miércoles, 16 de marzo de 2016

RECUERDE QUE SATANÁS ES UN ASESINO SILENCIOSO ES SU ENEMIGO. EL ASESINO SILENCIOSO.

RECUERDE QUE SATANÁS ES UN ASESINO SILENCIOSO ES SU ENEMIGO.
EL ASESINO SILENCIOSO.
Por el Hermano Pablo.
La noche estaba fría, como suelen ser las del otoño en Toronto, Canadá. Dentro de la casa el ambiente era grato. Había habido una rica cena, con diez personas alrededor de la mesa familiar. Habían disfrutado juntos de un buen programa de televisión, y ya era hora de ir a la cama. Así que todos —padre, madre y ocho hijos, entre los once y los veinticinco años de edad— se retiraron a dormir.
Encendieron el calentador de gas, apagaron las luces, se arrebujaron entre sus cobijas, y se durmieron. Hasta ahí, todo fue normal. Pero jamás volvieron a despertarse. El gas del calentador, asesino silencioso, dio cuenta de los diez durmientes. La familia entera pasó de un sueño al otro, sin sentir nada.
Muchos son los casos registrados de personas que mueren por el gas de los calentadores. Este caso en el Canadá es impresionante por tratarse de una familia entera, una familia seguramente amorosa y unida porque todos vivían juntos, incluso los hijos mayores de dieciocho años. Pero el gas se los llevó a todos sin darles tiempo de reaccionar o defenderse.
La característica más ominosa que tienen estos gases, especialmente el monóxido de carbono, es que primero producen un adormecimiento agradable, una sensación placentera de tranquilidad, de serenidad, de paz. Pero luego que adormecen a sus víctimas, las matan sin piedad.
Por esa característica del tal llamado asesino silencioso, al gas letal lo podemos comparar con el espíritu del mal que reina en este mundo. Es el espíritu que comienza adormeciendo la conciencia. Produce una sensación de bienestar, de calma. Da la impresión de que todo está bien, que la vida es buena y hay que disfrutarla. Y las víctimas se adormecen. Su conciencia entra en un estupor donde ya no reacciona con nada, y cuando la víctima se da cuenta, ya está atrapada.
Así es como toma auge el mal uso de las drogas, la inmoralidad sexual, la irreverencia, el materialismo y el descreimiento. Estos gases mortales se han infiltrado en la sociedad occidental y la tienen ya en sus garras.
Podríamos decir: ¿Qué importa? Lo que importa es que, sin saber por qué, sufrimos consecuencias desastrosas que poco a poco destruyen nuestra vida.
Pero todavía hay tiempo para reaccionar. El único remedio contra el gas letal es el aire puro, el oxígeno vital y renovador. Así mismo, el único remedio contra el adormecimiento espiritual es el Espíritu de Jesucristo. Abramos nuestro corazón a Cristo. Su doctrina es nuestra salvación, y su persona, nuestro Salvador.
HOY USTED PUEDE HACER PARTE DE LA GRAN COMISIÓN.
“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” - (Mateo 28:19-20).
¿Alguna vez ha compartido con otra persona la historia de cómo Dios le salvó? Algunas personas son temerosas de hacerlo porque tienen miedo de no saber qué decir. O tienen temor de que alguien les pregunte algo que no puedan responder. ¿Alguna vez se ha sentido así? Yo creo que está bien si usted dice: “No lo sé.” No es un pecado el ser ignorante de algo. Sin embargo, es un pecado el conformarse con serlo. Dios le ha llamado para que sea su testigo. ¿Sabe lo que es un creyente? Es un testigo: alguien que ha visto, ha escuchado o ha experimentado a Jesucristo. Nada más, pero tampoco nada menos. Jesús no nos ha llamado para que seamos abogados para argumentar un caso. Nos ha llamado para que seamos sus testigos. ¿Será usted su testigo hoy?
UN VERDADERO CRISTIANO DA TESTIMONIO DE SU SALVACIÓN.
Si usted nunca ha compartido su testimonio con alguien, tal vez es porque no sabe qué decir. El mejor consejo que podemos ofrecer es, primero, ser un buen oyente. Escuche cuando alguien comparte sus necesidades y, si puede, dé los pasos necesarios para ayudar. Luego pregunte si usted puede compartir lo que Dios hizo en su vida cuando usted tuvo esas mismas necesidades. ¿Dónde puede esparcir semillas hoy día?

DEMOS TESTIMONIO DE LO QUE DIOS HACE EN NUESTRAS VIDAS.
RECUERDE QUE SOMOS TESTIGOS, DE LO QUE DIOS HA HECHO EN NOSOTROS.
LOS APÓSTOLES FUERON TESTIGOS DE JESÚS Y SUS HECHOS.
Hechos 2:32
A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos.
Hechos 3:15
Y disteis muerte al Autor de la vida, al que Dios resucitó de entre los muertos, de lo cual nosotros somos testigos.
Hechos 5:32
Y nosotros somos testigos de estas cosas; y también el Espíritu Santo, el cual Dios ha dado a los que le obedecen.
Hechos 10:39
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. Y también le dieron muerte, colgándole en una cruz.
1 Corintios 15:15
Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan.

TOMAR LA CRUZ Y SEGUIR A JESÚS ES UNA DECISIÓN PERSONAL.
“Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” - (Hechos 20:24).
¿Alguna vez ha visto una competencia de triatlón? Un programa televisivo presentó una que involucraba 2.4 millas de natación, 112 millas de ciclismo y 26.2 millas corriendo. Una joven mujer lideraba el grupo, pero de pronto, sólo a unos pocos metros de la línea de llegada, ella se cayó. Sus piernas parecían fideos. Esta atleta trató de ponerse de pie y caminar, pero cayó otra vez. Ella terminó la carrera en agonía; literalmente se arrastró hasta la línea de llegada, pero no llegó en primer lugar. Si estos hombres y mujeres se entregan a esta agotadora y dura prueba atlética para ganar una corona corruptible, Dios no quiere que nosotros seamos menos que los fuertes y espirituales atletas que Dios nos llamó a ser. Estamos hablando de muerte y vida, cielo e infierno, y la gloria de Dios.
DIOS NOS LLAMA HOY A SU SERVICIO.
¿Cómo le va en la carrera? ¿Es usted lo suficientemente fiel para correr, aunque las cosas se pongan difíciles? ¿Se unirá a Pablo diciendo Filipenses 3:13-14? Pida a Dios que le haga fuerte y fiel hasta el fin.



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