QUIERO
VENGANZA Y HASTA LA MUERTE DE MIS HERMANOS.
«ME HACE
FALTA UN PADRE: LO NECESITO»
Por Carlos
Rey.
«Soy fruto
de una relación pasajera entre dos amigos solteros. Mi padre siempre me negó.
Ahora está casado y tiene tres hijos, los cuales no me quieren, siendo que yo
nací cuando ellos todavía no estaban junto a él. Toda la familia de él se
enteró de mi existencia hace poco, pero para no quedar mal me ignoran.
»¡Los odio!
¡Quiero vengarme! ¡Quiero que mueran para cobrar yo la herencia, ya que me
niegan amor! Pero a la vez me hace falta un padre. Lo necesito. ¿Qué hago?»
Este es el
consejo que le dio mi esposa:
»¡Sentimos
mucho la pérdida que usted ha sufrido! Ha perdido no sólo un padre, sino
también el sueño de tener un padre.... Ahora le toca afrontar una dura realidad
inflexible. ¡Es cruel y es injusto!
»... Tiene
razón para estar enojada. El problema es que la ira y el enojo sólo perjudican
a la persona que alberga esos sentimientos. El deseo suyo de venganza le
produce sustancias químicas en el cerebro que fluyen por todo su cuerpo. Esas
sustancias la pueden hacer más susceptible a problemas de la salud y aun a
graves enfermedades. Cada vez que piensa en el odio que siente y la injusticia
que ha sufrido, su cuerpo produce más sustancias químicas negativas. Así que,
lamentablemente, es usted quien sale perjudicada....
»Hay una
sola solución. Usted necesita que Jesucristo le dé la capacidad sobrenatural
que Él tuvo para perdonar. Él perdonó a quienes lo crucificaron. Enseñó que
también nosotros debemos perdonar si queremos que se nos perdonen nuestros
pecados. Él dijo: “Porque si perdonan a otros sus ofensas, también los
perdonará a ustedes su Padre celestial.”1.
»¿Merece su padre el perdón suyo? ¡De
ninguna manera! El perdonarlo no significa que él lo merezca o que esté libre
del castigo divino por su conducta.
»Los que
crucificaron a Cristo tampoco merecían el perdón. Como tampoco lo merecemos
nosotros cuando quebrantamos las leyes de Dios. Pero Cristo perdonó a quienes
lo crucificaron, y nos perdona a nosotros cuando se lo pedimos. Así que su
ejemplo nos enseña que es posible perdonar incluso cuando el perdón no es
merecido.
»Pídale a
Dios en oración que le dé la capacidad sobrenatural que usted necesita para
perdonar. Cuando la invadan los pensamientos negativos, busque la manera de
convertirlos en pensamientos positivos. Si usted tuvo una buena madre, piense
en lo agradecida que está por haberla tenido. Si tiene abuelos que la aman,
dele gracias a Dios por ellos. Convierta cada pensamiento negativo en uno
positivo para que pueda transformar las sustancias químicas en el cerebro y
proteger su salud. Deje que sea Dios quien juzgue. Él sabe perfectamente cómo
hacerlo.»
1 Mt 6:14- 16. Porque si perdonáis a los hombres sus
ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;
6:15 más si
no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras
ofensas.
2. Ef 4: 31- 32. Quítense de vosotros toda amargura, enojo,
ira, gritería y maledicencia, y toda malicia.
4:32 Antes
sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como
Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.
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