CADA
OPORTUNIDAD Y CADA MILAGRO DE DIOS ES UN RECORDATORIO DE QUE NADA ES IMPOSIBLE
PARA ÉL.
“Porque
Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra vuestros
enemigos, para salvaros” (Deuteronomio 20:4).
¿Recuerda el
relato del milagro que Dios realizó, haciendo pasar a los israelitas a través
del Mar Rojo, cuando eran perseguidos por el ejército del Faraón? ¡Fue algo
increíble! Ahora, permítanos preguntarle: ¿Qué pasó tres días después? Los
israelitas comenzaron a quejarse porque no había agua. ¿Cree usted que Dios
hubiera realizado liberación tan milagrosa, para luego abandonarlos días
después? ¡Rotundamente no! Pero, ¿qué sucede con nosotros cuando estamos en el
desierto, preguntándonos a dónde nos lleva Dios? ¡Nos volvemos como los
israelitas! Y sin embargo Dios hizo más por usted que lo que hizo por ellos:
envió a su precioso y único Hijo para que muriese en la cruz del Calvario por
usted. Dios le REDIMIÓ. Más que sólo sacarle de una tumba líquida, Dios le
LIBERÓ, de una eterna condenación, a una gloriosa comunión con Él para siempre.
¡Dios le salvó! ¿Qué más podría usted desear?
¿Se siente
como si estuviera en un basurero? ¿Se siente víctima de una mala situación?
¿Siente como que Dios le ha abandonado?
Entonces
escriba en una tarjetita Deuteronomio 20:4 y medite en eso hasta que lo crea:
“Porque Jehová vuestro Dios va con vosotros, para pelear por vosotros contra
vuestros enemigos, para salvaros.”
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