viernes, 8 de abril de 2016

JESUCRISTO ES PERDÓN Y VIDA ETERNA.

JESUCRISTO ES PERDÓN Y VIDA ETERNA.
“¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios” - (1 Corintios 6:9-10).
La gente posee la idea que está bien vivir inmoralmente y que Dios pasará por alto sus indiscreciones. “No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará” (Gálatas 6:7). A Dios no se le pasa por alto nada de nuestras vidas. Él es un Dios justo y juzgará (véase Hebreos 13:4). “Bueno Pastor, ¿significa esto que si he hecho alguna de estas cosas no podré ser salvo?” ¡No! Primera Corintios 6:11 promete: “Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios.” ¡Aleluya! No existe pecado tan atroz que la sangre de Cristo no pueda lavar. Él limpia al pecador más vil.
¿Ha pensado alguna vez que Dios no puede perdonarle un pecado o pecados cometidos? Entonces, pídale perdón por elevar su pecado más allá de la sangre de Cristo. Satanás no quiere que usted sepa que el pecado más vil puede ser limpiado por la sangre de Jesucristo cuando acudimos a Él en arrepentimiento y fe.
ESTAMOS MUERTOS AL PECADO.
“Y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:4).
Una de las más grandes bendiciones en la Biblia pasa frecuentemente inapercibida entre creyentes. ¡Es la sepultura de Jesucristo! Me escuchó bien, la sepultura de Jesús es una bendición para usted. Porque no sólo murió usted con Él, sino que ha sido sepultado con Él. En tiempos bíblicos cuando la gente judía fallecía, eran inmediatamente embalsamados con aceites especiales y envueltos en lino. El cuerpo era ocultado y sepultado en una tumba. Eso es lo que Jesús ha hecho con su cuerpo viejo del pecado. No sólo ha sido usted crucificado con Cristo, sino también ha sido sepultado con Cristo. ¿Por qué el énfasis? Para que usted nos sea acosado por el fantasma de la culpabilidad. El diablo tratará de recordarle lo que usted fue. No se lo permita. No ande merodeando entre los huesos muertos de su vida vieja. ¡Ésta desapareció por la gracia de Dios!
¿Los demonios del infierno le acosan con acusaciones de culpabilidad de pecados pasados? Es hora de hacerlos correr de regreso a su fosa. ¿Cómo lo hace? ¡Con la Palabra! Si usted es acusado de algo ahora mismo y sabe que lo ha confesado, se ha arrepentido y le ha rogado a Dios perdón, apodérese de la autoridad que Dios le dio y declárele a esos demonios su Palabra: 1 Timoteo 1:12-14 y Romanos 8:1.
ESTAMOS JUSTIFICADOS DELANTE DE DIOS.
“Más al que no obra, sino cree en aquel que justifica al impío, su fe le es contada por justicia” (Romanos 4:5).
Justificación es el acto de Dios por medio del cual Él declara a los que han confiado en Cristo, que son justos, así como su Hijo es justo. La salvación no se basa en nuestras obras.
¿Sabe qué es lo que Dios ve cuando mira a uno de sus hijos (as)? Él ve a Jesucristo. Algunos dirán: “¡Eso es arrogancia!” No. No lo es. Está en la Biblia. Un hijo (a) está en Cristo y, por lo tanto, Dios no puede ver sus pecados (lea 1 Corintios 1:30). Él sólo ve la justicia de su Hijo.
Justificación es mucho más que sólo un perdón. ¡Es una promoción! Dios no sólo perdona nuestros pecados. Él nos hace justos. Sólo Dios puede tomar a alguien que es culpable y declarar a esa persona justa. Es el trabajo salvador de Dios. ¿Cuál es la base de nuestra justificación? ¡Su gracia!
La próxima vez que pase frente a un espejo y alguien está con usted, comience una conversación evangelizadora: “El otro día Dios me enseñó algo acerca de mi reflejo. Cuando miramos al espejo, nos vemos a nosotros mismos. Pero cuando Dios me mira, Él ve a su Hijo.” Vea cómo la otra persona reacciona y responde.
ES TIEMPO ENTONCES DE BUSCAR SU REINO.
“Más buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” (Mateo 6:33).
¿Alguna vez ha notado que junto con el mandamiento de “no preocuparse”, en Mateo 6:34, viene correspondientemente la promesa de Dios de cuidar de nosotros? Una de las más frecuentes promesas es que seremos alimentados. Dios suplirá nuestras necesidades. Entonces, ¿por qué Dios promete que “todas estas cosas os serán añadidas”? ¿Será para que no pasemos hambre? No. Amigo, mucha gente que no confía en Dios tiene su mesa llena de alimentos. La persona inconversa promedio piensa en el dinero, casas, carros, ropa, joyas, etc. Jesús sabe que tenemos una mente “de un solo carril”, y que no podemos servir a dos señores. Si son las cosas materiales las que usted está buscando, entonces no está buscando al Señor. Y Él es quien nos dice: “Confía en Mí. Pon toda tu atención y confianza en Mí. Haz el bien y Yo cuidaré de ti.”

¿Cuál es la evidencia en su vida que testifica que Él es su primera prioridad?

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