EN GRAN
MANERA ME GOZARÉ EN JEHOVÁ.
“En gran
manera me gozaré en Jehová, mi alma se alegrará en mi Dios; porque me vistió
con vestiduras de salvación, me rodeó de manto de justicia, como a novio me
atavió, y como a novia adornada con sus joyas” (Isaías 61:10).
Algunos que están
leyendo esta meditación, se van a quedar boquiabiertos, cuando tengan que
comparecer ante el Rey del cielo. Y aunque son miembros de alguna iglesia, no
son salvos, ellos se visten con los trapos de su auto-justificación, en vez de
ponerse las vestiduras nupciales de Su justicia.
En 1834, el
compositor Edgard Mote, escribió, en uno de sus himnos: “Oh, que entonces en Él
pueda yo ser encontrado, vestido sólo con Su justicia, y sin mancha estar
delante de Su trono.” Será muy trágico, por cierto, para aquellos que actúan en
cada forma religiosa posible, el que piensen que pueden venir a la boda del
Cordero, sin Su justicia. No tratamos de que usted dude de su salvación, pero
queremos preguntarle: ¿Es usted salvo? ¿Cómo lo sabe?
Si usted
está confiando, para su salvación, en cualquier otra cosa que no sea la sangre
de Jesucristo, entonces, necesita arrepentirse y creer en el Señor Jesucristo.
Ya es tiempo de que le corone como Señor de su vida.
Pedro nos
anima a continuar añadiendo (2 Pedro 1:5) y a seguir creciendo (2 Pedro 3:18) .
La falta de crecimiento nos lleva a estancarnos, y nos conduce a los frutos de
la carne y lo peor a la inmadurez e ignorancia. Honramos al Señor cuando
crecemos a su semejanza. Cuando valoramos la Palabra de Dios, nos alimentamos
de ella, la manejamos con cuidado y obedecemos lo que dice, y así estamos
ofreciéndole al Señor Jesús la reverencia que ciertamente merece.
NO PODEMOS
DESPERDICIAR LA PALABRA DE DIOS.
La Palabra
entre nosotros...cómo vamos desperdiciarla.
“Pues tus
testimonios son mis delicias y mis consejeros”. Salmo 119:24
La Palabra
de Dios nos llega de muchas maneras. Las predicaciones bíblicas, la lectura,
las canciones, los grupos de estudio y los artículos devocionales nos presentan
las verdades del Señor contenidas en las Escrituras. Sin embargo, no podemos
pasar por alto la lectura y el estudio personal.
Hace poco,
mi corazón se conmovió con un estudio minucioso, párrafo por párrafo de
Deuteronomio en paralelo con el Sermón del monte, en Mateo 5–7, ambos pasajes
contienen códigos de fe, como los Diez Mandamientos (Deuteronomio 5:6-21) y las
Bienaventuranzas (Mateo 5:3-12). Deuteronomio nos muestra el antiguo pacto: la
ley que Dios quería que siguiera su pueblo. En Mateo, Jesús nos muestra cómo
vino Él a cumplir esa ley y establecer los principios del nuevo pacto, el cual
nos libera del peso de la ley.
El Espíritu
Santo viene con la Palabra de Dios para enseñarnos, darnos poder, instruirnos,
convencernos y purificarnos. El resultado es entendimiento, arrepentimiento,
renovación y crecimiento en Cristo. El teólogo Philip Jacob Spener escribió:
«Cuanto más a gusto estemos con la Palabra de Dios, tendremos más fe y más de
sus frutos». Oremos con el salmista: «Abre mis ojos, y miraré las maravillas de
tu ley» (Salmo 119:18), para que podamos poner estas cosas en práctica en nuestra
vida.
Cuando la
Palabra de Dios está en nuestro interior, fluye en nosotros la vida de Dios.
Autor: Escritores de Nuestro Pan Diario.
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