miércoles, 11 de julio de 2018

UNA BUENA NOTICIA PARA EL SER HUMANO.


UNA BUENA NOTICIA PARA EL SER HUMANO.
«Usted no tiene ninguna enfermedad»
Por el Hermano Pablo.
Primero sintió una molesta comezón en casi todo el cuerpo. Pensó que era alergia o picaduras de insectos. Pero la comezón siguió, y se complicó con cansancio y dolores en los brazos y las piernas.
Comenzó entonces para Patricia Delaney una larga e intensa odisea. La vieron veinticinco especialistas en Estados Unidos y Europa. Todos le dijeron lo mismo: «Usted, señora, no tiene ninguna enfermedad.» Pero la realidad era que Patricia sufría del mal de Hodgkin, cáncer glandular. Felizmente, por fin diagnosticaron su mal, y comenzó la etapa de recuperación.
Pero lo que le pasó a esta mujer, consultora industrial, les ocurre a muchas personas. Tienen una debilidad general. A su condición la acompañan fuertes dolores de cabeza y un desgano que no les permite estar activos. Entonces consultan médicos, recorren una ciudad tras otra y van de hospital en hospital, pero todos aseguran lo mismo: «Usted no tiene ninguna enfermedad.»
Esto es triste, y ocurre con más frecuencia de lo que las autoridades médicas están dispuestas a admitir. Pero hay algo que entristece aún más. Es cuando un hombre o una mujer van de un remedio a otro, de un consejero a otro, buscando la paz. Lo consultan todo: el horóscopo, el vaticinio, la adivinación, el augurio. Hasta se van tras religiones extrañas  —el vudú, la hechicería, el satanismo—, todo para encontrar satisfacción en la vida. Y su búsqueda no produce más que desengaño.
¿Cuál es el mal universal que acosa al hombre? Es el pecado. Cuando el hombre infringe las leyes morales de Dios, acarrea consecuencias que él no entiende. No entiende por qué está triste. No entiende por qué no puede controlar sus apetitos. No entiende por qué sigue tras lo que lo destruye. Se está muriendo de temor, de confusión, de desesperación, y no comprende qué le está pasando.
Es que el ser humano necesita un Médico supremo, un Médico para la enfermedad universal, que es el pecado. Fuimos creados para funcionar de cierto modo, y cuando no seguimos las instrucciones, todo se vuelve confusión y desorden.
Jesucristo desea ser nuestro Salvador. Él es el Creador, y sabe cuál es nuestro mal y qué necesitamos para vivir en paz. Invitémoslo a que sea nuestro Salvador. Entreguémosle nuestra vida y sometámonos a su divina voluntad. Él nos ama intensamente y tiene la gracia y el poder para sanarnos de ese mal espiritual que nos agobia. Cristo quiere ser nuestro Salvador. Ya no busquemos más. Aceptemos su diagnóstico y la ayuda sobrenatural que nos ofrece.
BUENAS NOTICIAS TRAE DIOS PARA NOSOTROS, DIOS ES BUENO PARA CON LOS LIMPIOS DE CORAZÓN.
“Ciertamente es bueno Dios para con Israel, para con los limpios de corazón” (Salmos 73:1).
Saf, autor del Salmo 73, comienza hablando de la pureza del corazón de una persona, y la bondad de Dios. Luego dice: “En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos” (Salmo 73:2). El tenía la idea de que cuando estuviera bien con Dios, entonces no tendría más problemas. ¿Estaba él seguro de eso? Sí, porque dice: “Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, y lavado mis manos en inocencia; pues he sido azotado todo el día, y castigado todas las mañanas” (v.13-14).
Asaf dijo: “Estoy bien con Dios, y todavía tengo problemas.” Él tenía una expectativa falsa que la Biblia no necesariamente da. Los creyentes no tienen un tratamiento preferencial. La presencia de Dios es suficiente aún en medio de nuestros problemas.
¿Es esta creencia falsa algo bajo lo cual usted ha estado viviendo? Entonces, es tiempo de creer la verdad de Dios. Por favor, lea 1 Pedro 4:12-16. 4:12 Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese,
4:13 sino gozaos por cuanto sois participantes de los padecimientos de Cristo, para que también en la revelación de su gloria os gocéis con gran alegría.
4:14 Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. Ciertamente, de parte de ellos, él es blasfemado, pero por vosotros es glorificado.
4:15 Así que, ninguno de vosotros padezcan como homicida, o ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno;
4:16 Pero si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello.
UN DIA DE EXAMEN. HÁGA EL SUYO Y REVISE SU CORAZÓN.
Arreglando mi jardín pude ver que hay plantas que extienden sus raíces (gruesas y duras) por todo el terreno, algunas dan frutos agrios y casi no producen sombra, y otras que dan frutos tiernos, pequeños, dulces y bonitos.
Cuando quise quitar la planta de raíces grandes me di cuenta que sería mucho trabajo y la deje, no obstante observe como crecía: ocupaba mucho espacio, consumía mucha agua y además ahogaba y secaba a otras plantas más pequeñas, impidiendo así que lleguen a dar fruto.
La Biblia dice: “por su fruto los conoceréis”
Tengamos cuidado de no ser así con aquellos hermanos que comienzan a dar frutos y que por envidia pisoteamos sus sueños, cuidado con las palabras que usemos, porque muchas veces lo que estaremos haciendo es hablar por nuestras propias raíces de envidias, celos o amarguras.
Otra pregunta vino a mi mente ¿tendremos raíces que por ser trabajosas no la sacamos y luego vemos que “ahogan” los frutos que podemos dar?
Dice Pablo “examinaos a vosotros mismos”
Que el cansancio no nos quite el gozo de dar frutos y que las opiniones de otros o críticas, no nos quiten el gozo de trabajar para el Señor. Podemos decir como David “límpiame con hisopo y quedaré limpio.
Señor, si hay algo en mi que no está bien, ayúdame a extirparlo, sácalo de mi para que pueda servirte y cuando lo haga, no llenarme de egoísmo, envidia y celos.
Penetra en mi corazón, saca lo que hay de malo, lo que no sirve para tu reino, y dame un nuevo corazón, pues quiero agradarte. Amén.

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