UN CRISTIANO VERDADERO, NO DEJARÁ PARA MAÑANA LO QUE PUEDE
HACER HOY.
“Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre
tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar” - (Juan
9:4).
Robert Moffett, un gran misionero estadista, dijo: “Tendremos
toda la eternidad para celebrar nuestras victorias, pero sólo una corta hora
antes de la puesta del sol para ganarlas.” El sol de la vida poco a poco se
desvanece. Sólo hay un número limitado de días en los que podemos compartir con
otros acerca de Jesucristo. ¿Va usted a invertir sus días en las cosas del
mundo, o acumular tesoros en el cielo? ¿Cuándo va usted a comenzar a sembrar la
semilla de salvación? ¿O va a plantar felicidad sólo en esta vida? ¿Cuándo va a
hacer algo realmente hermoso por su cónyuge? ¿O cuándo va a escribirles a sus
padres? ¿Cuándo? ¿Cuándo?
EL QUE APLAZA SUS PROYECTOS, DEMORARÁ SU VICTORIA.
Prométase, ahora mismo, que “no dejará para mañana aquello
que debe hacer hoy”.
EL APÓSTOL PABLO FUE ESCOGIDO PARA TRABAJAR PARA EL SEÑOR
JESUCRISTO. Hechos 9: 1- 25.
1...Saulo, respirando todavía amenazas y muerte contra los
discípulos del Señor, fue al sumo sacerdote, 2.y le pidió cartas para las
sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos que pertenecieran al
Camino, tanto hombres como mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén. 3.Y
sucedió que mientras viajaba, al acercarse a Damasco, de repente resplandeció
en su derredor una luz del cielo; 4y al caer a tierra, oyó una voz que le
decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? 5Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y
El respondió: Yo soy Jesús a quien tú persigues; 6.levántate , entra en la
ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. 7.Los hombres que iban con él se
detuvieron atónitos, oyendo la voz, pero sin ver a nadie. 8.Saulo se levantó del
suelo, y aunque sus ojos estaban abiertos, no veía nada; y llevándolo por la
mano, lo trajeron a Damasco. 9Y estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió.
10.Había en Damasco cierto discípulo llamado Ananías; y el Señor le dijo en una
visión: Ananías. Y él dijo: Heme aquí, Señor. 11.Y el Señor le dijo: Levántate y
ve a la calle que se llama Derecha, y pregunta en la casa de Judas por un
hombre de Tarso llamado Saulo, porque, he aquí, está orando, 12.y ha visto en
una visión a un hombre llamado Ananías, que entra y pone las manos sobre él
para que recobre la vista. 13.Pero Ananías respondió: Señor, he oído de muchos
acerca de este hombre, cuanto mal ha hecho a tus santos en Jerusalén, 14.y aquí
tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que
invocan tu nombre. 15.Pero el Señor le dijo: Ve, porque él me es un instrumento
escogido, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, de los reyes y de
los hijos de Israel; 16.porque yo le mostraré cuánto debe padecer por mi nombre.
17.Ananías fue y entró en la casa, y después de poner las manos sobre él, dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde
venías, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu
Santo. 18.Al instante cayeron de sus ojos como unas escamas, y recobró la vista;
y se levantó y fue bautizado. 19.Tomó alimentos y cobró fuerzas. Y por varios
días estuvo con los discípulos que estaban en Damasco. 20.Y enseguida se puso a
predicar a Jesús en las sinagogas, diciendo: El es el Hijo de Dios. 21.Y todos
los que lo escuchaban estaban asombrados y decían: ¿No es éste el que en
Jerusalén destruía a los que invocaban este nombre, y el que había venido aquí
con este propósito: para llevarlos atados ante los principales sacerdotes?
22.Pero Saulo seguía fortaleciéndose y confundiendo a los judíos que habitaban
en Damasco, demostrando que este Jesús es el Cristo. 23.Después de muchos días,
los judíos tramaron deshacerse de él, 24.pero su conjura llegó al conocimiento
de Saulo. Y aun vigilaban las puertas día y noche con el intento de matarlo;
25.pero sus discípulos lo tomaron de noche y lo sacaron por una abertura en la
muralla, bajándolo en una canasta.
ASÍ FUE COMO EL APÓSTOL PABLO REALIZÓ SU TRABAJO PARA EL
SEÑOR.
ISTRUMENTO ME ES, DIJO EL SEÑOR. 2 a Corintios 11: 22- 33.
11:22 ¿Son hebreos? Yo también. ¿Son israelitas? Yo también.
¿Son descendientes de Abraham? También yo.
11:23 ¿Son ministros de Cristo? (Como si estuviera loco
hablo.) Yo más; en trabajos más abundante; en azotes sin número; en cárceles
más; en peligros de muerte muchas veces.
11:24 De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes
menos uno.
11:25 Tres veces he sido azotado con varas; una vez
apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como
náufrago en alta mar;
11:26 en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros
de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros
en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre
falsos hermanos;
11:27 en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y
sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez;
11:28 y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada
día, la preocupación por todas las iglesias.
11:29 ¿Quién enferma, y yo no enfermo? ¿A quién se le hace
tropezar, y yo no me indigno?
11:30 Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de
mi debilidad.
11:31 El Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, quien es
bendito por los siglos, sabe que no miento.
11:32 En Damasco, el gobernador de la provincia del rey
Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme;
11:33 y fui descolgado del muro en un canasto por una
ventana, y escapé de sus manos.
UN TRABAJO HECHO CON AMOR Y PARA DARLE LA GLORIA A DIOS.
Colosenses 3: 12- 14.
3:12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de
entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de
paciencia;
3:13 soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros
si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así
también hacedlo vosotros.
3:14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el
vínculo perfecto.
ESTE ES UN PROYECTO TERMINADO Y QUE NOS DA LA VICTORIA EN
CRISTO. 1ª Tesalonicenses 2: 1- 9.
2:1 Porque vosotros mismos sabéis, hermanos, que nuestra
visita a vosotros no resultó vana;
2:2 pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos,
como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de
Dios en medio de gran oposición.
2:3 Porque nuestra exhortación no procedió de error ni de
impureza, ni fue por engaño,
2:4 sino que según fuimos aprobados por Dios para que se nos
confiase el evangelio, así hablamos; no como para agradar a los hombres, sino a
Dios, que prueba nuestros corazones.
2:5 Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis,
ni encubrimos avaricia; Dios es testigo;
2:6 ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de
otros, aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.
2:7 Antes fuimos tiernos entre vosotros, como la nodriza que
cuida con ternura a sus propios hijos.
2:8 Tan grande es nuestro afecto por vosotros, que hubiéramos
querido entregaros no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias
vidas; porque habéis llegado a sernos muy queridos.
2:9 Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y
fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de
vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.
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