sábado, 26 de marzo de 2016

PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO QUE DIO A SU HIJO. ¡ÉL MURIÓ POR MÍ Y POR TI!

PORQUE DE TAL MANERA AMÓ DIOS AL MUNDO QUE DIO A SU HIJO.
¡ÉL MURIÓ POR MÍ Y POR TI!
William y Mary Tanner estaban cruzando los rieles del ferrocarril cuando sucedió. El pie de Mary resbaló y se encajó entre el riel y el cruce para peatones de madera.
Ella trató frenéticamente de sacar el pie al tiempo que empezó a escuchar el ruido de un tren que se aproximaba. Sólo quedaban segundos, pues el expreso venía a toda prisa hacia ella por una curva. Will Tanner le haló el pie desesperadamente tratando de liberarla.
Cuando el tren se acercó más, y el silbido sonó a todo volumen, y los frenos chirriaron, Will la tomó en sus brazos.
Mientras la gente se estremecía horrorizada, el tren les pasó por encima.
Un testigo dijo que justo antes de que la máquina los golpeara escuchó al valiente hombre gritar: «¡Me voy a quedar contigo Mary!» ¡Ese sí que es un gran amor!
Esta historia me recuerda a nuestro Salvador, el cual nos amó con un amor que puede salvarnos (Juan 3:16).
La muerte se precipitó sobre Él mientras pendía en la cruz y asumió la pena completa que nosotros merecíamos. Escuchó a personas gritarle que se salvara a Sí mismo y que bajara de la cruz (Mateo 27:40). Pero para salvar a los demás, Cristo optó por no salvarse a Sí mismo (v.42).
Con amor divino y sacrifica torio, Jesús rehusó salvar su propia vida. Murió para poder perdonar nuestros pecados. Nuestro Salvador se quedó en la cruz: por ti y por mí.
POR TUS LLAGAS JESÚS FUI SANADO ALLÍ EN LA CRUZ.
Letra Canción Por Tus Llagas. Marcela Gandara.
Por las llagas de Jesús
mis dolencias Él llevó
fue la sangre que el vertió
que mis culpas el lavó.
Con la sangre de Jesús
mi conciencia Él limpió
fue la gracia de la cruz
que mi libertad compró.
Por los siglos de los siglos
al cordero alabaré
con todos los redimidos
junto al trono yo estaré.
Con millares de millares
al cordero adoraré
y con ojos redimidos
a Jesucristo yo veré.
Por las llagas de Jesús
mi dolencias el llevó
fue la sangre que el vertió
que mis culpas el lavó.
Con la sangre de Jesús
mi conciencia el limpió
fue la gracia de la cruz
que mi libertad compró.
Por los siglos de los siglos
al Cordero alabaré
con todos los redimidos
junto al trono yo estaré.
Con millares de millares
al cordero adoraré
y con ojos redimidos
a Jesucristo yo veré.
Un día te veremos Señor solo podemos imaginar ese día.


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