ES TIEMPO DE
CORRER LA CARRERA Y HACERLO EN FORMA LEGÍTIMA.
¡Ay de mí
ahora! Y ¡Ay de ti también!
LA HISTORIA
DEL PROFETA BARUC Y DEL APÓSTOL PABLO.
Baruc vivió
hace más o menos 25 siglos. Era escriba, dicho de otro modo era secretario de
importantes personajes.
Baruc era un
fiel creyente. Por esta razón estaba apegado a Jeremías, el gran profeta en
Jerusalén y le servía.
Pero la
época era sombría; Jeremías anunciaba que Jerusalén iba a ser destruida por sus
enemigos. El pueblo rehusaba creerle y no soportaba a causa de sus mensajes
amenazadores. También perseguía a Baruc, pues este los escribía y los leía
públicamente.
Entonces
Baruc empezó a quejarse de su suerte diciendo: ¡Ay de mí ahora! por que ha
añadido el Señor tristeza a mi dolor; fatigado estoy de gemir, y no he hallado
descanso” Jeremías 45:3. Por cierto supongo que él hubiera preferido escribir
mensajes de victoria y de paz.
En su amor
Dios contesto a su siervo desanimado: “Ves Baruc, esta ciudad va a ser
destruida, entonces no busques grandezas para ti; te daré tu vida por botín en
todos los lugares a donde fueres” ver.5.
Tal vez
estas insatisfecho con lo que tienes? No te lamentes por la posición que en
este momento ocupas, ahuyenta este estado de espíritu, deja de suponer que el
Señor es injusto contigo. El está a tu lado en todo y tiene maravillas
preparadas para ti ahora. No te sientas incomprendido o perseguido pues verá
por ti. Como lo hizo con Baruc te dio el regalo de la vida porque sabe que
puedes con ella.
Cuando Jesús
era incomprendido, rechazado, sabia alabar al Padre por todas sus decisiones.
¡Solo imítalo¡
Pablo vivió
hace unos 20 siglos y escribió:
“Pero de
ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que
acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar
testimonio del evangelio de la gracia de Dios.” - Hechos 20:24.
“¿No sabéis
que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se
lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis” (1 Corintios 9:24).
El pastor
Rogers corrió su carrera. Asimismo Dios le ha dado a usted una carrera para
correr. Cada persona corre su propia carrera. No estamos compitiendo unos
contra otros para alcanzar la corona del vencedor. Estamos juntos en un
peregrinaje. No tratamos de ir delante del otro. ¡Y estas son buenas noticias!
Dios tiene un plan para su vida con particulares límites de velocidad, desvíos,
y vallas que cruzar. Y usted tiene que permanecer en esta carrera hasta que la
termine. Pero no está solo. Aunque no estamos en la misma carrera, estamos en
mismo viaje juntos, para animarnos
mutuamente para ganar. ¡Y deseamos que usted gane la corona de la victoria hoy¡
¡Corra, mi amigo (a), corra!
Pídale a
Dios que cubra sus pies con la preparación que proviene del evangelio de la paz
(ver Efesios 6:15), para que pueda correr la carrera con confianza. Ruéguele a
Dios que dirija sus pasos para ir a lugares en donde pueda declarar el plan de
salvación de Dios (vea Romanos 10:14-17).). 10:14 ¿Cómo, pues, invocarán a aquel
en el cual no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y
cómo oirán sin haber quien les predique?
Y agradezca a Dios por la corona que le
espera al final de la carrera, debido a Su poder en su vida.
10:15 ¿Y
cómo predicarán si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son
los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
10:17 Así
que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.
Y agradezca a Dios por la corona que le espera
al final de la carrera, debido a Su poder en su vida.
“Prosigo a
la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses
3:14).
Los atletas
corredores se entrenan enfocados en una sola cosa: la meta final. Tienen un
deseo, y no van a dejar que lo que sucede en las tribunas o graderíos, o
quienes están detrás de ellos, los distraigan. Pablo tenía el mismo sentir. Él
también creía que usted no puede ganar una carrera mirando sobre sus hombros
hacia la izquierda o hacia la derecha. Usted
no puede ver lo que está adelante, si es que tiene las luces de su carro
en el parachoques trasero. Pablo se olvidó de su gloria pasada, de sus errores
pasados, de sus sinsabores del pasado. Pablo se rehusó a dejar que su pasado le
impidiera alcanzar la meta. ¿Qué es lo que usted está haciendo en su carrera
por alcanzar el premio de un caminar más íntimo con Dios?
Quedan sólo
unos pocos meses más en este año. Tome algunos minutos en los siguientes días
para analizar cómo usted está corriendo la carrera este año. ¿Qué cambios
quisiera usted hacer el próximo año, para desarrollar mejor su carrera?
CORRER,
TRABAJAR, LUCHAR, DESGASTARNOS Y HASTA DAR NUESTRAS VIDAS POR EL EVANGELIO.
Juan 12:24:
“De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y
muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.”
Usted puede
ver el tamaño de un creyente por lo que lo detiene. Hebreos 12:1 enseña que
nosotros debemos correr “con paciencia la carrera que tenemos por delante”. Y
esta palabra “paciencia” no se usa en el sentido que actualmente nosotros la
usamos. Ésta significa literalmente ‘perseverancia’. Todos sabemos que un
corredor va ganar o perder la carrera primordialmente por su perseverancia.
Usted no puede detenerse. Cuando siente dolor, no puede parar. Cuando siente
que sus pulmones arden, no puede parar. Cuando sus pies los sienten como plomo,
no puede parar. Cuando su costado le duele, ¡usted no puede detenerse! ¡Usted
nunca será un atleta espiritual si es un desertor! Ningún dolor. Ninguna
ganancia.
¡Dele
gracias a Dios por su poder que le equipa para poder correr la carrera y ganar
la corona del vencedor!
SE TRATA DE
SUPER HUMANOS, NO EN NUESTRAS FUERZAS, SINO EN LAS DE DIOS.
"Pero
de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal
que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios” (Hechos 20:24).
¿Alguna vez
ha visto una competencia de triatlón? Un programa televisivo presentó una que
involucraba 2.4 millas de natación, 112 millas de ciclismo y 26.2 millas
corriendo. Una joven mujer lideraba el grupo, pero de pronto, sólo a unos pocos
metros de la línea de llegada, ella se cayó. Sus piernas parecían fideos. Esta
atleta trató de ponerse de pie y caminar, pero cayó otra vez. Ella terminó la
carrera en agonía; literalmente se arrastró hasta la línea de llegada, pero no
llegó en primer lugar. Si estos hombres y mujeres se entregan a esta agotadora
y dura prueba atlética para ganar una corona corruptible, Dios no quiere que
nosotros seamos menos que los fuertes y espirituales atletas que Dios nos llamó
a ser. Estamos hablando de muerte y vida, cielo e infierno, y la gloria de
Dios.
¿Cómo le va
en la carrera? ¿Es usted lo suficientemente fiel para correr, aunque las cosas
se pongan difíciles? ¿Se unirá a Pablo diciendo Filipenses 3:13-14? 3:13 Hermanos, yo mismo no pretendo
haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda
atrás, y extendiéndome a lo que está delante,
3:14 prosigo
a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.
Pida a Dios que le haga fuerte y fiel hasta el
fin.
AL FINAL
PODEMOS DECIR COMO LO DIJO JESUCRISTO Y COMO LO DIJO EL APÓSTOL PABLO.
Segunda
Timoteo 4:7: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado
la fe.”
¿Cuál es la
carrera que Dios ha puesto ante usted? Dele gracias a Dios por el poder que le
da para terminar la trayectoria.
LA CARRERA
SE PUEDE GANAR, SÓLO SI SU MIRADA ESTÁ PUESTA EN JESÚS.
“Puestos los
ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto
delante de Él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la
diestra del trono de Dios” (Hebreos 12:2).
¿Qué significa que Jesús es el “autor
y consumador” de nuestra fe?
1. La
palabra griega para autor es “archegos”, y quiere decir que Él es el Capitán,
el Líder, el Príncipe de nuestra fe.
2. La
palabra griega para consumador es “teleiotes”, y significa que Él es quien
“completa” nuestra fe.
3. Jesús
pagó el precio, para que usted pudiera ser salvo.
¿Quiere saber cómo correr la carrera? Jesús es
su ejemplo.
4. Fije sus ojos en Él. Él es el Salvador que
no sólo le enseña cómo correr la carrera, sino que entra en usted por medio del
Espíritu Santo, y corre la carrera a través de usted.
5. ¡Alabado
sea Dios, porque nunca estamos solos!
Adore a Dios
en oración y alabanza porque no sólo es el autor de su fe al otorgársela como
un regalo no merecido, sino que también es el consumador de su fe al asegurar
su salvación en la sangre expiatoria de su Hijo.
ÉL EMPEZÓ EN
USTED UNA OBRA Y LA TERMINARÁ, ESTÉ SEGURO.
“Estando
persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la
perfeccionará hasta el día de Jesucristo” (Filipenses 1:6).
No hay comentarios:
Publicar un comentario