JEHOVÁ AYUDA
Y LIBERTA A LOS QUE ESPERAN EN ÉL.
“Jehová los
ayudará y los librará; los libertará de los impíos, y los salvará, por cuanto
en Él esperaron” (Salmos 37:40).
En tiempos
del Antiguo Testamento, cuando una tribu comenzaba una guerra, algunas veces
arrojaban una lanza en territorio enemigo. No hacía ninguna diferencia si el
enemigo estaba allí o no. En realidad no era para que el enemigo la viera. Era,
más bien, una actitud de fe de una declaración de guerra. Algunos podrían
llamar a esto, en forma castiza, “lanzar el guante”. A lo mejor, hoy quiere
usted la victoria en algo, y sin embargo no ha dejado que la flecha de su fe
caiga sobre territorio enemigo. Una fe que actúa pondrá a sus enemigos de
rodillas. No peleamos contra nuestro enemigo con verdaderos arcos y flechas.
Más bien peleamos con las armas de la oración y de la Palabra. Cuando oramos,
enfrentamos al enemigo. Al dejar que la flecha de la oración vuele, Dios
interviene, y nuestra oración se convierte en la libertad provista por Dios.
Dios hace negocios con aquellos que quieren hacer negocios.
¿Cuál es la
batalla que usted está enfrentando hoy? ¿Cómo se prepara para la batalla?
Invierta tiempo en la oración y en la Palabra de Dios antes de enfrentar el
día.
SI DEJAMOS
PEQUEÑAS COSAS POR EL REINO DE DIOS, DE SEGURO RECIBIREMOS GRANDES COMO LA VIDA
ETERNA.
“Y Él les
dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o
hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios, que no haya de recibir mucho
más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna” (Lucas 18:29-30).
Dios le ha
dado habilidades y Él quiere que usted use esas habilidades y las invierta en
Él. Amigo, es un pecado el que usted sea menos de lo que Dios le ha llamado a
ser. Es cierto, pudiera ser que no sea usted el próximo Einstein, o Pelé, o
Michael Jordan o Billy Graham. Pero ese no es el punto. El peligro es que usted
no haga lo que puede hacer.
HAY TRES
PERSONAS DENTRO DE USTED:
1. Uno, quien es usted ahora mismo;
2. Dos,
quien podría ser para lo malo si permite que el diablo lo atrape;
3. Tres, quien pudiera ser para Dios.
EN UNA
DEMOSTRACIÓN FÍSICA DE SU ENTREGA:
1. Abra sus
manos y levante sus brazos, extendidos hacia Dios, y ore:
2. “Padre,
me aparto del mundo con ambas manos, y entrego todo lo de mí a Ti.
3. Úsame
para tu gloria en la forma que Tú creas es la mejor.”
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