sábado, 16 de abril de 2016

EL LLAMADO DE DIOS ES A QUE USTED LE SIRVA.

EL LLAMADO DE DIOS ES A QUE USTED LE SIRVA.
Primera Corintios 1:9: “Fiel es Dios, por el cual fuisteis llamados a la comunión con su Hijo Jesucristo nuestro Señor.”
Juan Calvino fue uno de los más grandes teólogos que hayan vivido. Él dijo: “He dejado todo por Cristo, y ¿qué he encontrado? He encontrado todo en Cristo.” ¿Desearía usted poder decir lo mismo? Usted puede. Solamente no se confunda con lo que significa “dejarlo todo” por encontrar a Cristo. Tantos piensan que ser discípulos significa unirse a algún movimiento, o ir al campo misionero, o estudiar en un seminario. Amigo (a), ser un discípulo es tener comunión con el Señor Jesucristo. Es conocer a Jesús íntimamente y seguirle doquiera Él le guíe. La comunión con Cristo precede el servicio por Jesús. Antes de poder ministrar a otra persona debemos tener comunión con Jesús.
¿DESEA USTED SERVIR AL SEÑOR?
¿Está usted orando para saber dónde calza como discípulo en el cuerpo de Cristo? Dedique algún tiempo esta semana para estar en comunión con Cristo y la respuesta vendrá.
DIOS LE SIRVIÓ A ISRAEL DÁNDOLE LA LIBERTAD.
Éxodos 13:3: “Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado.”
Toda nación por lo general anualmente honra a los soldados que lucharon y dieron su vida para que otros pudiesen tener el derecho y privilegio de vivir en un país libre. Recordar o tener memoria es importante. De hecho, Dios le dio instrucciones a su pueblo en muchas ocasiones que recordaran de dónde habían salido y se acordaran de su intervención divina. Es por la poderosa mano de Dios que somos salvos, que somos protegidos, y podemos vivir en una nación libre. Nunca tome la libertad a la ligera. Ésta es un preciado producto por el cual el mundo está hambriento. Su protección es una gran responsabilidad que se nos delegó.
¿Conoce usted a alguna persona que ha servido en las fuerzas armadas de su país? Exprésele esta semana su gratitud por su servicio a la nación.
EL EVANGELIO ES UN MENSAJE DE DIOS PARA QUE USTED LE SIRVA.
Romanos 1:16: “Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree.”
¿Le da vergüenza poner una Biblia sobre su escritorio en el trabajo? ¿Le da vergüenza orar y bendecir los alimentos en un restaurante? ¿Le da vergüenza invitar a las personas a Jesucristo? ¿Se avergüenza del que murió por usted? Un niñito tenía un perrito y un amigo le preguntó de qué raza era. Era un perro común y corriente pero el niñito afirmó: “Es un perro policía.” El amigo respondió: “No parece un perro policía.” El niñito le explicó: “Es que está en el servicio secreto.” Temo que muchos creyentes estamos en el servicio secreto. Debemos abierta y valientemente, testificar de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Pídale a Dios que le guíe en fortaleza y valentía para poder vivir para Él hoy y así proclamarle a otros su amor.
EL APÓSTOL PABLO LE DIJO AL SEÑOR JESUCRISTO: SEÑOR ¿QUÉ QUIERES QUE YO HAGA?
Hechos 9:6: “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”
Muchísimos creyentes desean ser llenos del Espíritu Santo. No obstante, ¿alguna vez se han preguntado por qué Dios debe llenarlos con su Espíritu? Imagínese a un hombre que empuja un automóvil en una estación de servicio. Éste no tiene batería. El coche tiene las cuatro llantas pinchadas, un agujero en el tanque de gas, y la mitad de los alambres están desconectados. Un ayudante sale, mira la carcacha, y pregunta: “¿Le puedo servir en algo?” Y el hombre responde: “Sí, llene el tanque.” ¿Qué piensa que diría él? “¿Para qué?”
El pastor Rogers pensaba que en ocasiones Dios dice: “¿Para qué?” Nosotros simplemente necesitamos firmar el contrato al pie de la página y decir: “Señor, Tú llénalo.”
Arrodíllese ante el Señor, eleve sus manos y dígale: “Señor, todo en mi vida es tuyo. Sólo soy un vaso para tu uso. Úsame como Tú desees.”
DIOS LE HA DADO TODO EL PODER PARA SERVIRLE.
Segunda Timoteo 1:7: “Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.”
Cuando nosotros deberíamos estar disfrutando vidas victoriosas y abundantes... ¿qué pasa? El miedo se escurre y nos toma por sorpresa. Muchos de nosotros perdemos oportunidades invaluables debido a esta anaconda apretadora que es el miedo. Cuando el temor domina, no existe ningún espacio para Cristo quien puede consolarnos (Juan 16:33). La preocupación es la prima desagradable del temor. Estos dos le harán a usted lo que la arena le ocasiona a la maquinaria. Lo pondrán fuera de servicio. Mas Dios nos da la victoria con su poder, su amor, y el regalo del domino propio. El Espíritu Santo es su guardaespaldas personal. Él camina con usted. La persona que puede arrodillarse ante Dios puede estar de pie ante cualquier ser humano.
Jesús lo tiene en su mirada. Usted está en la diestra de Dios. Anótelo y colóquelo un lugar dónde usted pueda meditar al respecto a lo largo del día. Ahora pregúntese: “Teniendo esto en cuenta... ¿existe algo que pueda cambiar estas verdades?”
LA MEJOR FORMA DE SERVIR A DIOS, ES AMÁNDOLO OBEDECIENDO.
“Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” - (1 Juan 4:16).
Si usted le pregunta a un hermano o hermana creyente porqué Dios nos creó, ellos probablemente responderán que fuimos hechos para servir a Dios. Pero, no lo crea. Si Dios quisiera sirvientes, Él podría tener mucho más que los simples mortales a su servicio. Cuando los escribas le preguntaron a Jesús que cuál era el primer mandamiento, “Jesús le respondió: El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Este es el principal mandamiento” (Marcos 12:29-30). El primer mandamiento no es hacer algo para Dios, sino amar a Dios. Él nos hizo a usted y a mí a su imagen, para que Él pudiese tener compañerismo con nosotros y que le adoremos.
¿Cómo define usted la palabra “amor”? ¿Es un verbo o un sustantivo?  ¿Qué está haciendo ahora mismo para demostrarle a Dios que usted le ama?
LO MÁS IMPORTANTE ES SER SALVADO POR JESUCRISTO.
“Yo, Yo Jehová, y fuera de Mí no hay quien salve” (Isaías 43:11).
Se requiere más del poder de Dios para salvar a una alma a través de la cruz de Cristo, que lo que se requiere para cualquier otra cosa.Dios no tuvo ninguna dificultad creando el universo. La Biblia nos dice que Él habló, ¡y sucedió! Pero cuando Dios escribió la historia de la salvación, tuvo grandes dificultades.
En una ocasión el pastor Rogers dijo: “¿Qué si yo realizo un servicio y tengo el poder de enderezar las piernas de los inválidos, o de devolver la vista a los ciegos? ¡En el próximo servicio no habría dónde poner a la gente! Ahora, por cierto que deseo que Dios sane a las personas, pero déjeme decirle algo más. ¿Qué, si después de que predique un mensaje, una niñita pasa al frente para decir que Dios le ha salvado? ¡Ese es un milagro mayor que abrir los ojos de los ciegos, porque el Hijo de Dios tuvo que colgar en una cruz, en agonía y derramar Su sangre, para comprar la salvación de esa pequeña!”
Jesús no vino como un gran sanador o profesor. ¡Él vino como Salvador!
¿Cómo usted definiría lo que sucede cuando Dios salva a una persona? ¿Podría ponerlo en palabras? Pídale a Dios que le muestre, en Su Palabra, lo que significa la salvación, y luego trate de explicarlo con sus propias palabras. Y compártalo con alguien más esta semana.
JESÚS ES UN EJEMPLO DE HUMILDAD Y SERVICIO.
… Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. —Santiago 4:6
Durante la época de Semana Santa, mi esposa y yo asistimos a una reunión en una iglesia donde los participantes procuraban representar los sucesos que Jesús y sus discípulos experimentaron la noche antes de que Él fuera crucificado. Como parte de la reunión, los miembros del personal de la iglesia les lavaron los pies a algunos de los colaboradores voluntarios de la congregación. Mientras miraba, me preguntaba qué expresa más humildad en nuestra época: ¿lavar los pies de otra persona o que alguien lave los nuestros? Tanto unos como otros, los que estaban sirviendo y los servidos, mostraban distintos aspectos de la humildad.
Cuando Jesús y sus discípulos se reunieron para la última cena (Juan 13:1-20), el Señor, en un servicio humilde, les lavó los pies a sus seguidores. Pero Simón Pedro se resistió, diciendo: «No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavare, no tendrás parte conmigo» (13:8). Lavar los pies no era un simple ritual; También puede verse como una ilustración de nuestra necesidad de ser limpiados por Cristo; una limpieza que nunca se llevará a cabo si no estamos dispuestos a ser humildes delante del Salvador.
Santiago escribió: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes» (Santiago 4:6). Recibimos la gracia de Dios cuando reconocemos su grandeza, ya que Él se humilló a sí mismo en la cruz (Filipenses 2:5-11).
La posición más poderosa en la Tierra es arrodillarse ante el Señor del Universo.
AMARNOS Y ESTIMULARNOS ES SERVIRNOS EN LA IGLESIA.
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras” (Hebreos 10:24).
Un área en donde los creyentes pueden esparcir la luz de Cristo, es en nuestro sistema escolar. Tenemos una generación que carece de normas de lo que es bueno y de lo que es lo malo. Todo es relativo. En las escuelas a nuestros niños se les enseña que descienden de los animales. ¿Debe sorprendernos, por lo tanto, que muchos actúen como animales? ¿Qué podemos hacer? Debemos encontrar, por medio del amor,  el camino de regreso. Debemos involucrarnos como miembros de la Asociación de padres y maestros. Debemos animar a los profesores y decirles que estamos orando por ellos. Debemos asistir a las reuniones del Directorio de la escuela e inquirir acerca de las normas y currículo actuales. Debemos tratar de ser gente santa en un mundo malvado. Y si no lo hacemos, estamos contribuyendo la extinción de la próxima generación.
¿Tiene usted hijos en edad escolar? Entonces únase a la Asociación de padres y maestros. ¿Es usted abuelo? Pídale a Dios que le guíe hacia un maestro para que usted sea de ánimo para él o para ella, por medio de la oración y servicio. ¿Es usted una persona soltera? Aprenda cómo ser un tutor (a) en una escuela de su vecindario.
CUANDO DIOS LLAMÓ A  ABRAHAM, EL FUE, ¿SI TE LLAMA, TU IRÍAS TAMBIÉN?
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció; y salió sin saber a dónde iba. —Hebreos 11:8
¿Alguna vez Dios te pidió que hicieras algo aparentemente irracional o que te llevara al terreno de lo desconocido? ¿Qué pasaría si te pidiera que rechazaras un largamente ansiado ascenso en el trabajo o una anhelada relación sentimental con alguien? ¿Y si te llamara para ir a un lugar remoto de la tierra o te pidiera dejar que tu hijo le sirva en un sitio lejano?
Lo desconocido está lleno de interrogantes atormentadores, tales como: «¿Y si pasa esto o aquello…?» Aun así, cuando seguimos al Señor, Él suele llamarnos a recorrer territorio desconocido. Obedecer Sus mandamientos de perdonar, entregar nuestros tesoros o abandonar las cosas que nos brindan seguridad y placer nos deja a menudo en el terreno atemorizante del qué irá a pasar. Imagínate cómo se habrá sentido Abraham cuando Dios le pidió que trasladara a toda su familia y no le dijo adónde irían (Génesis 12:1-3). También le demandó perseverancia; es decir, que se quedara en una tierra desconocida, aunque las atractivas comodidades del pasado amenazaran seducirlos, tanto a él como a su familia, al regresar al entorno seguro de Ur. El miedo a lo desconocido podría impedir que siguiéramos la guía de Dios en los días que están por delante. Pero, como Abraham, cuando nos aferramos a Aquel que sabe todas las cosas, estamos en buenas manos… no importa el destino.
Nunca tengas temor de confiarle el futuro desconocido al Dios omnisciente.


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