EL PECADO DE
LA IDOLATRÍA ES ABOMINABLE DELANTE DE DIOS.
“Más ahora
que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis por
vuestro fruto la santificación, y como fin, la vida eterna” - (Romanos 6:22).
En primera
de Samuel 15, leemos la historia de cómo Saúl fracasó en destruir los animales
que Dios había ordenado fueran aniquilados. Samuel confrontó a Saúl sobre este
asunto, y Saúl mintió diciendo que sacrificaría a los animales, pero nunca lo
hizo. Y Samuel le dijo: “¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y
víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el
obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de
los carneros. Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como ídolos e
idolatría la obstinación” (1 Sam.15:22,23ª).
El rebelarse
contra Dios es como el pecado de hechicería porque lo pone a usted en los
dominios del diablo. Cuando Dios da un claro mandamiento en su Palabra, no
debemos hacerlo pasar por el filtro juzgador de nuestro humano entendimiento.
Debemos obedecerlo sea que lo entendamos o no, sea que estemos de acuerdo o no.
O es la Palabra de Dios que debe obedecer o no lo es.
¿Hay alguna
verdad en la Palabra de Dios que no entiende? Pídale a Él que le dé
entendimiento. ¿Hay alguna verdad a la cual usted no se ha rendido en
obediencia? Pida que Dios le perdone, y que le derrita y le moldee como su
siervo, para su gloria.
“Pero tengo
contra ti, que has dejado tu primer amor.Recuerda, por tanto, de dónde has
caído, y arrepiéntete, y haz las primeras obras; pues si no, vendré pronto a
ti, y quitaré tu candelero de su lugar, si no te hubieres arrepentido” -
(Apocalipsis 2:4-5).
La década de
los sesenta trajo la revolución sexual. Ahora, explíquenosuna vez más, ¿cómo el
“amor libre” iba a traer paz y armonía a nuestro mundo? La gente está siendo
absorbida en turbulentas cloacas de pecado. Los cimientos de los hogares se
desmoronan. Preciosos bebecitos en el vientre son condenados a muerte. Las
enfermedades transmitidas sexualmente están fuera de control. Parece que fuera
demasiado tarde, y debemos regresar “a nuestro primer amor”. Es tiempo de amar
al Señor con todo nuestro corazón, nuestra alma, nuestra mente, y amar al
prójimo como nos amamos nosotros mismos (ver Mateo 22:36-39). Es tiempo de
hacer conocer a la gente del “amor libre” ofrecido por nuestro Salvador, cuando
Él murió para perdonar nuestros pecados y comprar nuestra salvación por la
eternidad.
¿Cómo sabe que
ha dejado “su primer amor”? Pregúntese: “¿Hay algo o alguien a lo que sirvo más
que a Dios? ¿Hay alguien o algo a lo que amo más que a Dios?” Si lo hay,
entonces confiese ese pecado, y arrepiéntase de su pecado de idolatría.
Éxodo 20:3:
“No tendrás dioses ajenos delante de Mí.”
¿Qué es un
ídolo? Un ídolo es lo que hace un hombre cuando toma sus ideas, las concretiza
construyendo algo con sus manos y luego lo adora. Lo que él hace es adorarse a
sí mismo. Usted puede objetar: “No soy culpable de idolatría.” Veamos: ¿Hay
algo que usted ame más que a Dios? ¿Algo a lo que le teme más que a Dios? ¿Algo
a lo que usted le sirve más que a Dios? ¿Algo en lo que confíe más que en Dios?
¿Acertamos? Bueno, quizás usted dirá: “Yo le doy a Dios un lugar en mi vida.”
Dios no quiere un lugar en su vida. Entonces usted añade: “Yo le doy
importancia a Dios en mi vida.” Dios detesta esa importancia en su vida. Dios
demanda preeminencia en su vida y no se conformará con nada menos.
¿Existe
alguien o algo que toma prioridad en su vida que no sea Dios? Si lo hay,
confiéselo y arrepiéntase. Ahora, ponga en el trono de su vida al legítimo
dueño de ésta: ¡el Señor Jesús!
“Te alabaré,
oh Jehová Dios mío, con todo mi corazón, y glorificaré tu nombre para siempre”
(Salmos 86:12).
¿Qué es lo
que le proporciona gozo hoy? Usted dirá: “El Señor me hace feliz.” Bueno, pero
¿cómo sabe usted que no es el bonito carro que tiene? ¿O su novia o novio? ¿O
su buena apariencia física? ¿O su cuenta bancaria? ¿O su popularidad?
Le diremos
cómo puede saberlo: por el proceso de eliminación. Si Dios le quitara su salud,
su hogar, su trabajo, y aun así usted tiene gozo, entonces sabe que es Jesús.
Si usted pierde el gozo cuando pierde cualquiera de las cosas mencionadas,
usted es un idólatra porque de ahí es de donde obtiene su gozo. No queremos
decir que no esté temporalmente triste y disgustado cuando pierde algunas de
esas cosas, pero si el gozo desaparece de su vida, usted no estaba obteniendo
su gozo del Señor. Usted nunca sabrá que Jesús es todo lo que necesita, hasta
que Jesús sea todo lo que tiene.
Es tiempo de
chequear su corazón: ¿en verdad ama a Dios con todo su corazón? Vuelva a
dedicar su vida a Él, hoy. Rinda cada milímetro de quien es usted y de lo que
tiene, a Él. Si es necesario, pídale perdón por haber cometido idolatría.
INVERTIR EN
EL FUTURO.
“haceos
tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones
no minan ni hurtan”. - Mt. 6:20
Jason Bohn
era estudiante universitario cuando convirtió un hoyo en un solo golpe jugando
al golf y ganó un millón de dólares. Aunque otros podrían haber despilfarrado
ese dinero, Bohn tenía un plan. Como deseaba ser profesional de ese deporte,
usó el premio como un fondo para vivir y entrenarse, y mejorar su talento
deportivo. El efectivo se convirtió en una inversión para su futuro, la cual le
dio sus dividendos cuando ganó el torneo B. C. Open de 2005 de la PGA
(Asociación de Golf Profesional). Sin duda, su decisión de invertir a largo
plazo en vez de vivir el momento fue sabia.
En un
sentido, esto es lo que Jesús nos dice que hagamos. Se nos han confiado
recursos (tiempo, talento, oportunidades) y nosotros decidimos cómo usarlos. El
desafío es considerar esos recursos como utilidades para invertir a largo
plazo. El Señor lo expresa de este modo en Mateo 6:20: «… haceos tesoros en el
cielo», y nos asegura que estos tesoros protegidos no pueden ser destruidos ni
robados.
Piensa en
tus recursos: talento, tiempo, conocimiento, capacidades, profesión, negocio,
dinero. Son temporales y limitados. Pero si los inviertes con la vista puesta
en la eternidad, estas cosas efímeras pueden producir un impacto permanente.
¿Cuál es tu objetivo? ¿El ahora o la eternidad? Invierte en el futuro, ya que
no solo tendrá un efecto interminable, sino que también cambiará tu manera de
ver la vida cada día.
Reflexión:
Las personas más ricas de la tierra son las que invierten su vida en el cielo.
Proverbios
7:24: “Ahora pues, hijos, oídme, y estad atentos a las razones de mi boca.”
El Gobierno
de los Estados Unidos no les enseña a los agentes del Ministerio de Hacienda a
detectar billetes falsos mediante el estudio cuidadoso de billetes
falsificados. Al contrario, les muestran una y otra vez los billetes genuinos
hasta que se memoricen el diseño. Entonces, cuando un billete falsificado es
colocado delante de ellos, lo reconocen inmediatamente porque no está de
acuerdo con el diseño que sus ojos buscan.
¿Conoce
usted la voz del Señor? La única manera que usted puede saber si la voz que escucha
es la de Dios, es escucharla tan frecuentemente de modo que cuando escuche una
voz extraña la pueda reconocer instantáneamente. Es mil veces más sabio dedicar
tiempo para aprender la única voz verdadera que tratar de aprender a detectar
una multitud de voces falsas.
Dedique por
lo menos 15 minutos de su tiempo hoy para tener un momento a solas con Dios y
poder así escuchar su voz.
Mateo 1:21:
“Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque Él salvará a su
pueblo de sus pecados.”
¿Somos los
creyentes ingenuos por creer en Jesús? ¿Estamos sirviendo a un Dios falso? Si
usted va a la tumba de Confucio, encontrará que está ocupada. Si va a la tumba
de Buda, encontrará que está ocupada. Si va a la tumba de Jesús, usted la
encontrará vacía. Él es un Salvador resucitado. Eso es importantísimo, porque
usted puede sacar a Confucio del confucionismo y aún tener el confucionismo.
Puede sacar a Buda del budismo y todavía tener el budismo. Pero usted no puede
sacar a Jesucristo del cristianismo y aún tener el cristianismo, porque el
cristianismo no es un código, no es un credo, no es una causa. Es el mismo
Cristo.
Usted tiene
una esperanza que el mundo necesita escuchar. ¿Con quién puede compartir esa
esperanza hoy?
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