JESUCRISTO
ES EL GRAN SUMO SACERDOTE SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.
CONSUMADO
ES. TODA LA OBRA HA SIDO TERMINADA.
“Cuando
Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la
cabeza, entregó el espíritu” (Juan 19:30).
En el
Antiguo Testamento, el sacerdote entraba en el templo para ministrar, quemar
incienso y ofrecer oraciones y sacrificios. Pero había una pieza del mobiliario
que no estaba en el lugar Santísimo, y esa era la silla en la cual el sacerdote
se sentaba. ¿Por qué? Porque su trabajo nunca se terminaba. No obstante, cuando
Jesús inclinó su cabeza en la cruz y exclamó: “Consumado es”, terminó su labor
de redención y se sentó a la diestra de Dios Padre. Las primeras palabras
registradas del joven Jesús fueron: “¿No sabías que en los negocios de mi Padre
me es necesario estar?” (Lucas 2:49). Y sus últimas palabras en la cruz fueron:
“Consumado es” (Juan 19:30). Él se quedó hasta terminar el trabajo encomendado
por su Padre. Nada de lo que usted haga puede añadir nada a su trabajo
cumplido. “Consumado es.” ¡Aleluya!
Adore a Dios
cantando el himno “En el Monte Calvario”, letra de George Bennard.
NOSOTROS
SOMOS UN SACRIFICIO VIVO PARA DIOS.
“Así que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional” - (Romanos 12:1).
En el
Antiguo Testamento, el sacerdote ofrecía un animal, en sacrificio a Dios. ¿Qué
es lo que los creyentes ofrecen hoy?
1. Romanos
12:1 nos dice que debemos ofrecer “nuestros cuerpos como sacrificios vivos”. Y
en la misma forma como en los altares antiguos había dos ganchos para evitar
que el sacrificio se resbalara del altar, nosotros tenemos dos ganchos que
mantienen nuestros cuerpos ahí: disciplina y devoción.
2. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes
quemaban incienso como una ofrenda fragante al Señor. ¿Qué es lo que hacemos
nosotros hoy? Hebreos 13:15 dice que “debemos continuamente ofrecer sacrificio
de alabanza”.
3. Nuestro
incienso de alabanza debe salir de nuestro cuerpo, porque somos templos del
Espíritu Santo. Primera Corintios 3:16: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y
que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
DISCIPLINA Y
DEVOCIÓN COMO SACRIFICIO VIVO.
¿Está usted
practicando la disciplina y devoción en forma íntima, como un sacrificio vivo
para la gloria de Dios? Póngase usted mismo en el altar de Dios hoy, como
sacrificio vivo. Pídale a Dios que le dé la fortaleza para ser 100%
disciplinado, y devoto a su causa y para su gloria.
JESUCRISTO
NOS LAVA Y NOS LIMPIA CON SU PRECIOSA SANGRE.
“Lávame más
y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado” (Salmos 51:2).
CINCO PASOS
IMPORTANTES.
1. Antes de
que el sacerdote pudiera entrar en el lugar Santísimo, tenía que detenerse en
el lavabo y lavarse las manos y los pies. Él ya se había bañado desde la cabeza
hasta los pies, pero el piso del tabernáculo era de tierra. Tampoco había
utensilios, así que sus manos estaban sucias.
2. Esta
preparación final antes de entrar en la presencia de Dios, era el despojarse de
la contaminación del mundo, lavándose las manos y los pies. Cuando estamos en
contacto con el mundo, estamos contaminados.
3. No
necesitamos bañarnos completamente. Ya somos salvos. Pero cada día debemos
pedir a Dios que mire nuestros corazones y nos limpie de nuestros pecados.
4. ¿No sería
maravilloso si cada uno de nosotros viniera a la presencia del Señor con la
seriedad con que lo hacían los sacerdotes en el Antiguo Testamento?
¡Deberíamos!
5. ¿Se ha acercado usted al lavabo esta
mañana? Si no lo ha hecho, arrodíllese delante de Dios ahora mismo, y haga del
Salmo 139:23 y 24 su oración. Dios está esperando para perdonarle: “Examíname,
oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay
en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno.”
JESUCRISTO
ES EL GRAN SUMO SACERDOTE SEGÚN EL ORDEN DE MELQUISEDEC.
“La cual
tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del
velo, donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho Sumo Sacerdote para
siempre según el orden de Melquisedec” (Hebreos 6:19-20).
LAS TRES
PARTES DEL TEMPLO.
El templo
del Antiguo Testamento tenía tres partes:
1. El Atrio
Exterior.
2. El Atrio
de Adentro.
3. Y El
Atrio Interno.
Este Patio
más íntimo era llamado “El Lugar Santísimo”, y únicamente los sacerdotes podían
entrar allí. Una vez al año, el Sumo Sacerdote entraba en el lugar Santísimo
para hacer expiación por el pueblo. Levantaba una esquina del pesado velo que
separaba el lugar Santísimo, y entraba para rociar con sangre el Propiciatorio.
Si alguien entraba a ese lugar sin la sangre, moría súbitamente.
Cuando el Velo del Templo se rompió al morir
Jesús, se rasgó de arriba hacia abajo, para que nadie pensara que alguna
persona lo hizo. Dios lo hizo. Con su muerte, Jesús estaba diciendo que ya no
eran necesarios más sacrificios de animales. Ahora, cada creyente puede entrar
en El Lugar Santísimo.
¿Ha estado
usted hoy allí? Es tiempo de entrar y alabar a Dios por haber enviado a su Hijo
para que sea la expiación de sus pecados.
Es tiempo de arrodillarse delante de Su
propiciatorio y agradecerle por Su gracia para con usted, que le ha salvado de
la eterna separación de la presencia de Dios.
LA GRAN
NOTICIA, LA MEJOR, ES QUE USTED ES BENDECIDO POR DIOS Y QUE AHORA NO DEBE TENER
NINGÚN TEMOR.
“Bendito sea
el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición
espiritual en los lugares celestiales en Cristo” (Efesios 1:3).
¿Sabía que
el temor puede hacer que usted olvide cosas? No hablamos de olvidar un número
telefónico o el nombre de una persona, aunque eso puede suceder también. Más
bien nos referimos al temor que causa que usted se olvide de las bendiciones,
del ungimiento, del poder de Dios, y de todas las posesiones que usted tiene
porque ya es salvo.
Le sucedió a
Timoteo, quien fue poderosamente dotado por Dios para el ministerio que Él
mismo le había dado, y sin embargo, en medio del temor, se olvidó de esto, y
Pablo tuvo que recordárselo (vea 2 Timoteo 1:6-9).
1:6 Por lo
cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la
imposición de mis manos.
1:7 Porque
no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio
propio.
1:8 Por
tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso
suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de
Dios,
1:9 quien
nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino
según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de
los tiempos de los siglos,
Timoteo
había apartado sus ojos de Dios, y se enfocó en el temor tanto, que no podía
ver nada más.
FUERA EL
TEMOR, EN EL AMOR NO HAY TEMOR, PORQUE DIOS HECHA FUERA EL TEMOR.PORQUE DIOS ES
AMOR.
Permítanos
decirle algo:
1. Usted ha sido tremendamente bendecido.
2. Pero si
usted tiene su mente turbada por el temor, entonces no podrá ver sus
bendiciones en Cristo.
3. El temor
expulsará cada rayo de luz de su alma, diluirá el azul de su cielo, y sacará el
gozo de su vida.
4. Es tiempo de despertar y contar sus
bendiciones. Pablo nos dice que los creyentes son bendecidos con toda bendición
espiritual.
5. Amigo
(a), es tiempo de reclamar lo que ya tiene en Cristo.
Invierta unos minutos repasando el alfabeto y
agradeciendo a Dios por algo que comience con cada letra. Por ejemplo: el Amor
de Dios; la Belleza del Creador; el Consuelo del Espíritu Santo; la Dádiva de
su gracia, etc.
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