viernes, 27 de julio de 2018

HOY ES EL MEJOR TIEMPO PEDIR PERDÓN Y PARA PERDONAR TODOS A TODOS.


HOY ES EL MEJOR TIEMPO PEDIR PERDÓN Y PARA PERDONAR TODOS A TODOS.
"Es tiempo de perdonar..."
“El resentimiento hace más daño a la persona que lo tiene, que al que lo merece”
Perdonar no significa excusar el comportamiento de quienes nos han herido. Perdonar es tomar la decisión de desprendernos del pasado para sanar el presente. El primer paso para Sanar nuestro corazón por completo, sólo puede ocurrir cuando aprendemos a perdonar y Dios quiere sanar tu corazón, pero es necesario que des primero este paso.
“Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo.” - Efesios 4:26.27.
Dios comprende que a veces podemos enojarnos, lo que nos manda es que no pequemos cuando estemos en ese estado, que no actuemos al calor de nuestras emociones. Además dice: “no se ponga el sol sobre su enojo”  parece que Dios te estuviera dando solamente un día para enojarte, porque todo lo que se deja en el corazón lastimosamente crece.
“Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados” - Hebreos 12:15.
Todo lo que se deja en el corazón no se queda del mismo tamaño, va creciendo como una semilla plantada, un simple enojo puede convertirse el día de mañana en un profundo odio, en una planta profundamente cimentada llamada “Amargura”, y esto sería un estorbo para nosotros, como cristianos y como hijos de Dios.
“Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.” - Mateo 5:23-24.
Si estás enojado con alguien y aún no lo has podido perdonar, debes entender que esto es un obstáculo entre Dios y tú, la falta de perdón es un tipo de esclavitud, que no te dejará crecer espiritualmente y obviamente tampoco recibir la bendición de Dios. Recuerda que al ofrecer este regalo a la otra persona, nosotros también lo recibimos.
“...Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” - Mateo 22:39.
Deja el pasado en el pasado...
Autor(a). Shirley Chambi.
"Fuiste perdonado, ahora hazlo tú"
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” Efesios 4:32.
Necesitamos tanto el perdón para nuestras almas como alimento para nuestros cuerpos.
Como humanos somos sensibles a las ofensas ya sea en acción, omisión o palabras, nos sentimos tan afectados que lo creemos imperdonable. Pero por qué no pensamos en aquellas cosas con las que agraviamos a Dios. Lo deshonramos tanto que eso nos impide gozar de su amor.
Nuestra culpa, aun cuando procuramos rechazarla nos pesa y es la fuente de muchos sufrimientos e incluso enfermedades.
El mensaje esencial de las escrituras consiste en que Jesucristo pagó las deudas por nuestras ofensas.
Sin embargo cuando fallamos el perdón de Dios es evidente, nosotros también debemos perdonar a quienes nos han ofendido. Pero ¿Cómo responder a una ofensa? No podemos negar el hecho, ni aun reconciliarnos teniendo en poco el asunto sin tratarlo a fondo, es decir perdonar solo en palabras o ignorarlo.
¿Qué hacer? Con humildad y dispuesto a reconocer nuestras propias faltas, aunque acercarnos a quienes nos ofendieron no es una tarea fácil, Dios te dará el valor para perdonar y eso permitirá no solo tu curación y liberación sino también la de la otra persona.
Otorgar el perdón es imitar a Jesús y sobre todo recordar que nosotros mismos fuimos perdonados.
“Pues para esto fuisteis llamados; porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; quien cuando le maldecían, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente.” 1 Pedro 2:21-23.
Autor(a). Telma Céspedes.
¡A construir puentes!
Cuenta una historia que dos hermanos vivieron juntos y en armonía por muchos años pero un día comenzó un pequeño malentendido que fue creciendo. Si bien los hermanos vivían en granjas separadas, durante cuarenta años habían cultivado juntos, compartido maquinaria e intercambiado productos, eran unos grandes equipos juntos. Lamentablemente, esto se vio afectado cuando un buen día  el conflicto terminó  en una explosión de palabras seguidas de semanas de silencio.
Una mañana alguien llamó a la puerta del hermano mayor. Era un carpintero que estaba buscando trabajo. - Tengo un trabajo para usted, afirmó el hermano mayor. Al otro lado del arroyo, en aquella granja vive mi vecino, bueno, de hecho es mi hermano menor. La semana pasada había una hermosa pradera entre nosotros pero él desvió el cauce del arroyo para que quedara entre nuestras granjas. Él pudo haber hecho eso para enfurecerme, pero le voy a hacer algo mejor. ¿Ve aquella pila de desechos de madera junto al granero? Quiero que construya una cerca de dos metros de alto, no quiero verlo nunca más. Acto seguido, el hermano mayor ayudó al carpintero a reunir todos los materiales y se fue al pueblo a buscar provisiones.
Al volver el granjero quedó atónito.
No había ninguna cerca de dos metros; en su lugar  había un puente que unía las dos granjas a través del arroyo. Era una fina pieza de arte con todo y pasamanos. En ese momento, el hermano menor vino desde su granja y abrazando a su hermano le dijo:
- Eres una gran persona, construir este hermoso puente después de todo lo que he hecho y dicho. Mientras se reconciliaban  se dieron cuenta de que el carpintero estaba tomando sus herramientas y se marchaba.
- No, espera, dijo el hermano mayor, no puedes irte, tengo muchos proyectos para ti.
- Me gustaría quedarme, dijo el carpintero, pero tengo muchos puentes por construir. Muchas veces permitimos que los malos entendidos nos separen de la gente que amamos, permitimos que el orgullo sea quien domine nuestras acciones y algo que podía arreglarse rápidamente se transforma en años de enfrentamientos, y  separación.
Nosotros estamos llamados a ser agentes de paz, a amar a nuestro prójimo, a perdonar las ofensas, sin importar quién se equivocó.
Así como el carpintero hizo del puente una obra de arte con los desechos de madera que tenía, nosotros debemos hacer nuestro mejor esfuerzo por reconstruir los lazos que nos acercan a las personas que amamos. No basta con un intento, hay que hacer lo mejor que podamos con lo que tenemos a nuestro alcance.
Recuerda que el rencor hace más daño a la persona que lo siente que a aquella que pudo generar la situación que causó ese sentimiento. Perdona, no permitas que en tu corazón eche raíces la amargura.
“Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.” - Efesios 4:32.
“ Su Perdón”
La Biblia está llena de historias impresionantes  de amor, guerras,  alimento que llueve del cielo, el sol se detiene, multitudes alimentadas con  cinco panes y dos peces, ciegos que vuelven a ver, muertos que resucitan y muchas más.  Hay relatos de perseverancia, de amor, de compasión de rectitud, de coraje, de fe, de arrepentimiento, de perdón y salvación.
Todas las historias nos enseñan algo pero hoy vamos a recordar a  aquellos  hombres y mujeres que fallaron, se equivocaron, desobedecieron,  pecaron, o hasta se rindieron. Gente que, aun habiendo andado con el Maestro, no hizo lo que debía. 
Todas estas historias son perfectamente aplicables a nuestras vidas, en un momento u otro, unas más que otras posiblemente, pero todas tiene algo para cada uno de nosotros. Tal vez te has identificado con  Jonás tratando de huir del llamado de Dios o Sansón permitiendo que tus fuerzas  se vayan al involucrarte con cosas del mundo o quizás la parábola del Hijo pródigo sea la que más se aplique a tu vida y quién sabe, hasta podrías haber sido como Judas ó Pedro en algunas oportunidades. Sin duda alguna hay muchos relatos y personajes en los  que nos vemos reflejados.
Pero sin importar con quién te identificas o cuál es tu historia, lo más importante es el fin que le des a tu historia.
Muchos de los hombres y mujeres que fallaron se arrepintieron, pidieron perdón y retomaron el rumbo de sus vidas y cambiaron la historia de la humanidad. No están en la Biblia por casualidad, sino para enseñarnos que Dios tiene un plan con nuestras vidas y que sin importar qué hicimos Él quiere perdonarnos.
¿Te equivocaste? ¿Fallaste? Bueno, no esperes más para pedirle perdón a Dios y cumplir el propósito  que Él tiene para tu vida.
Recuerda que  Dios siempre está presto a perdonarnos y a darnos una nueva oportunidad. Si no fuera así, hace mucho que la humanidad habría desaparecido, el pecado habría terminado con nosotros. Si a Dios le interesara castigarnos y darnos la espalda, ¿qué sentido tendría la muerte de Jesús en la cruz? Él decidió dar su vida por nosotros  aún sabiendo de nuestras imperfecciones y de nuestros errores.  ¿Qué otra prueba de su inmenso amor?
“Señor, Señor, si tuvieras en cuenta la maldad, ¿quién podría mantenerse en pie?  Pero en ti encontramos perdón, para que te honremos”. Salmos 130:3-4
Autora: Ana María Frege Issa.
“Por poco me convences a ser Cristiano”
¿Convencido?
Hechos 26:27-28 ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? Yo sé que crees. Entonces Agripa dijo a Pablo: Por poco me persuades a ser cristiano.
Aquí está el apóstol Pablo, presentando su defensa ante el rey Agripa. Pablo explica que ha estado predicando debido a una visión celestial y su encuentro personal con Jesús camino a Damasco, Pablo resume en pocas palabras el mensaje que ha estado llevando; “... que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”.
Pablo sabe que el rey Agripa ha sido testigo de muchos de los acontecimientos e inclusive está convencido de que éste cree a los profetas. Sin embargo, las palabras del rey Agripa son desalentadoras. “Por poco me convences a ser Cristiano”. Nada de lo que el rey había visto, vivido o experimentado pareció ser suficiente para convencerle a seguir a Jesús, ni siquiera su encuentro con el más grande apóstol de toda la historia.
Muchas veces las cosas que hemos visto no son suficientes para convencernos a seguir a Jesús, quizá un familiar nos ha hablado, o vemos visto un milagro de Dios en sus dificultades. Muchos hemos sido testigos del cambio de Dios en la vida de alguna persona, pero en algunos casos ni siquiera eso es suficiente.
Quizá en tu caso ya conoces a Jesús y vas a la iglesia cada domingo, pero ¿podrías reconocer alguna área en donde aún no pareces convencido? Quizá en tu área familiar, o prácticas que debes abandonar, probablemente el pastor ha predicado acerca de tu participación en un ministerio pero aun no estás seguro, o en tu matrimonio pero aun no te convences. No sé cuál sea el área pero tú la conoces. No tomes la actitud del rey Agripa, no ignores a Dios hablando a tu vida por medio de una persona o la misma biblia.
El rey Agripa tenía una gran posición, poder y toda la estabilidad económica que un hombre pudiese desear. Seguramente tenía amigos diciéndole que no era necesario seguir a Jesús y que prestar oído a el loco de Pablo era perder el tiempo, pero al despreciar las enseñanzas, automáticamente renunció a su salvación, a su esperanza de vida, al perdón que sólo se obtiene a través de Jesús y por ende el mismo firmó su condena.
¿Qué cosas estás perdiendo tú? acaso ¿bendiciones, paz, descanso, promesas? No confíes en tu estabilidad económica, amigos, familiares o costumbres, no pierdas más tu tiempo, el mensaje es el mismo, “... que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento”. Escucha la voz de Dios y déjate convencer por su amor y propósitos para tu vida.
Dios desea personas con convicción, ¿estás convencido?
Autor(a). Dilean Canas.
LOS PECADORES NECESITAMOS PALABRAS SENCILLAS, PERO MUY CLARAS Y CONCRETAS DE NUESTRO ESTADO DELANTE DE DIOS.
DECORANDO EL EVANGELIO.
Cesar era el nombre de aquel taxista. Al iniciar nuestro recorrido con Cesar, pudimos notar que era un hombre religioso por las imágenes y escapularios que llevaba en su espejo retrovisor. Después de titubear un poco, (mucho en realidad) decidimos preguntarle si sabia como ir al cielo, si entendía que Jesús era el único camino para ir al cielo y aunque expresó creer en la biblia pero disgustar de los cultos y reuniones religiosas, pudimos enfocarnos en su vida eterna, le hablamos de buscar el perdón de Dios y finalmente le invitamos a hacer la oración para aceptar a Cristo como Salvador, ahí mismo en el taxi oramos y aceptó visitar una iglesia cerca a su casa.
Aunque suena fácil, en realidad mi esposo y yo pasamos algún tiempo intentando iniciar la conversación. Hemos estado orando a Dios que nos ayude en el área del evangelismo y sabemos que ese fue sólo el comienzo. La parte más difícil era descifrar como hacer del evangelio algo llamativo. En realidad por un momento pensamos en aquellos datos importantes que las personas deberían saber, o quizá el señalar las falsas enseñanzas que por años han recibido, definitivamente el enumerar las bendiciones de Dios sonaba muy convencedor pero meditando en la palabra veíamos como Pablo no se preocupaba por hacer el mensaje de salvación algo atractivo, el interés del gran apóstol consistía en llevar el mensaje verdadero.
Pablo no le pintó pajaritos en el aire a las personas, ni les prometió infinidad de privilegios y aun así fue uno de los hombres que mas aportó al crecimiento de la iglesia primitiva.
Cuando pensemos en llevar la palabra de Dios a otros para que conozcan a su salvador no nos esforcemos en buscar palabras ostentosas o mensajes llamativos, vamos a la simpleza y sencillez de la palabra, hablemos del arrepentimiento como lo hizo Pablo, guiemos a las personas a convertirse a Dios y a vivir una vida que le agrade y veremos el respaldo del Señor.
Es muy probable que hoy mismo una persona que conoces necesite la salvación de Dios, no lo dudes más, decídete a compartir el mensaje de Cristo con la sencillez y convicción que lo hicieron los apóstoles.
Autor(a). Dilean Cañas.
UN PERDÓN DE VERDAD Y NO FINGÍDO.
“Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial;mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas” (Mateo 6:14-15).
Un padre llegó a su casa un día, y encontró a sus dos pequeños hijos en medio de una gran pelea. Cuando la niña vio a su padre, supo que estaba en problemas. Así que de inmediato vertió unas lágrimas de cocodrilo, se abrazó al cuello de su papá y le dijo: “Papi, lo siento mucho. No debíamos haber estado peleando. Perdóname. Te amo mucho.” Ella estaba en los brazos de su padre, y él pensaba: “Ella en realidad tiene una buena actitud sobre esto.” Pero entonces, con el rabillo de su ojo, él vio que su hija le estaba mostrando la lengua a su pequeño hermano. El papá le dijo: “No puedes estar abrazándome y mostrándole la lengua a tu hermano, al mismo tiempo.” ¿Tiene usted esa clase de corazón? ¿Está usted jugando a amar a Dios, pero guarda resentimientos contra alguien? ¿Piensa que Dios recibirá su adoración? Amigo, es tiempo de hacer lo correcto. Su espíritu no perdonador le hará más daño a usted que a la persona a la cual usted no quiere perdonar.
Si hay alguien que ha pecado contra usted, perdone. Si hay alguien que tiene algo en contra suya, vaya a esa persona y reconcíliese. Y entonces, invierta tiempo en adoración.
LA REBELDÍA TRAE GRANDES Y DESASTROZAS CONSECUENCIAS.
“JAH, si mirares a los pecados, ¿Quién, oh Señor, podrá mantenerse? Pero en Ti hay perdón, para que seas reverenciado” (Salmos 130:3-4).
Sansón, el poderosos hombre del Antiguo Testamento aprendió tres cosas acerca del pecado que compartiremos con usted hoy.
1. Primero, el pecado le llevará más lejos de lo que quiere ir.
2. Segundó, el pecado lo mantendrá por más tiempo del que quiere quedarse 3.Y, Tercero, el pecado le costará mucho más de lo que quiere pagar.
 Nunca ha habido un fracasado tan grande como Sansón, pero en su remordimiento, él empezó a pensar en el gran Dios que le amaba. Y pensó en el hecho de que Dios siempre está dispuesto a perdonar. No importa cuán grande, ni cuán horrible sea el pecado, Dios es mayor.
¿Tiene usted algún pecado al que no quiere renunciar? ¿Quiere tener victoria? ¿Desea perdón? Pídale a Dios que perdone su espíritu de rebeldía. Pídale fortaleza para arrepentirse. Deje que su Santo Espíritu trabaje su convicción, y entonces busque su perdón. Usted puede reconciliarse con Dios hoy. Hágalo ahora mismo.
INCLINE SU ROSTRO DELANTE DE DIOS Y ACEPTE QUE USTED ES CULPABLE, NO SEA ORGULLOSO.
Santiago 4:10: “Humillaos delante del Señor y Él os exaltará.”
¿Alguna vez se ha preguntado qué es la humildad? La verdadera humildad no es pensar negativamente acerca de sí mismo. Es estar de acuerdo con lo que Dios dice acerca de usted. La gracia de Dios exalta a una persona sin envanecerla, y humilla a una persona sin rebajarla. Somos lo que somos por Cristo.
En esta vida, usted no estará sin pecado, más cuando se encargue de éste, usted se acercará a poder liberarse del pecado. Sin pecado no vivirá, pero sí sin culpa. Si usted confiesa su pecado y ora a Dios pidiendo perdón, vivirá libre de culpa.
¿Posee una Biblia con concordancia? Haga un estudio acerca del tema de la humildad. Comience con Filipenses 2:5-11.
EMPECEMOS UNA NUEVA VIDA EN CRISTO.
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas” (2 Corintios 5:17).
Durante el otoño, el pastor Rogers y su esposa disfrutaban mirar la caída de las hojas, puesto que tenían varios árboles en el patio trasero de su casa, pero hay algunos árboles que mantienen sus hojas hasta la primavera. Sus hojas se secan y se tornan cafés, pero no se desprenden de las ramas. Y en la primavera, estos árboles pierden esas hojas, cuando las nuevas hojas reclaman su lugar. Eso es exactamente lo que sucede con nuestros viejos hábitos y vida, cuando encontramos al Señor Jesús. La nueva vida empuja hacia fuera a la vida antigua. No es un asunto de ir arrancando hojas. La vida cristiana no se forja de esa manera. Nuestra vida nueva reemplaza nuestra vida vieja, cuando nacemos de nuevo.
¿Sabe usted que es imposible vivir la vida cristiana? Quiero decir, es imposible vivir la vida cristiana apartados del Espíritu Santo. Pídale a Dios que le muestre dónde usted está tratando de vivir la vida cristiana en su propia fortaleza. Ruegue Su perdón, y rinda su voluntad a Él, hoy.
RECUERDE QUE LA SANGRE PRECIOSA DE JESÚS FUE DERRAMADO POR TODOS NUESTROS PECADOS.
¿LA ACPTARÁ, O LA RECHASARÁ?
“Porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados” (Mateo 26:28).
En 1829, George Wilson fue encontrado culpable de asesinato, y condenado a la pena de muerte. Pero algunos amigos de Wilson solicitaron al entonces presidente Andrew Jackson que le perdonara. Jackson otorgó el perdón, y el documento fue entregado en la prisión a Wilson. Para sorpresa de todos, Wilson dijo: “Yo voy a ser colgado.” Nunca antes nadie había rechazado el perdón, por lo tanto las Cortes de justicia no sabían qué hacer. Las discusiones llegaron hasta la Corte Suprema, y el Juez John Marshall dictaminó lo siguiente: “El perdón es un pedazo de papel, el valor del cual depende de la aceptación por la persona implicada. Si él no acepta el perdón, entonces debe ser ejecutado.”
Amigo (a), Dios le ama y desea perdonarle, pero si usted le rechaza a Él y su perdón, entonces morirá y se irá al infierno. Entréguese por completo a Él, y reciba hoy mismo el regalo gratuito de Su perdón.
¿Se ha arrepentido usted de sus pecados y creído en la obra expiatoria de Cristo, al Él derramar su sangre en la cruz? El ser “bueno” no lo llevará al cielo, solamente Jesús lo hará.
HOY ES EL DÍA PARA ARREPENTIRNOS Y PEDIR PERDÓN A DIOS, MAÑANA NO.
“No te jactes del día de mañana; porque no sabes qué dará de sí el día” (Proverbios 27:1).
Leí una investigación realizada por el psicólogo William Morris, quien informa que el 94% de las 3.000 personas que entrevistó, estaban “soportando el día de hoy”, a fin de poder llegar “a mañana”. ¿Conoce usted a alguien así? Tal vez usted mismo es una de esas personas. Mañana saldrá de vacaciones. Mañana limpiará y arreglará la casa. Mañana comenzará una nueva dieta. Mañana va a poner al día su chequera. ¡Mañana, mañana, mañana! El único problema es que el mañana nunca llega, porque cuando llega, entonces es hoy. Y hoy es el mañana que le preocupó ayer. ¡Siempre es hoy!
¿Qué es lo que le tiene preocupado? Es tiempo de pedir perdón a Dios, y entregarle sus preocupaciones. Él está más que listo para manejarlas. La preocupación es el cubrir con las nubes de mañana, el brillante sol de hoy. ¡No lo haga!


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