DEBEMOS SER
VERDADEROS CRISTIANOS QUE PERDONAN.
“Porque si
perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro
Padre celestial; más si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro
Padre os perdonará vuestras ofensas” - (Mateo 6:14-15).
Un padre
llegó a su casa un día, y encontró a sus dos pequeños hijos en medio de una
gran pelea. Cuando la niña vio a su padre, supo que estaba en problemas. Así
que de inmediato vertió unas lágrimas de cocodrilo, se abrazó al cuello de su
papá y le dijo: “Papi, lo siento mucho. No debíamos haber estado peleando.
Perdóname. Te amo mucho.” Ella estaba en los brazos de su padre, y él pensaba:
“Ella en realidad tiene una buena actitud sobre esto.” Pero entonces, con el
rabillo de su ojo, él vio que su hija le estaba mostrando la lengua a su
pequeño hermano. El papá le dijo: “No puedes estar abrazándome y mostrándole la
lengua a tu hermano, al mismo tiempo.” ¿Tiene usted esa clase de corazón? ¿Está
usted jugando a amar a Dios, pero guarda resentimientos contra alguien? ¿Piensa
que Dios recibirá su adoración? Amigo, es tiempo de hacer lo correcto. Su
espíritu no perdonador le hará más daño a usted que a la persona a la cual
usted no quiere perdonar.
Si hay
alguien que ha pecado contra usted, perdone. Si hay alguien que tiene algo en
contra suya, vaya a esa persona y reconcíliese. Y entonces, invierta tiempo en
adoración.
EN LA CRUZ
RECIBIMOS ALA EMANCIPACIÓN Y LA LIBERTAD Y EL PERDÓN.
“Sabiendo
que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de
vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la
sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación” -
(1 Pedro 1:18-19).
¡Emancipación!
¿Qué cuadro le trae a la mente esa palabra? Muchos piensan en los esclavos.
Pero, ¿sabía que la cruz de Jesucristo ha emancipado a cada creyente? En 1
Pedro 1:18 la palabra rescatados es la misma palabra usada para emancipar a un
esclavo. Jesucristo le ha redimido y le ha “rescatado de vuestra vana manera de
vivir”, eso significa “de su vida vacía”: respirar y ganar un salario, sin
interesarse seriamente en esto que se llama “la vida cristiana”. Mi amigo, es
hora de que usted experimente la emocionante vida a la cual Dios le ha llamado.
La abundante vida por lo cual murió Jesús para dársela. Es extraordinario el
servir a Aquel que nos ha redimido con la plata de sus lágrimas y el oro de su
sangre.
¿Está usted
sirviendo a Dios hoy? Usted es un ministro, un sacerdote. Usted es las manos,
los pies y la boca de Jesús en un mundo que necesita de un Salvador. Pídale a
Dios que le use hoy, y marche, en fe, hacia las maravillas que Él hará.
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