenido, Mesías!" cubriendo las murallas de Jerusalén. En lugar de eso, los líderes judíos reprocharon la noción que el pueblo con tanta facilidad abrazó. No querían tener nada que ver con Jesús como el "Hijo de David." Querían un rey como todas las otras naciones tenían.
Difícilmente parecía una "entrada triunfal" después de todo.
Y diciendo: El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio. Marcos 1:15
Véase Salmo 118:25-26, Daniel 9:25,  Zacarías 9:9-10; Mateo 21: 1- 3.
 LA ENTRADA TRIUNFAL ES PARA JESÚS Y NO PARA NOSOTROS.
EL BURRO DE LA ENTRADA TRIUNFAL.
Por Carlos Rey.
«Cuenta una curiosa fábula que la mañana de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén sobre el humilde lomo de un asno, cuando el borriquillo regresó, todas las bestias se le acercaron para informarse de lo que había acontecido. El burro comenzó a pavonearse entre sus congéneres y, asumiendo poses de importancia, les dijo: “Ustedes no saben lo importante que le he parecido a la gente esta mañana. Todos corrían para verme pasar, y nadie permitió que mi fino casco se manchara con la inmundicia del suelo. Todos arrojaban sus mantos para que yo pasara sobre ellos.”
»Una vaca le preguntó: “¿Y cuándo tiraban sus mantos para que tú pasaras sobre ellos, que decían?” “Bueno —respondió el burro con más orgullo aún—, decían: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!”
»Al escuchar eso, todos los animales soltaron una estruendosa carcajada. “¡Qué tonto eres! —dijo uno de ellos—. Aquella gloria no era para ti. Era para el que cabalgaba sobre tu lomo. Era para Jesús, el Hijo de Dios.”»
Esta fábula la contó el Hermano Pablo por la radio tres años después de que su primer programa radial, transmitido el primero de julio de 1955, se convirtiera en UN MENSAJE A LA CONCIENCIA. Lo extraordinario del caso es que, transcurridos más de cincuenta años de transmisión continua de programas que comienzan con historias parecidas, su autor no haya dejado de identificarse con el burro de la fábula.
En una entrevista en 1978 con un reportero del Orange County Register del sur de California, periódico del condado en que está la sede de la Asociación, el Hermano Pablo, con la humildad de siempre, le cuenta al periodista la fábula del burro de la entrada triunfal, y luego se la aplica a sí mismo diciendo: «En cierto sentido, los que servimos a otros... somos como ese burro, y debemos tener cuidado de reconocer que el mensaje que llevamos —nuestro jinete, por así decirlo— es más importante que nosotros. Eso siento yo en mi ministerio —concluye el Hermano Pablo—: que de cierto modo yo soy ese burro, que lleva a cuestas la Palabra...»1.
Así que no hay duda de que el Hermano Pablo tenga un concepto de sí mismo diametralmente opuesto al que reflejan las siguientes palabras de un homenaje que se le hizo en el diario La República de San José, Costa Rica:
... el Hermano Pablo... abandona los caminos trillados de la oratoria religiosa... para convertirse en una dinamo que enciende las apagadas luces de la mente con lo insólito.
Es un martillo que golpea la conciencia de todos.
Un orientador sin demagogia barata, sin poses de santo y con dimensión de maestro...
... una voz de paz y amor en un mundo de sangre y violencia....
Escucharlo... resulta refrescante....
... Porque este Hermano Pablo... que esparce su voz por todo el mundo de habla hispana, es un hombre dedicado a Cristo, pero con los pies bien pegados a la tierra.2.
1.        George Grey, «CM Man's Messages Reach 50 Million» (Los mensajes de un habitante de Costa Mesa llegan a 50 millones de personas), The Register 23 abril 1978: B1.
2.        «Pentagrama», La República (San José, Costa Rica) 4 febrero 1982.
Salmo 115: 1.  No a nosotros, oh Jehová, no a nosotros,
Sino a tu nombre da gloria,
Por tu misericordia, por tu verdad.










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