jueves, 19 de julio de 2018

¿QUÉ RESULTADOS OBTENEMOS AL HACER EL BIEN A OTROS?


¿QUÉ RESULTADOS OBTENEMOS AL HACER EL BIEN A OTROS?
Estas historias nos  dirán muchas cosas.
«Cuando menos se piensa»
Por Carlos Rey.
1. (Víspera de la Independencia de Colombia)
Sucedió en el suroeste de Colombia durante la campaña de Independencia que fue el último fulgor de la llamada «Patria Boba». El sargento Perdomo había abandonado las filas patriotas para pasarse a las realistas, pero quiso la suerte que al poco tiempo cayera prisionero de sus anteriores compañeros de armas. El comandante patriota no tardó en ordenar que lo pusieran en capilla para ser fusilado. El soldado Espinosa, que tenía sólo dieciocho años, estaba sentado fuera de la puerta del calabozo haciéndole la guardia al desertor cuando se le presentó una hermosa joven con el cabello alborotado y las manos juntas en señal de súplica. Estaba llorando a mares, pero su llanto, en lugar de opacar la belleza de su rostro, le daba un singular atractivo. Era una hija del condenado, y venía a rogarle al joven soldado que le diera permiso de unas cuantas horas a su padre para ir a ver a su madre que se encontraba en un pueblo a orillas del río Patía. La desconsolada esposa estaba enferma de gravedad, y deseaba hablar por última vez con su marido para saber cuál era su voluntad en varios asuntos de importancia.
Conmovido tanto por las lágrimas como por la insistencia y la sinceridad con que hablaba la bella joven, Espinosa vaciló y finalmente aceptó la extraña proposición. Con temor y temblor abrió la puerta del calabozo, pero no sin antes exigirles a los dos que prometieran no hacerlo quedar mal ante sus superiores.
Fue un gran alivio el que sintió aquel guardia cuando el sargento regresó obediente a las pocas horas de haber salido. Y esta vez quiso la suerte que esa misma noche los realistas contraatacaran y los patriotas se retiraran, ¡de modo que Perdomo quedó libre!
Pasado un año, Espinosa fue a parar en la cárcel de Popayán. Allí le tocó el turno a él, pues los realistas lo pusieron en capilla. Pero de pronto oyó que alguien descorría los cerrojos y preguntaba por el alférez Espinosa. ¡Era nada más y nada menos que Perdomo! Si bien es cierto que no pudo conseguir que Sámano, el gobernador, pusiera en libertad a Espinosa, de todos modos se cree que su intervención contribuyó a que, a última hora, no fuera fusilado.
Con razón que en sus memorias don José María Espinosa, el abanderado de Antonio Nariño y conocido retratista de Bolívar, el Libertador, concluyera: «Tengo por experiencia que el bien que se hace con buena voluntad, tarde o temprano es recompensado por un camino o por otro, y cuando menos se piensa.»1.
Con estas palabras Espinosa dio fe de un principio bíblico que nos dejó San Pablo, y que con frecuencia se ha repetido en los miles de Mensajes a la Conciencia que se han escrito y transmitido hasta la fecha: «Cada uno cosecha lo que siembra.»2. Lo que no se ha citado tanto, que aquí nos viene como anillo al dedo, son las palabras con las que el apóstol Pablo concluye ese pasaje: «No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos...»3.
1         Eduardo Lemaitre, Historias detrás de la historia de Colombia (Santa Fe de Bogotá: Planeta Colombiana Editorial, 1994), pp. 8788.
2         Gá 6:7. No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
3         Gá 6:9,10. 6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
6:10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.
RECONCILIARNOS ENTRE LOS HERMANOS, ES HACER EL BIEN.
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía!” (Salmos133:1).
¿Sabe lo que quiere Dios para usted hoy? Reconciliación. Eso es mucho más importante que cantar en el coro, o predicar un sermón, o servir en la guardería, o aún ofrendar. Cuando aprendemos esto, Dios traerá gran avivamiento a nuestras iglesias. El avivamiento siempre comienza cuando la gente confiesa sus faltas, unos a otros, oran los unos por los otros, y se perdonan mutuamente. Avivamiento no es hacer temblar el edificio por la mucha emoción. Es, más bien, “hacer que se derrumben los muros”. No es solamente el decir: “Voy a hacer las paces con Dios.” Es más bien decir: “Voy a hacer las paces con mis hermanos y hermanas.” Cuando estemos reconciliados, el avivamiento vendrá, seguido de regocijo. Pero no cualquier clase de regocijo: habrá el gozo del Espíritu Santo cuando usted sepa que no hay ningún estorbo entre su alma y su Salvador, y ningún problema entre su alma y un hermano o hermana. ¡Gozo indescriptible!
Lea Mateo 5:23-26. ¿Ha tenido alguna divergencia con alguien de su familia?
5:23 Por tanto, si traes tu ofrenda al altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti,
5:24 deja allí tu ofrenda delante del altar, y anda, reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.
5:25 Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estás con él en el camino, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas echado en la cárcel.
5:26 De cierto te digo que no saldrás de allí, hasta que pagues el último cuadrante.
¿Está usted separado o separada de su cónyuge? ¿Están rotos los lazos de amistad con alguien? Reconcíliese ahora mismo.
SER GENEROSO, TRAE SUS RECOMPENSAS.
2. "CINCO GRANOS DE ARROZ"
Hay una historia que cuenta que una vez un limosnero estaba sentado al borde del camino cuando vio a lo lejos venir al rey con su corona, su capa y sus seguidores.
En eso pensó que debía aprovechar la oportunidad para pedirle algo ya que los reyes son generosos y seguramente algo le daría, por lo menos lo necesario para pasar ese día. Así que cuando el rey pasó cerca, el mendigo dijo: "Su majestad, ¿Podría, por favor regalarme una moneda?" Aunque él creía firmemente que el rey le daría más que de lo que le pedía. Con gran sorpresa, el rey lo miró y le dijo: "¿Por qué no me das algo tú? ¿Acaso no soy yo tu rey?"
El mendigo no sabía que responder a la pregunta y dijo: Pero su majestad, ¡yo no tengo nada, soy pobre!".
El rey respondió: "Algo debes de tener. ¡Busca!".
En su asombro, el mendigo buscó entre las cosas de su pobre morral, y se dio cuenta que solo tenía 5 granos de arroz para comer ese día. Pero se los dio complacido al rey, imaginándose que sus familiares nunca le creerían cuando les dijera que él había socorrido nada menos que al rey. Complacido el rey dijo: "¡¿Ves como sí tenías?!" Y le dio 5 monedas de oro, una por cada grano de arroz. El mendigo dijo entonces: "Su majestad, creo que acá tengo otras cosas", pero el rey le respondió: "Solamente de lo que me has dado de corazón, te puedo yo dar".
Muchas veces nosotros, al igual que el mendigo, le damos a Dios lo estrictamente necesario, y creemos que con eso le estamos haciendo un favor y esperamos a cambio una gran retribución de su parte. No importa qué es lo que Dios te está pidiendo, puede ser tiempo, tu trabajo, tu familia, tus sueños o cualquier otra posesión que tengas. Si Él te pide algo es porque tiene un plan mejor que el tuyo. No le des cinco granos de arroz, entrégale confiadamente, de corazón, aquello a lo que te estás aferrando, pero por sobre todo, dale tu vida, que todos tus pensamientos, tus acciones, sean para agradarle, para servirle.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional”  - Romanos 12:1.
Autora. Ana María Frege I.
Coordinadora Call Center.
EL LABRADOR ESPERA LA COSECHA.
Santiago 5:7: “Mirad cómo el labrador espera el precioso fruto de la tierra, aguardando con paciencia hasta que reciba la lluvia temprana y la tardía.”
En ocasiones las cosas que son más importantes son las que se tardan más en llegar a nosotros. Algunos gigantescos árboles de secoya en California alcanzan 300 pies o 91 metros de altura: ¡esa es la altura aproximada de un edificio de 30 pisos! Y cada uno de éstos comenzó de una diminuta semilla que creció y maduró desde antes de los tiempos de Cristo. ¡Eso es muchísimo tiempo! Usted se podría estar diciendo que va a servir a Dios, y comienza a hacer algo. Sin embargo, cuando no ve fruto inmediato se desanima. No trate de apresurar la cosecha. En su tiempo, cosechará lo que sembró.
¿Ha compartido a Cristo con gente a su alrededor y no lo han aceptado como su salvador aún? Por favor lea Isaías 55:11. Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
 Y Romanos 10:13. porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
 Y reciba ánimo del Señor.
EL TRABAJO PUEDE QUE NO SEA FÁCIL.
Salmos 126:6: “Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla; mas volverá a venir con REGOCIJO, trayendo sus gavillas.”
¿Sabe lo que hace en la mañana cuando tiene un tiempo a solas con el Señor? Está desyerbando su jardín. Está limpiando de malezas el jardín de su mente para que la BUENA SEMILLA de la Palabra de Dios pueda multiplicarse. Ahora, el próximo paso es plantar la semilla y cultivar la cosecha de Dios. Y cuando vaya a ganar almas, riegue los cultivos con sus lágrimas. Lea en Juan 17 cómo el corazón del Señor se quebrantó por las personas que Él anhelaba abrazar y amar. Aprenda este tipo de compasión en el jardín que Dios le ha dado a cultivar para su Reino.
Pídale a Dios que le ponga en sus campos de servicio. Ruéguele que le haga firme, pero compasivo y sabio para compartir sus Buenas Nuevas.
DAR CON EL CORAZÓN, ES LO MEJOR.
Lucas 6:38: “DAD, y se os DARÁ; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo [...].”
Cuando Dios creó las hierbas de los campos, Él dijo: “Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que dé semilla según su naturaleza” (Génesis 1:12). Lo que SEMBREMOS, eso mismo vamos a COSECHAR. Si sembramos algo carnal, entonces cosecharemos lo que plantamos. En cambio, si sembramos lo espiritual, tendremos éxito en cosechar lo bueno. Incluso, usted no puede dar ni siquiera un vaso de agua fría en el nombre del Señor y perder su recompensa. Toda SEMILLA PLANTADA en el nombre de Cristo va a GERMINAR. Lo que desee para sí, siémbrelo, coséchelo, “DAD, y se os DARÁ; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo”.
¿Le gustaría tener mejores amistades? Entonces comience a sembrar semillas de motivación y buenas obras.
JESUCRISTO ES NUESTRO MODELO EN DAR.
“Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” (Juan 9:4).
 Robert Moffett, un gran misionero estadista, dijo: “Tendremos toda la eternidad para celebrar nuestras victorias, pero sólo una corta hora antes de la puesta del sol para ganarlas.” El sol de la vida poco a poco se desvanece. Sólo hay un número limitado de días en los que podemos compartir con otros acerca de Jesucristo. ¿Va usted a invertir sus días en las cosas del mundo, o acumular tesoros en el cielo? ¿Cuándo va usted a comenzar a sembrar la semilla de salvación? ¿O va a plantar felicidad sólo en esta vida? ¿Cuándo va a hacer algo realmente hermoso por su cónyuge? ¿O cuándo va a escribirle a sus padres? ¿Cuándo? ¿Cuándo?
Prométase, ahora mismo, que “no dejará para mañana aquello que debe hacer hoy”.
DAR, AUNQUE SE RECIBA POCO.
“Aunque la higuera no florezca, ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto del olivo, y los labrados no den mantenimiento, y las ovejas sean quitadas de la majada, y no haya vacas en los corrales; con todo, yo me alegraré en Jehová, y me gozaré en el Dios de mi salvación” (Habacuc 3:17-18).
Frecuentemente decimos: “¡Oh, yo amo al Señor porque me ha dado una maravillosa familia!” O, “Amo al Señor por el hermoso día que nos ha dado.” Llamamos a esta clase de amor, el amor “porque”, y esta clase de amor puede ser amenazadora. ¿Cómo puede serlo?Bueno, piénselo. ¿Qué si una mujer le dice a su marido: “Cariño, te amo porque eres rico.”? Luego él pierde su salud y la habilidad de ganarse el ingreso familiar. ¿Qué, si un hombre le dice a su esposa: “Te amo porque eres una gran cocinera.”? De pronto, ella pierde su habilidad para cocinar. Estas expresiones serían amenazas para el futuro del amor del uno por el otro, y dirían: “Bueno, ya que no puedo seguir haciendo esto o aquello, he perdido su amor.” Hay mucha gente que ama a Dios de esa manera. Le aman tanto y en cuanto Dios les siga bendiciendo.
Lea Job 1:20-22, 40:3-5, 42:1-6. ¿Seguiría usted amando a Dios si Él le quitara su familia, su casa, su salud? Si usted piensa que no, ¿qué pasos va usted a dar para amar a Dios, sin importar las circunstancias por las cuales pueda pasar?
¿DÓNDE ESTÁ TU CORAZÓN?
CVC La Voz “Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón”. Lucas 12:34.
Hoy en día, vemos como las medidas de seguridad, se hacen cada vez mas sofisticadas. Los bancos, disponen de bóvedas con complicados mecanismos, para resguardar el dinero de sus clientes. También contratan personal especializado, para brindar protección y de esa manera dar una imagen de confianza frente a la sociedad. Hay personas que depositan los ahorros de toda una vida, porque creen en la solvencia de una institución. Obviamente los bancos saben de la importancia de cuidar fielmente su tesoro.
La Palabra nos dice: “Donde está nuestro tesoro, allí estará nuestro corazón”.
Lamentablemente y a raíz de la crisis económica global, podemos ver con pesar, como personas que han puesto todo su corazón en las riquezas, han caído en profundas depresiones e incluso otros han tomado medidas drásticas para su vida.
La Biblia nos dice:
“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Mateo 6:19-20.
Cuidamos con el mismo celo por nuestros tesoros espirituales, así como una institución bancaria cuida del dinero que los clientes les han confiado?
Por lo tanto donde está tu corazón? En las riquezas, en un trabajo, en una posición de poder? En la familia, en tu relación con Dios?
La Biblia nos alerta, y nos hace reflexionar, sobre los tesoros que nosotros consideramos valiosos, permanentes y seguros, que muchas veces son perecederos, momentáneos y pasajeros. Hay personas, que de un momento a otro, han perdido el fruto del esfuerzo de años, ante las repentinas caídas de las bolsas mundiales. Si su corazón estaba en esas riquezas, ven como lamentablemente todo se desmorona como un endeble castillo de naipes.
Muy diferente sucede, cuando nuestro tesoro está en las cosas de Dios: Valoramos nuestro tiempo de oración y comunión con El, tenemos una actitud de agradecimiento por lo que Dios nos da cada día, somos capaces de alimentarnos diariamente con la preciosa Palabra de Dios, podemos congregarnos y no nos pesa, pasamos tiempo en su presencia hallando deleite.
También para los que sirven a Dios en algún ministerio o actividad. Tu corazón sigue estando primeramente en Dios? O todo se ha vuelto una rutina que cumples por obligación o temor?
En un momento, tomamos la decisión mas importante de nuestras vidas, la de entregarle nuestro corazón a Jesús, para que el sea Señor de todo nuestro ser.
Desde ese día Jesús es tu especial tesoro, que no se aparte tu corazón.
Autor. Daniel Zangaro.
Nota: La difusión de los artículos de este portal está permitido solamente si se respeta su contenido y no se altera o se edita el mismo.
El siguiente crédito, por obligación, es requerido para su uso por otras fuentes: Este artículo fue producido por Radio Cristiana CVC La Voz para que sea útil en la vida de cada persona que lo lea.

No hay comentarios:

Publicar un comentario