RECUERDE QUE
SATANÁS ES UN ASESINO SILENCIOSO ES SU ENEMIGO.
EL ASESINO
SILENCIOSO.
Por el
Hermano Pablo.
La noche
estaba fría, como suelen ser las del otoño en Toronto, Canadá. Dentro de la
casa el ambiente era grato. Había habido una rica cena, con diez personas
alrededor de la mesa familiar. Habían disfrutado juntos de un buen programa de
televisión, y ya era hora de ir a la cama. Así que todos —padre, madre y ocho
hijos, entre los once y los veinticinco años de edad— se retiraron a dormir.
Encendieron
el calentador de gas, apagaron las luces, se arrebujaron entre sus cobijas, y
se durmieron. Hasta ahí, todo fue normal. Pero jamás volvieron a despertarse.
El gas del calentador, asesino silencioso, dio cuenta de los diez durmientes.
La familia entera pasó de un sueño al otro, sin sentir nada.
Muchos son
los casos registrados de personas que mueren por el gas de los calentadores.
Este caso en el Canadá es impresionante por tratarse de una familia entera, una
familia seguramente amorosa y unida porque todos vivían juntos, incluso los
hijos mayores de dieciocho años. Pero el gas se los llevó a todos sin darles
tiempo de reaccionar o defenderse.
La
característica más ominosa que tienen estos gases, especialmente el monóxido de
carbono, es que primero producen un adormecimiento agradable, una sensación
placentera de tranquilidad, de serenidad, de paz. Pero luego que adormecen a
sus víctimas, las matan sin piedad.
Por esa
característica del tal llamado asesino silencioso, al gas letal lo podemos
comparar con el espíritu del mal que reina en este mundo. Es el espíritu que
comienza adormeciendo la conciencia. Produce una sensación de bienestar, de
calma. Da la impresión de que todo está bien, que la vida es buena y hay que
disfrutarla. Y las víctimas se adormecen. Su conciencia entra en un estupor
donde ya no reacciona con nada, y cuando la víctima se da cuenta, ya está
atrapada.
Así es como
toma auge el mal uso de las drogas, la inmoralidad sexual, la irreverencia, el
materialismo y el descreimiento. Estos gases mortales se han infiltrado en la
sociedad occidental y la tienen ya en sus garras.
Podríamos
decir: ¿Qué importa? Lo que importa es que, sin saber por qué, sufrimos
consecuencias desastrosas que poco a poco destruyen nuestra vida.
Pero todavía
hay tiempo para reaccionar. El único remedio contra el gas letal es el aire
puro, el oxígeno vital y renovador. Así mismo, el único remedio contra el
adormecimiento espiritual es el Espíritu de Jesucristo. Abramos nuestro corazón
a Cristo. Su doctrina es nuestra salvación, y su persona, nuestro Salvador.
HOY USTED
PUEDE HACER PARTE DE LA GRAN COMISIÓN.
“Por tanto,
id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del
Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las
cosas que os he mandado; y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta
el fin del mundo. Amén” - (Mateo 28:19-20).
¿Alguna vez
ha compartido con otra persona la historia de cómo Dios le salvó? Algunas
personas son temerosas de hacerlo porque tienen miedo de no saber qué decir. O
tienen temor de que alguien les pregunte algo que no puedan responder. ¿Alguna
vez se ha sentido así? Yo creo que está bien si usted dice: “No lo sé.” No es
un pecado el ser ignorante de algo. Sin embargo, es un pecado el conformarse
con serlo. Dios le ha llamado para que sea su testigo. ¿Sabe lo que es un
creyente? Es un testigo: alguien que ha visto, ha escuchado o ha experimentado
a Jesucristo. Nada más, pero tampoco nada menos. Jesús no nos ha llamado para
que seamos abogados para argumentar un caso. Nos ha llamado para que seamos sus
testigos. ¿Será usted su testigo hoy?
UN VERDADERO
CRISTIANO DA TESTIMONIO DE SU SALVACIÓN.
Si usted
nunca ha compartido su testimonio con alguien, tal vez es porque no sabe qué
decir. El mejor consejo que podemos ofrecer es, primero, ser un buen oyente.
Escuche cuando alguien comparte sus necesidades y, si puede, dé los pasos
necesarios para ayudar. Luego pregunte si usted puede compartir lo que Dios
hizo en su vida cuando usted tuvo esas mismas necesidades. ¿Dónde puede
esparcir semillas hoy día?
DEMOS
TESTIMONIO DE LO QUE DIOS HACE EN NUESTRAS VIDAS.
RECUERDE QUE
SOMOS TESTIGOS, DE LO QUE DIOS HA HECHO EN NOSOTROS.
LOS
APÓSTOLES FUERON TESTIGOS DE JESÚS Y SUS HECHOS.
Hechos 2:32
A este Jesús
resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Hechos 3:15
Y disteis
muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo
cual nosotros somos testigos.
Hechos 5:32
Y nosotros
somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado
a los que le obedecen.
Hechos 10:39
Y nosotros
somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en
Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándole en una cruz.
1 Corintios
15:15
Aún más,
somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios
que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no
resucitan.
TOMAR LA
CRUZ Y SEGUIR A JESÚS ES UNA DECISIÓN PERSONAL.
“Pero de
ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que
acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios” - (Hechos 20:24).
¿Alguna vez
ha visto una competencia de triatlón? Un programa televisivo presentó una que
involucraba 2.4 millas de natación, 112 millas de ciclismo y 26.2 millas
corriendo. Una joven mujer lideraba el grupo, pero de pronto, sólo a unos pocos
metros de la línea de llegada, ella se cayó. Sus piernas parecían fideos. Esta
atleta trató de ponerse de pie y caminar, pero cayó otra vez. Ella terminó la
carrera en agonía; literalmente se arrastró hasta la línea de llegada, pero no
llegó en primer lugar. Si estos hombres y mujeres se entregan a esta agotadora
y dura prueba atlética para ganar una corona corruptible, Dios no quiere que
nosotros seamos menos que los fuertes y espirituales atletas que Dios nos llamó
a ser. Estamos hablando de muerte y vida, cielo e infierno, y la gloria de
Dios.
DIOS NOS
LLAMA HOY A SU SERVICIO.
¿Cómo le va
en la carrera? ¿Es usted lo suficientemente fiel para correr, aunque las cosas
se pongan difíciles? ¿Se unirá a Pablo diciendo Filipenses 3:13-14? Pida a Dios
que le haga fuerte y fiel hasta el fin.
No hay comentarios:
Publicar un comentario