lunes, 18 de abril de 2016

NUESTRO CUERPO ES UN TEMPLO PARA UN DIOS VIVO. JESUCRISTO EL SEÑOR.

SOMOS TEMPLO DE UN DIOS VIVO.
“¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” - (1 Corintios 3:16).
El pastor Adrián Rogers tuvo el privilegio de pastorear iglesias en medio de campañas de construcción. Para él fue una experiencia de crecimiento en la fe el observar cómo Dios trabaja. De hecho, él expresó: “Nunca olvidaré la primera iglesia en donde eso sucedió en Fort Pierce, en la Florida. Había un anciano arquitecto que supervisaba el trabajo y él dijo algo que nunca he olvidado. Mientras mirábamos los planos, yo dije: ‘No debe ser caro porque no tenemos mucho dinero.’” El anciano le contestó: “Oh, querido muchacho. La buena arquitectura no es un arreglo de hermosos materiales. Es, más bien, el hermoso arreglo de materiales.”
¿Lo ve? El Señor puede tomar a personas de las canteras del pecado, y con su gracia y su Palabra, nos hace calzar, juntos, en el majestuoso templo de Dios.
¿Se siente usted como una pila de ladrillos desiguales? ¿Se está preguntando si su vida tiene algún propósito? O tal vez se pregunta por qué está aquí. Medite en este devocional bíblico. Medítelo hasta que sienta el cambio de incertidumbre a la fe, de tristeza al gozo, del desánimo y desaliento a una realidad de poder sobrenatural.
NUESTROS CUERPOS DEBEMOS PRESENTARLOS A DIOS EN SACRIFICIO VIVO, SANTO Y AGRADABLE A DIOS.
“Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional” - (Romanos 12:1).
TRES PRINCIPIOS PARA PRESENTAR NUESTROS CUERPOS A DIOS: 1.DISCIPLINA  2. DEVOCIÓN  Y 3. ALABANZA.
En el Antiguo Testamento, el sacerdote ofrecía un animal, en sacrificio a Dios. ¿Qué es lo que los creyentes ofrecen hoy? Romanos 12:1 nos dice que debemos ofrecer “nuestros cuerpos como sacrificios vivos”. Y en la misma forma como en los altares antiguos había dos ganchos para evitar que el sacrificio se resbalara del altar, nosotros tenemos dos ganchos que mantienen nuestros cuerpos ahí: disciplina y devoción. En el Antiguo Testamento, los sacerdotes quemaban incienso como una ofrenda fragante al Señor. ¿Qué es lo que hacemos nosotros hoy? Hebreos 13:15 dice que “debemos continuamente ofrecer sacrificio de alabanza”. Nuestro incienso de alabanza debe salir de nuestro cuerpo, porque somos templos del Espíritu Santo. Primera Corintios 3:16: “¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?”
1. DISCIPLINA  2. DEVOCIÓN  Y 3. ALABANZA.
¿Está usted practicando la Disciplina y Devoción, en Alabanza a Dios y  en forma íntima, como un sacrificio vivo para la gloria de Dios? Póngase usted mismo en el altar de Dios hoy, como sacrificio vivo. Pídale a Dios que le dé la fortaleza para ser 100% disciplinado, y devoto a su causa y para su Alabanza y Gloria.





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