¿POR QUÉ
SEGUIR VIVIENDO EN LA OSCURIDAD, SI JESUCRISTO ES LA LUZ DEL MUNDO?
CERO
VISIBILIDAD.
Por Carlos
Rey.
LAS
CONSECUENCIAS DE LA OSCURIDAD EN LA VÍA.
La autopista
que une a São Pablo con el puerto de Santos estaba repleta de automóviles. Eran
las siete y veinte de la mañana de un día de trabajo. Había niebla, y la niebla
comenzó a mezclarse con el humo de las refinerías y las fábricas. La
visibilidad cayó de pronto a cero, lo que obligó al chofer de un autobús a
frenar en seco.
Esa maniobra
desencadenó una serie de choques entre ciento cuarenta vehículos. Un auto con
varios pasajeros quedó prensado entre dos camiones enormes. Todos sus ocupantes
murieron. Varios vehículos saltaron la baranda que divide las pistas y chocaron
con autos que venían en sentido contrario, y treinta choques más se produjeron.
En cuestión
de menos de un minuto, había en la autopista un caos de vehículos chocados,
hierros retorcidos y cristales rotos, y un saldo de catorce muertos y ciento
diez heridos. ¿La causa general del desastre? Cero visibilidad.
¿Cómo es
posible evitar un accidente cuando se conduce a toda velocidad y de pronto no
se ve nada por delante? Lo mismo ocurre cuando un avión lleno de pasajeros se
acerca de noche a una pista de aterrizaje y de pronto se apagan todas las
luces; o cuando un barco navega a toda máquina en medio de la niebla, entre
arrecifes, y de pronto se apaga la luz del faro; o cuando un tren expreso entra
en una estación atestada de tránsito ferroviario y de pronto ninguna señal roja
o verde se enciende.
LAS
CONSECUENCIAS DE LA OSCURIDAD ESPIRITUAL EN LA VIDA.
Así anda
nuestra vida cuando la conducimos sin una verdadera luz espiritual. Según el
libro de Eclesiastés, con semejante falta de visibilidad somos como los necios,
que andan a oscuras, y no como los sabios, que tienen los ojos bien puestos.1.
Pero peor aún es que con tal ceguera espiritual somos como los malvados, pues
según el sabio Salomón: «El camino de los malvados es como la más densa
oscuridad; ¡ni siquiera saben con qué tropiezan!»2. Porque vivir sin fe, vivir
sin conocimiento de la Palabra de Dios, vivir sin la seguridad de la salvación,
es vivir en tinieblas y andar en camino oscuro al borde de la perdición eterna.
JESUCRISTO
ES LA LUZ DEL MUNDO, LA LUZ QUE ALUMBRA
A TODO HOMBRE.
Pero podemos
remediar esa situación si reconocemos que Jesucristo es la luz del mundo. Todo
el que lo sigue sincera y fielmente no anda en la oscuridad porque no vive en
tinieblas.3. La luz divina de Cristo le proporciona la iluminación necesaria
para evitar ciertos errores mortales y equivocaciones suicidas que le pudieran
hacer perder el alma eternamente. Jesús dijo: «¿Acaso puede un ciego guiar a
otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?»4. Ya que Cristo, y solamente Él, es
la luz del mundo, aceptémoslo como Señor, Salvador, Maestro y Guía para que
tengamos a quien nos conduzca por los caminos de este mundo, que de un momento
a otro pueden tener cero visibilidades.
1 Ec 2:14. El sabio tiene sus ojos en su
cabeza, mas el necio anda en tinieblas; pero también entendí yo que un mismo
suceso acontecerá al uno como al otro.
2 Pr 4:19. El camino de los impíos es como la oscuridad;
No saben en
qué tropiezan.
3 Jn 8:12. Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del
mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida.
4 Lc 6:39. Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar
a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?
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