sábado, 31 de octubre de 2015

LA RESURRECCIÓN VICTORIOSA DE JESÚS SE CONVIERTE EN EL ACONTECIMIENTO MÁS GRANDE DE LA HUMANIDAD.

LA RESURRECCIÓN VICTORIOSA  DE JESÚS SE CONVIERTE EN EL ACONTECIMIENTO MÁS GRANDE DE LA HUMANIDAD.
Algunas de las mujeres que eran las seguidoras de Jesús observaron mientras que Él moría en la cruz, y después observaron mientras que el cuerpo de su querido Señor fue rápidamente puesto en el sepulcro de José de Arimatea que se había abierto en una peña. «Era día de la preparación. . . (y) las mujeres. . . vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento» (Lucas 23:54-56). «El primer día de la semana, muy de mañana» (24:1), en camino al sepulcro, estas mujeres estaban bien preocupadas sobre «¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?» Pues, «la piedra. . . era muy grande» (Marcos 16:3-4). Ellas pronto descubrieron que sus preocupaciones se habían desvanecido y hecho realidad por un ángel.
Mateo registró el terror experimentado por los guardas romanos quienes habían sido asignado a velar y sellar el sepulcro, «porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella» (Mateo 28:2,4). Cuando las mujeres vinieron al sepulcro para completar el proceso del entierro, «y entrando, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús. Aconteció que . . . he aquí se pararon junto a ellas dos varones con vestiduras resplandecientes; . . . les dijeron: ¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado. Acordaos de lo que os habló, cuando aún estaba en Galilea, diciendo: Es necesario que el Hijo del Hombre sea entregado en manos de hombres pecadores, y que sea crucificado, y resucite al tercer día» (Lucas 24:3-7). Animadas y con gran emoción, las mujeres corrieron a donde estaban los discípulos para relatarles este gran descubrimiento conmovedor.

Estas mujeres no tenían ninguna intensión de huir y dejar a su Señor solo en Su muerte, aun cuando había sido un gentío hostil que lo había crucificado. Nuestro amor para con el Señor Jesús y Su Santa Palabra siempre nos da el poder para vencer a cada tentación de ser intimidados por los incrédulos. Ni las mujeres, ni los apóstoles, estaban esperando tan gloriosa experiencia en esa mañana de la resurrección. Dios siempre tiene mejores planes para nosotros que los que nosotros podemos pensar posibles, «para que os dé, conforme a las riquezas de Su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por Su Espíritu. . . y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Y a Aquel que es poderoso para hacer todas las cosas mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, a Él sea gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén» (Efesios 3:16,19-21).

viernes, 30 de octubre de 2015

LA CENA DEL SEÑOR ES UNA ORDENANZA MUY IMPORTANTE PARA EL CRISTIANO.

LA CENA DEL SEÑOR ES UNA ORDENANZA MUY IMPORTANTE PARA EL CRISTIANO.
EL SIGNIFICADO DE LA PASCUA Y EL SIGNIFICADO DEL NUEVO PACTO DE JESUCRISTO.
Los alimentos de la Pascua anual de los israelitas eran un recordatorio de que la sangre de un cordero inocente y la obediencia a la Palabra de Dios habían hecho posible para sus descendientes ser redimidos de la muerte, ser libertados del Faraón y de la esclavitud en Egipto, y gozarse de la libertad en la tierra prometida.
En la noche de la Pascua, Jesús «tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio (a Sus doce discípulos), diciendo: Esto es Mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de Mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre, que por vosotros se derrama» (Lucas 22:19-20). Durante esta Pascua, nuestro Señor se identificó a Sí mismo con el Cordero del sacrificio de la Pascua.
La Cena del Señor es un recordatorio que la muerte de Jesucristo en la cruz nos rescata de las manos de Satanás, y nos da la libertad de la condenación de nuestros pecados para recibir la vida eterna. Esta ordenanza es tan sagrada que el Espíritu Santo puso mucho énfasis sobre su importancia por medio del apóstol Pablo, quien nos escribió: «Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de Mí» (I de Corintios 11:23-25). Es de suma importancia que consideremos cuidadosamente que nuestro Señor nos dijo: «haced esto en memoria de Mí». Él no nos dio una sugerencia pero sí nos dio un mandamiento. Jesús le recuerda a todos Sus seguidores: «¿Por qué Me llamáis, Señor, Señor, y no hacéis lo que Yo digo?» (Lucas 6:46). Y otra vez Él dijo: «El que Me ama, Mi Palabra guardará» (Juan 14:23).
El Señor quería que nosotros supiéramos que Su muerte en la cruz hizo toda la diferencia entre pasar la eternidad en «el lago de fuego» (Apocalipsis 20:14-15), o en el cielo con Él (Juan 3:16; 14:2-3). La Cena del Señor es un recordatorio continuo de que hay perdón para todos los que, por fe, aceptan el sacrificio expiatorio de Jesús como la única forma de obtener la vida eterna. Es también un buen tiempo para examinar ¿qué mala actitud hemos tenido para con otros, qué venganza, y qué deseo carnal, necesitamos confesar y dejar atrás? La Cena del Señor es un recordatorio que: «cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa» (I de Corintios 11:27-28).
DEBEMOS EXPRESAR UN AMOR GENUINO.

Necesitamos expresar un amor que perdona en nuestros corazones para todos los que nos ofenden.

MUCHAS PERSONAS SE ACERCAN A JESÚS PARA TENTARLO.

MUCHAS PERSONAS SE ACERCAN A JESÚS PARA TENTARLO.
EL GRUPO DE LOS LLAMADOS HERDIANOS LO HIZO, Y USTED?
DE SEGURIDAD NO SOMOS MÁS ASTUTOS QUE DIOS.
Los fariseos habían conspirado contra Jesús con la cooperación de un partido político no religioso llamado «los herodianos», un grupo que empujaba al pueblo de Israel a estar sometido a Roma (Mateo 22:16). Estos grupos de personas hipócritas y opuestas en su forma de pensar mandaron un comité investigador junto con unos miembros de la junta del Sanedrín, pretendiendo estar interesados en seguir a Jesús. Ellos le dijeron a Jesús: «Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente. . . que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no?» (Lucas 20:21-22). Desde que la mayoría de los judíos se sentían sumamente agraviados por el tributo (los impuestos) que tenían que pagarle al gobierno romano, este «comité» estaba seguro que el gentío pronto dejaría de seguir a Jesús si Él decía que «Sí». Y también los fariseos podían decirle al pueblo que Él no podía ser el Verdadero Mesías de Israel si Él enseñaba que tenían que estar sujetos a un gobierno gentil. Pero, si Él decía que «No», entonces el partido de los herodianos podían acusarle de conspirar en contra el gobierno romano y entonces Poncio Pilato le podía arrestar por traición.
«Más Él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué Me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César», (entonces el resto de su respuesta fue como una fuerte reprimenda que ardía por su hipocresía, al decirles): «y (dad) a Dios lo que es de Dios» (20:23-25). Mientras que la imagen en la moneda está representando la autoridad del gobierno, también tenemos que someternos a una autoridad mayor que ella porque fuimos creados «a imagen de Dios» (Génesis 1:26-27). Esto significa que las Palabras de Jesús son también verdaderas para nosotros hoy en día.

Algunos ciudadanos equivocados aceptan los beneficios del gobierno pero evitan pagar los impuestos. Ellos ignoran las dos razones por las cuales se deben pagar los impuestos. Los creyentes pagamos los impuestos requeridos porque obedecemos la ley, pero también lo hacemos porque es un requerimiento que le agrada a Dios. Nosotros no podemos simplemente ignorar Su mandato bien evidente: «Por causa del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien» (I de Pedro 2:13-14).

miércoles, 28 de octubre de 2015

TODOS PREGUNTAN CÓMO OBTENER LA VIDA ETERNA? ¿ESTAMOS DISPUESTOS A OBEDECER A DIOS?

TODOS PREGUNTAN CÓMO OBTENER LA VIDA ETERNA?
MUCHOS LA QUEREMOS, PERO MUCHOS NO ESTAMOS DISPUESTOS A HACER LA VOLUNTAD DE DIOS.
Ninguna pregunta es de mayor importancia que la que hizo «un hombre principal» (Lucas 18:18), que «vino. . . corriendo, e hincando la rodilla delante de Él (Jesús)» (Marcos 10:17). Este hombre era «joven» (Mateo 19:20,22), y tenía grandes riquezas. Hincándose de rodillas delante de Jesús, el joven le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo . . . No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre» (Lucas 18:18-27; ver Mateo 19:16-30; Marcos 10:17-31). Nadie nunca se dirigía a un escriba o a un rabino como «Maestro bueno» — sólo a Dios se le llamaba Bueno. Tres de los evangelios registran que el joven reconoció que Jesús era más que otro Maestro, pero como el «Buen Maestro» (Señor). Él sabía que, más allá de la vida física, había una eternidad que él quería heredar.
En respuesta a su suma importante pregunta: «¿qué haré . . . ?», entonces Jesús le dijo: «Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico» (Lucas 18:22-23). A esta respuesta no se le debe torcer el sentido a decir que la vida eterna se puede ganar por los esfuerzos personales o por los sacrificios que se hacen en dar y ayudar a otras personas. La vida eterna sólo viene por medio de Él (Jesucristo) quien «nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con Su sangre» (Apocalipsis 1:5). Este joven no estaba dispuesto a dejar que Jesús fuese el Señor de su vida. Él no quería dejar atrás la influencia, el prestigio, y la seguridad financiera que sus riquezas proveían. Él pensó que él era un «buen hombre», muy religioso, pero tristemente estaba perdido eternamente.
La Biblia no condena a las personas sólo por ser ricos, pero: «A los ricos de este siglo manda (instruye) que no sean altivos (orgullosos), ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios Vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos (compartiendo); atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna» (I de Timoteo 6:17-19).
Las decisiones diarias y el estilo de vida revelan lo que en verdad se cree. Este joven rico ilustra la razón por qué Jesús dijo: «estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan» (Mateo 7:14).
DIOS SE ENCARGARÁ DE ENDEREZAR NUESTROS CAMINOS.

Debemos de leer Su Palabra — la Palabra de Dios. «Reconócelo en todos tus caminos, y Él enderezará tus veredas» (Proverbios 3:6).

martes, 27 de octubre de 2015

LA BUENA OBRA DE DIOS EN NOSOTROS ES PERFECCIONADA. Filipenses 1: 6

LA BUENA OBRA DE DIOS EN NOSOTROS ES PERFECCIONADA. Filipenses 1: 6
Estoy convencido de esto: el que comenzó tan buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús.
Introducción.
VAMOS A VER ESTE PROCESO EN LA IGLESIA DE SANTA ROSA.
Dios nos creó a Su imagen y semejanza; por lo tanto, hay muchas cosas similares entre Dios y nosotros (pensamos, nos comunicamos, amamos, reímos, lloramos, etc.).
Pero a la vez hay muchas diferencias entre Dios y nosotros (Él es Perfecto, Infinito, Omnipotente, Santo, etc.).
Otra gran diferencia es que Él termina lo que empieza.
Nosotros – empezamos muchas cosas que no terminamos (libros, proyectos, estudios, construcciones, etc.).
Pablo habla aquí de una cosa que Dios ha empezado y va a terminar; es una buena obra.
i.             ¿Cuál es esta “buena obra”?
ii.            ¿Cómo la “perfeccionará”?
1.     LA BUENA OBRA QUE DIOS HA EMPEZADO.
Lo primero que debemos notar es que Pablo no está escribiendo a un individuo, sino a una congregación.  ¡Dios empezó una buena obra en ellos!  Y ahora en nosotros.  ¿En qué consiste esa buena obra?
Pablo habla en términos generales.  La frase “buena obra” abarca todo lo que Dios quiere hacer en un creyente.  Para abreviar, resumiremos la ‘buena obra’ en tres partes:
a.     LA OBRA DE SALVACIÓN.
Cuando Pablo llegó a Filipos por primera vez, nadie conocía el evangelio.  Por tanto, nadie era salvo.  ¡Qué trágico!  La llegada de Pablo resultó en el inicio de la obra de salvación en esa ciudad.  Leemos de ello en Hechos 16:11-40.  Primero Lidia fue convertida; luego una mujer endemoniada fue liberada; finalmente el carcelero y su familia creyeron el evangelio.
¿En qué consistió esa obra de salvación?
i.             Dios les hizo sentir su pecado.
ii.            Dios les dio fe para creer en Cristo.
iii.          Dios les perdonó sus pecados.
iv.          Dios les dio Su Espíritu Santo.
v.           Dios los adoptó como Sus hijos.

¡Qué tremenda obra en Santa Rosa!
b.     LA OBRA DE SANTIFICACIÓN.
La obra de salvación es sólo el comienzo.  Luego viene toda la tarea de hacernos semejantes a Cristo (Romanos 8:29).   ¿Cómo hace esa obra?
i.                     Nos da una nueva naturaleza – una que anhela la santidad.
ii.                   Nos guía por Su Espíritu, indicándonos qué hacer.  ¡Es importante obedecer!
iii.                 Nos corrige y nos disciplina para que seamos más santos.
¿Por qué es importante eso?
-      Para agradar al Padre.
-      Para mantener un buen testimonio.
¡Qué tremenda obra en Filipos y en Santa Rosa!
c.      LA OBRA DE EDIFICACIÓN.
En 1 Ped 2:5 Pedro usa una metáfora interesante.  Los creyentes somos como ladrillos.  Dios nos edifica para ser una “casa espiritual” – una congregación.
¡Dios es el constructor!  Él nos coloca dónde Él nos quiere tener en esa construcción.
En otros lugares, Pablo habla de la Iglesia como un ‘cuerpo’.  Cada creyente es un ‘miembro’ de ese cuerpo (la Iglesia Local de Santa Rosa).
¿Cómo hace Dios esa obra?
i.                     Nos da a lo menos un don espiritual para servirle.
ii.                      Nos hace valorar a los demás miembros, y apreciar su servicio a Dios.
iii.                        Nos motiva a vivir en unidad, para que el ‘edificio’ o el ‘cuerpo’ funcione bien.
¡Qué tremenda obra hizo en Filipos! Lidia; la mujer endemoniada; el carcelero – un ‘cuerpo’ ¿y cómo ve la Obra en Santa Rosa?
2.     DIOS COMPLETARÁ ESA BUENA OBRA.
Dios siempre termina lo que empieza.  Pablo sólo pudo quedar algunas semanas en Filipos; pronto tuvo que huir, por la persecución (Hch 16:39-40).  ¡Pero Dios no se fue!   La obra no se detuvo.
Es igual en Santa Rosa.  Misioneros y pastores han venido, han trabajado, y se han ido.  Pero la obra de Dios continúa..
Cada uno de nosotros hace parte ahora de la Obra que Dios comenzó.
Estamos esperando que usted se una con sus dones y le Sirvan a Dios.
¿Cómo completará Dios la “buena obra” que Él comenzó?
a.     La Obra de Salvación Llegará a Su Fin.
¿En qué sentido?   En dos maneras:
i.                     Personalmente – llegará un día cuando seremos glorificados.  En este mundo enfrentamos muchas tentaciones, muchos tropiezos.  Algunos se preguntarán: ‘¿Duraré hasta el final?’
Si la obra de salvación dependiera de nosotros, ¡sería de dudar que llegaríamos hasta el final!   Pero es Dios quien comenzó la buena obra, y Él se encargará de completarla.
Pedro estaba seguro de ello (1 Ped 1:3-5).  Pablo también estaba seguro (Fil 2:12-13). Estaba tan seguro, que en Romanos 8:30 habla como si ya estuviéramos en la gloria.
ii.                   Corporalmente – llegará un día cuando el número total de los que serán salvos en Laredo se completará.  Pablo enseña eso en Romanos 11:25 (“la plenitud de los gentiles”).  Cuando eso ocurra, la “buena obra” que Dios comenzó habrá sido completada.  Ese día marcará el fin del mundo.
Mientras tanto, ¡tenemos que seguir trabajando, viviendo la vida cristiana, y predicando el evangelio.
b.     La Obra de Santificación Llegará a su Fin.
El momento que nos entregamos a Cristo, Dios empezó esa obra de santificación que hemos mencionado.  Pablo declara que Dios completará esa obra.
El resultado es que iremos madurando, creciendo en la vida cristiana, y llegando a ser más y más semejantes a Cristo. ¡Eso es lo que debe estar pasando!
Pero tenemos altibajos; tiempos de retroceso y avance.  Felizmente, un día esa obra llegará a su fin, y seremos perfectamente semejantes a Cristo.
Juan habla de ello en 1 Juan 3:2.  David ya sabía de ese día (Sal 17:15).
c.      La Obra de Edificación Llegará a su Fin.
Un día la Iglesia estará completa en el cielo.  No sólo en el sentido de tener el número completo de creyentes, sino que tendrá todos los dones necesarios; habrá una perfecta unidad y armonía entre los miembros de ese gran Cuerpo de Cristo.
Estaremos perfectamente unidos a nuestra Cabeza, y estaremos listos para la eternidad.
Qué cuadro más glorioso es ese de la Iglesia Cristiana de Santa Rosa!
Juan lo vio en la isla de Patmos (Apocalipsis 7:9-10, 13-17).
Conclusión.
Ese es el destino eterno de la Iglesia de Santa Rosa.
Dios comenzó esa obra un día en Filipos.  Pablo estaba seguro que Dios completaría lo que había empezado.
Han pasado más de 2,000 años.  Dios sigue haciendo esa “buena obra”, en todo el mundo.  Un día la obra estará culminada, y estaremos de pie al borde de la eternidad.
¿Estarás tú allí en ese gran día? Sí, Gracias Señor y Bendito Salvador Jesucristo. La Iglesia de Santa Rosa, está lista para ese Gran Encuentro Glorioso. Pero no solo queremos nosotros estar allí también deseamos ver a Toda nuestra Familia y miles de Amigos de éste Municipio.
Dios está haciendo y completando su Obra y ¿usted?
Ánimo, falta poco, Él Señor está cerca. Hoy es el día de Salvación.
¿Deseas recibir a Jesucristo como tu único, Señor y Salvador?
Ora conmigo. Señor, hoy te entrego mi vida, por favor toma el Control de mi vida, perdóname mis pecados, me arrepiento y abro mi Corazón.
Quiero ser un hijo de Dios. Amén







¿SABE USTED CÓMO EMPIEZA EL PECADO?

¿SABE USTED CÓMO EMPIEZA EL PECADO?
EL NACIMIENTO DEL PECADO.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte. Santiago 1:15
La mayoría de las personas piensan que el pecado es un acto o comportamiento individual. Pero el versículo de hoy dice que el pecado no es un acto; es el resultado de un proceso.
El pecado comienza con deseo, que está relacionado con la emoción. Comienza cuando usted desea sentirse satisfecho al adquirir algo, cuando tiene un anhelo emotivo de poseer algo que ve. Entonces la tentación afecta su mente mediante el engaño. Usted comienza a justificar su derecho a tener lo que desea. Su mente es engañada al creer que la satisfacción de sus deseos satisfará sus necesidades.
Acto seguido, su voluntad comienza a planificar cómo va a obtener lo que quiere, y cuando la lujuria es seducida (como quien dice) por la carnada, queda preñada en el vientre de la voluntad de una persona. Por último, ocurre el acto del pecado.
El saber cómo nace el pecado debiera ayudarlo a huir de la tentación.
EL ORIGEN DEL  PECADO  SU TRAYECTORIA Y FINALMENTE LA  SOLUCIÓN.
EL NACIMIENTO DEL PECADO.
¿Qué es la CONCUPISCENCIA? Santiago 1:13-15
LA LEY Y EL PECADO.
Etim: Latín, con- plenamente, cupere, desear. Concupiscentia, deseo, ambición.
La insubordinación de los deseos a la razón; la inclinación de la naturaleza humana hacia el pecado, causa del pecado original.
Se refiere también al movimiento espontáneo de los apetitos sensitivos hacia lo que la imaginación presenta como placentero y en contra de lo que presenta como doloroso. La concupiscencia incluye también los deseos desordenados de la voluntad, como son el orgullo, la ambición y la envidia.
Entonces la concupiscencia, después que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte.
EN GÉNESIS 3.6 NOS DICE LA PALABRA:
3:6 Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió así como ella.
ESTA HISTORIA QUE NOS TRAE CARLOS REY, EN EL PROGRAMA UN MENSAJE A LA CONCIENCIA; PUEDE COMPLEMENTAR LA FORMA COMO APARECE EL PECADO.
«¿QUIÉN ME LIBRARÁ DE ESTE CUERPO MORTAL?»
Por Carlos Rey.
«... un hombre tiene madre, mujer y un chico. Una noche matan misteriosamente a la madre. Las investigaciones de la policía no llegan a ningún resultado. Un tiempo después matan a la mujer; la misma cosa. Finalmente matan al chico. El hombre está enloquecido, pues quiere a todos, sobre todo al hijo. Desesperado, decide investigar los crímenes por su cuenta. Con los habituales métodos inductivos, deductivos, analíticos, sintéticos, etcétera, de esos genios de la novela policial, llega a la conclusión de que el asesino deberá cometer un cuarto asesinato, el día tal, a la hora tal, en el lugar tal. Su conclusión es que el asesino deberá matarlo ahora a él. En el día y hora calculados, el hombre va al lugar donde debe cometerse el cuarto asesinato y espera al asesino. Pero el asesino no llega. Revisa sus deducciones: podría haber calculado mal el lugar: no, el lugar está bien; podría haber calculado mal la hora: no, la hora está bien. La conclusión es horrorosa: el asesino debe estar ya en el lugar. En otras palabras: el asesino es él mismo, que ha cometido los otros crímenes en estado de inconsciencia. El detective y el asesino son la misma persona.

»... La conclusión es evidente: ... el hombre se suicida. Queda la duda de si se mata por remordimientos o si el yo asesino mata al yo detective, como en un vulgar asesinato.»1

Así narra el escritor argentino Ernesto Sábato, en boca de su personaje Hunter, «una linda idea para una novela policial» que se le ha ocurrido a éste, tal y como se la cuenta a su prima Mimí. Llega a ser la trama de una novela dentro de otra, tratándose ésta de su primera novela famosa, que lleva por título El túnel.

Si bien, según el personaje Hunter que cuenta el relato policiaco, queda la duda de la razón por la que se suicida el protagonista, no debiera haber duda alguna de aquello que lo llevó a cometer los crímenes. Es que cada uno de nosotros padece del mismo mal, al que la Biblia llama «pecado». Es tal su atracción fatal que San Pablo mismo se considera «vendido como esclavo al pecado». La ley del pecado, que lo impulsa a hacer el mal a pesar de que quiere hacer el bien, se opone a la ley de Dios, y lo tiene cautivo. De ahí que haga el mal que no quiere, de modo que ya no es él quien lo hace sino el pecado que habita en él.

«¡Soy un pobre miserable!» —Exclama  el sufrido apóstol—. ¿Quién me librará de este cuerpo mortal?» Gracias a Dios, no tiene que recurrir al suicidio para librarse de su naturaleza pecaminosa. Así como cualquiera de nosotros, San Pablo concluye que puede recurrir a Jesucristo nuestro Señor y, por medio de Él, ser librado de la ley del pecado y de la muerte.2
1              Ernesto Sábato, El túnel (Barcelona: Editorial Seix Barral, 1997), pp. 9495
2              2         Ro 7:7—8:1- 17.
7:7 ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
7:8 Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
7:9 Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
7:10 Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
7:11 porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
7:12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
ESTOY EN LA CRUZ, YA CRUCIFICADO Y MUERTO, NADA DEBE PREOCUPARME.
Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.”
Dios le ama tanto que Jesucristo agonizó y derramó su sangre al ser crucificado por usted. Usted es preciado para Dios, es el objeto de su amor. La sangre de Jesucristo fue derramada en el Calvario por usted. Amigo, amiga, si lo sabe, entonces podrá mantenerse firme ante toda crítica. No le molestará lo que otros digan de usted. La cruz le libera. Aquel que murió por usted vive ahora en usted. El Señor entregó su vida por usted, para luego poderse entregar a usted. Cuando Jesucristo murió por usted, no solamente removió sus pecados, sino que le removió a usted. Usted está crucificado con él. Así que, ¿quién puede hacerle daño a un hombre o mujer muerta?
¿Ha sentido el ardor de la crítica esta semana? Extraiga el aguijón y lave la herida con el bálsamo del amor de Jesús. Entréguele esa crítica al Señor. Luego, pídale a Dios que le enseñe de lo acontecido.
DIOS NOS HA LLAMADO A HACER LO BUENO.
Santiago 4:17: “Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.”
Un vez el pastor Rogers preguntó: “¿Es usted una de esas personas que dice: ‘Deja para mañana lo que puedes hacer hoy’? Ésta es una de esas ocasiones en que el número de dedos que apuntan hacia mí, sobrepasan el que apunta hacia usted. ¿De qué estoy hablando? De la dilación, morosidad o aplazamiento. ¿Sabía usted que la dilación es pecado? Digo esto porque el pecado no es sencillamente hacer lo malo, sino es no hacer lo que uno debe hacer. La demora y la desobediencia son diferentes facetas del mismo pecado.”
Alguien bien dijo: “Cuando tenga algo que hacer, empiece en ese mismo momento. Usted aporta la voluntad y Dios suple la fuerza.” ¡Ésa es la fuerza de voluntad que necesitamos para obedecer instantáneamente!
¿Tiene algo pendiente por hacer que no le ha dejado en paz? Confiese su indecisión como pecado, y actúe ahora, no titubee en hacerlo. El ayer ya pasó, el mañana podría nunca llegar. ¡Hoy es el día!
JESUCRISTO LO INVITA A QUE CONFÍE EN ÉL.
1 Pedro 5:7: “Echando toda vuestra ansiedad sobre Él, porque Él tiene cuidado de vosotros.”
¿Qué pasa cuando usted se preocupa? Usted transporta las dificultades del mañana al día de hoy. Dios no le dio gracia para las dificultades de mañana. Él solamente le da gracia para las de hoy. Cuando usted toma prestado los problemas del mañana, sobrecarga el circuito de hoy. La ansiedad no quita el pesar del mañana, sino las fuerzas del día de hoy. Entonces cuando usted enfrenta el mañana, ya está sin aliento porque va sobrecargado en el presente. Por consiguiente, la preocupación no le prepara para el mañana, por el contrario, no estará listo para enfrentarlo. El ayer es cheque cancelado. El mañana es una nota promisoria. El día de hoy posee todo el efectivo que usted puede administrar. ¡Gástelo sabiamente!
¡La preocupación se comerá su almuerzo y también su desayuno y cena! Confiese sus preocupaciones como pecado (porque lo son). Coloque sus ansiedades ante el trono de Dios todopoderoso y confíe en que Él proveerá.
EL ESPÍRITU SANTO HACE SU OBRA EN EL MUNDO.
Juan 16:8-9: “Y cuando Él venga, CONVENCERÁ al mundo de pecado, de justicia y de juicio. De pecado, por cuanto no creen en Mí.”
¿Qué pensaría de alguien que le diera el SECRETO de la VIDA? ¿Cree que inmediatamente podría llamarlo su MEJOR AMIGO? ¡Seguro que sí! Eso es lo que el Espíritu Santo hizo por usted. El Espíritu le ha dado no solamente el SECRETO para la VIDA, sino para ¡LA VIDA ETERNA! Él le convenció de sus pecados. Él le trajo al Señor Jesucristo (Juan 6:44). No crea que cualquiera puede venir a Cristo por su propia voluntad o porque “escogió” hacerlo. Nadie puede hacerlo. Nadie puede venir si no es por el Espíritu Santo. El Espíritu Santo le ha dado el secreto de la vida y Él mismo le ha llevado allí.
Sí que es un buen amigo, ¿no lo cree?
No mantenga en secreto a su mejor amigo. Él desea que se le dé a CONOCER y le ha dado el privilegio de ser su MENSAJERO. Compártalo hoy con aquellos a su alrededor.
Romanos 8:30: “A los que justificó, a éstos también glorificó.”
 ¿Qué significa ser justificado? Significa ser declarado justo. La justificación no es ser bueno, aun cuando el ser bueno glorifica a Dios. Cuando usted pone su fe en donde Dios pone sus pecados, Dios pone el sello de “Justo” sobre su nombre en el libro de la vida del Cordero. No es por lo que usted ha hecho o hará, sino por haber sido justificado. Ninguna corte humana lo puede justificar. Sin embargo, lo que Dios hace no es solamente tomar al pecador y perdonarle sus pecados, sino que hace al culpable justo como si nunca jamás hubiera pecado. Eso es justificación.
Si usted viviera cada momento creyendo en la justificación que Dios le ha dado, ¿cómo se fortalecería su fe? ¿Tendría más disposición para compartir el regalo del amor de Dios?
Primera Corintios 12:31: “Procurad, pues, los dones mejores. Mas yo os muestro un camino aún más excelente.”
Satanás siempre da lo mejor de primero y lo peor de último. Por ejemplo, Proverbios capítulo 20, versículo 17 dice: “Sabroso es al hombre el pan de la mentira; pero después su boca será llena de cascajo.”  Con Satanás las cosas siempre empiezan dulcemente, mas no terminan de esa manera. Satanás es un falsificador y un engañador. Él es culpable de propaganda falsa. Él no muestra al borracho tirado en la zanja cubierto de moscas, ni al adicto temblando incontrolablemente después de otra noche de desintoxicación, ni las vidas destrozadas por las enfermedades transmitidas sexualmente. Él siempre da lo mejor primero y lo peor de último. Por el contrario, Jesús da lo mejor de último.
¿Tiene a un adolescente en su casa? Entonces, llame a un asilo de desamparados o a una prisión y averigüe si puede llevarle de visita.
Santiago 1:4: “Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.”
La paciencia trae la perfección. ¿Cuándo fue la última vez que le pidió a Dios que le hiciera perfecto? Tal vez usted debió haber pedido por paciencia también, ya que solamente a través de la paciencia, la fe y la confianza en el Señor es que podemos llegar a ser perfectos. Ahora, mucha gente confunde la palabra “perfecto” con “sin pecado”. En Santiago 1:4, la palabra griega para “perfecto” es “Teleios” y se refiere al crecimiento para llegar a la madurez. Por ejemplo, un roble es el “Teleios” de una bellota. Es la perfección de la bellota. Así que, cuando se sienta desanimado y triste, fíjese en un roble fuerte y vea lo que una nuez puede lograr.
Salga a caminar esta semana y disfrute de los hermosos colores de otoño y pídale a Dios que le dé la fe y la paciencia que puede convertir a una bellota en un gran roble.
MUERTOS AL PECADO, PERO VIVOS PARA JESUCRISTO.
Romanos 6:11: “Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro.”
Una mujer se despertó una mañana. Sintió que apenas se había acostado a descansar. Se dijo: “¡No pueden ser las seis de la mañana!” No obstante, la radio decía que eran las seis, el reloj decía que eran las seis, el amanecer decía que eran las seis. Ahora bien, la pregunta es: ¿Importaba cómo se sentía ella?
Necesitamos dejar de basar nuestra salvación en los altibajos emocionales y comenzar a considerar los hechos y promesas de Dios para cimentarnos en éstas. Cada mañana al despertar, dígase: “Estoy muerto al pecado. Estoy vivo en Cristo. Sé que es un hecho. Él murió por mí. En eso creo.”
Busque el significado de la palabra “considerar”. ¿Considera usted que está muerto al pecado y vivo en Cristo?
JESÚS FUE HECHO PECADO, SIN TENER PECADO.
Segunda Corintios 5:21: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él.”
Su servicio no lo hace ni menos, ni más ante los ojos de Dios. Si usted piensa que Dios va a aceptarlo basándose en el tiempo que dedica al estudio bíblico o a su ministerio, usted va a caer en la trampa de nunca saber si está haciendo lo suficiente. Usted nunca se sentirá totalmente aceptado. El perfeccionismo es un ladrón. Promete recompensas, pero le roba el gozo y la satisfacción. ¿Por qué? Porque la perfección es una meta inalcanzable. Si usted es un perfeccionista, se ha puesto una meta imposible y por lo tanto enfrentará constantemente la frustración y el fracaso. Usted es perdonado en Cristo. Usted es hecho justicia en el Señor Jesucristo.
¿Es usted un perfeccionista? Pídale a Dios por medio del Espíritu Santo que le libre de la frustración y el fracaso. Ahora tome la decisión consciente que usted puede ser imperfecto, ¡y aún ser amado por Dios!
DIOS HA HECHO SU PARTE, AHORA USTED DEBE HACER LA SUYA.
Josué 1:9: “Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente; no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo en dondequiera que vayas.”
Satanás es el ministro siniestro del temor. Cuando él clava sus uñas de temor en su corazón, ¿le da miedo lo que Satanás le hará si usted toma una posición firme por Dios? No tenga miedo. El tener miedo es un insulto a Dios quien promete: “Yo estaré contigo.” El temor lo destruirá. ¿Se preocupa usted por todo? Una señora dijo: “No me diga que no es bueno preocuparse. La mayoría de las cosas por las que me preocupo nunca llegan a pasar.”
No se preocupe. Dios cuidará de usted.
Clame a Dios que a través del Espíritu Santo le muestre cuáles son sus temores, luego confiéselo como pecado. ¡Arrepiéntase y mire a lo alto tomando la diestra de Dios que está extendida para sostenerle y darle la victoria!
ESTA HISTORIA NOS MUESTRA DÓNDE TAMBIÉN TIENE ORIGEN EL PECADO. EN EL HOGAR PUEDE INICIAR TODO.
«NO DEBO DESOBEDECER A MI MAESTRA»
Por el Hermano Pablo.
Con mala ortografía y torpe letra el chico comenzó a escribir. Evidentemente el muchacho era rebelde e indisciplinado. Como castigo, la maestra le había asignado una tarea especial. Debía escribir, 300 veces, la frase: «No debo desobedecer a mi maestra.»

Se trataba de Jorge Licea, de origen mexicano. Estaba asistiendo a una escuela pública en la ciudad de Los Ángeles, California. Jorge escribió, y escribió, hasta el fin de la clase. Al día siguiente Jorge llegó temprano a la escuela, pero no se juntó con sus amigos. Estaba como confundido y melancólico.

Quieto y sombrío, se detuvo en la puerta de su aula y comenzó a llorar. Luego, ante el espanto de sus compañeros, sacó de su bolsillo un revólver, se lo puso a la sien y apretó el gatillo. Jorge Licea tenía diez años de edad.

Este caso conmovió a la gran ciudad. Terminada la investigación, se halló que la causa de la tragedia no era la tarea que la maestra le había dado. El castigo sólo hizo estallar una causa que era mucho más profunda que una simple tarea.

La causa, que procedía de la vida del muchacho, tenía que ver con su hogar. Allí estaba evidenciada la fórmula de siempre: pobreza, violencia, drogas, alcohol y maltrato. El niño vivía en un infierno. Con apenas diez años de edad, ya había aguantado todo lo que un ser humano es capaz de aguantar. Y como no vio salida alguna, optó por quitarse la vida.

Así es la vida de muchos niños y niñas en este mundo perdido y desviado en que vivimos. Quizá usted, mi querido joven, se encuentra en una situación parecida. Quizá la vida suya también sea un infierno. ¿Será eso todo lo que este mundo ofrece? La respuesta, positiva y categórica, es: «¡No!»

En cierta ocasión Jesucristo dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos» (Lucas 18:16). Cristo, el autor de la vida, tiene una compasión muy especial por todos los que sufren injustamente.

Permítanme una palabra a ustedes, padres. ¿Será el ambiente de su hogar uno que podría dar lugar a la confusión y al deterioro moral de sus hijos? Su hogar es el único albergue que ellos tienen, y la vida presente y futura de ellos será una copia exacta de lo que es el hogar suyo.

Invitemos a Cristo, queridos padres, a ser el Señor de nuestro hogar. Cuando él reina en el hogar, hay serenidad y madurez y juicio y paz. Sólo Cristo produce cordura y armonía. Él quiere salvar nuestro hogar. Permitámosle entrar.
Primera Crónicas 29:11: “Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas.”
¿Alguna vez se ha puesto a pensar por qué Dios no elimina la maldad y erradica el pecado? Si Dios destruyera el mal, Dios destruiría toda oportunidad para tomar decisiones. Y si Dios quitara esa oportunidad de tomar decisiones, Dios arrasaría con toda oportunidad de amar. Consecuentemente, Dios aniquilaría el mayor bien. Que Dios destruyera la maldad sería malévolo. Dios no destruye la maldad, Dios derrota la maldad. ¿Cómo? Con la cruz del calvario y la resurrección. Dios transforma toda herida en un aleluya. ¡Toda derrota en una victoria!
Tome tiempo hoy para meditar acerca del cielo y la gloriosa reunión que algún día tendrá con Él.



JESÚS NOS NARRA VARIAS HISTORIAS PARA ENSEÑARNOS VERDADES ETERNAS.

JESÚS NOS NARRA VARIAS HISTORIAS PARA ENSEÑARNOS VERDADES ETERNAS.
LA HISTORIA DEL HIJO PRÓDIGO.
Nuestro Señor ilustra dos alternativas para la vida. El primero a escoger es el hijo que vivía concentrado en sí mismo que exigió su libertad para no estar bajo la autoridad de su padre, y entonces «No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes (herencia) viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle» (muriéndose de hambre) (Lucas 15:13-16).
Una alternativa más inteligente es la segunda a escoger por este hijo pródigo, cuando dijo: «¡ . . . yo aquí perezco (muero) de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti» (15:17-18).
La palabra «pródigo» significa malgastador; el joven «malgastó» la herencia de su padre. Después que se arrepintió, su padre le hizo reconocer la seriedad de su antigua forma de vivir como un pecador al decir: «porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (15:24).
Tal y como este hijo pródigo descubrió que el amor de su padre era mucho mayor que lo que él anteriormente había reconocido, también lo podrá así descubrir cada pecador que se arrepiente y podrá ver que el Padre Celestial está esperando con gran compasión para perdonar a todos los que vienen a Él.
LA HISTORIA DEL MÉNDIGO LÁZARO Y EL RICO. ABRAHAM Y EL GOZO DE LA VIDA ETERNA
Jesús entonces habló de un hombre rico que nunca llegó a reconocer que él había «malgastado» su vida, aunque él había llegado a tener «gran éxito». Pero, «en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos. . . Entonces él, dando voces, dijo. . . porque estoy atormentado en esta llama» (16:23-24). Fue entonces que él llegó a descubrir que el infierno es eterno y que, entre él y Abraham, había «una gran sima» (16:26). Las preocupaciones del rico con sus ganancias le llevaron a remover todo deseo de usar sus habilidades o recursos para la gloria de Dios. El mayor propósito de nuestras breves vidas en esta tierra es prepararnos para una eternidad sin fin, y después hacer todo lo posible para proveer el alimento espiritual para otras personas necesitadas.
NUESTRA CIUDADANIA ESTÁ EN LOS CIELOS. AQUÍ EN LA TIERRA NO HAY NADA PARA NOSOTROS.
Desde que la «ciudadanía» (estilo de vida) del verdadero creyente «está en los cielos» (Filipenses 3:20), no nos atrevemos a fijar metas mundanas, ni a ganancias materialistas, ni aun establecer las satisfacciones físicas como nuestra única prioridad. Toda la humanidad, el rico o el pobre, tiene una cosa en común — la muerte del cuerpo abrirá la puerta al gozo de la vida eterna o a los horrores del infierno eterno. «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído. . . ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande?» (Hebreos 2:1,3).
UNA INVITACIÓN ESPECIAL DEL PADRE CELESTIAL PARA LOS HIJOS PRÓDIGOS.
¿Es usted uno de esos hijos pródigos? El Padre Celestial está amorosamente esperando darle las bienvenidas.


lunes, 26 de octubre de 2015

¿HACIENDO QUÉ COSAS HEREDARÉ LA VIDA ETERNA?

¿HACIENDO QUÉ COSAS HEREDARÉ LA VIDA ETERNA?
ESTA PUEDE SER TAMBIÉN UNA PREGUNTA SUYA PARA JESÚS HOY.
JESÚS LE TIENE LA RESPUESTA.
Un escriba que era un intérprete oficial de la Ley de Moisés y también de las tradiciones de los ancianos, «se levantó y dijo, para probarle: Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?» (Lucas 10:25). Entonces Jesús le contestó: «¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?» El hombre respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo». Jesús le dijo: «Bien has respondido; haz esto, y vivirás. Pero él, queriendo justificarse a sí mismo, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?» (10:26-29).
Jesús contestó esta pregunta con una ilustración, diciendo: «Un hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones, los cuales le despojaron (de lo que llevaba); e hiriéndole, se fueron, dejándole medio muerto. Aconteció que descendió un sacerdote por aquel camino, y viéndole, pasó de largo. Asimismo un levita, llegando cerca de aquel lugar, y viéndole, pasó de largo. Pero un samaritano, que iba de camino, vino cerca de él, y viéndole, fue movido a misericordia; y acercándose, vendó sus heridas, echándoles aceite y vino; y poniéndole en su cabalgadura, lo llevó al mesón, y cuidó de él. . . . ¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de misericordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo» (10:30-37).
Mi «prójimo» es cualquiera que necesita mi compasión y a quien yo tengo la oportunidad y la habilidad de ayudar. No importa cuál sea su posición, su raza, o su religión. Nosotros solamente entramos en los sentimientos de sufrimientos y de desgracias de otras personas así como Dios lo ha hecho con nosotros (Hebreos 4:15). Todo lo que es mío en verdad pertenece a Dios y todo lo que pertenece a Dios lo debo de compartir con mi prójimo, pues mi prójimo también fue creado por y en la imagen de Dios.
Todos nosotros necesitamos de ser recordados de la respuesta que nuestro Señor le dio a este abogado. «Maestro, ¿haciendo qué cosa heredaré la vida eterna?» Jesús le llevó a reconocer que la evidencia de la vida eterna en nuestras vidas es el deseo de obedecer la Palabra de Dios. Jesucristo dijo: «Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como Yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois Mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros» (Juan 13:34-35).
DEMUESTRE LA COMPASIÓN POR OTROS.

Es una cosa servir a Dios, pero es otra cosa completamente diferente el mostrar compasión a los que son menos afortunados que nosotros.
“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él” - (2 Corintios 5:21)
¿Alguna vez se ha acostado al final de un largo día y satisfecho se dice: “Bien, hoy fui una buena persona, así que si muero esta noche iré al cielo?” Si lo ha hecho, no está solo. Me atrevo a afirmar que la mayoría de personas creen que si van a la iglesia, diezman su dinero y hacen bien a otros, que Dios les permitirá entrar al cielo. Con todo, si ser religioso nos puede llevar al cielo, por qué fue un hombre tan religioso como Pablo confrontado cuando viajaba camino a Damasco y el Señor le preguntó: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” (Hechos 9:4b). Aún más importante, si pudiésemos salvarnos a nosotros mismos realizando buenas obras Dios no tenía necesidad de enviar a su Unigénito al mundo como sacrificio substituto por usted y por mí. No, es la justicia de Jesús lo que nos salva.
No es hasta que admitamos nuestro pecado que vamos a conocer la misericordia y el perdón del Rey. Póstrese ante Él hoy y admita que está perdido sin Él y que su salvación fue comprada exclusivamente con la sangre de Cristo.

“Yo, Yo Jehová, y fuera de Mí no hay quien salve” (Isaías 43:11).
Se requiere más del poder de Dios para salvar a una alma a través de la cruz de Cristo, que lo que se requiere para cualquier otra cosa.Dios no tuvo ninguna dificultad creando el universo. La Biblia nos dice que Él habló, ¡y sucedió! Pero cuando Dios escribió la historia de la salvación, tuvo grandes dificultades.

En una ocasión el pastor Rogers dijo: “¿Qué si yo realizo un servicio y tengo el poder de enderezar las piernas de los inválidos, o de devolver la vista a los ciegos? ¡En el próximo servicio no habría dónde poner a la gente! Ahora, por cierto que deseo que Dios sane a las personas, pero déjeme decirle algo más. ¿Qué, si después de que predique un mensaje, una niñita pasa al frente para decir que Dios le ha salvado? ¡Ese es un milagro mayor que abrir los ojos de los ciegos, porque el Hijo de Dios tuvo que colgar en una cruz, en agonía y derramar Su sangre, para comprar la salvación de esa pequeña!”
Jesús no vino como un gran sanador o profesor. ¡Él vino como Salvador!
¿Cómo usted definiría lo que sucede cuando Dios salva a una persona? ¿Podría ponerlo en palabras? Pídale a Dios que le muestre, en Su Palabra, lo que significa la salvación, y luego trate de explicarlo con sus propias palabras. Y compártalo con alguien más esta semana.

RECUERDE QUÉ LA SALVACIÓN, NO SE PIERDE.
¿CÓMO SE OBTIENE LA SALVACIÓN Y LA VIDA ETERNA?

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos” (1 Pedro 1:3).
Hay algunas personas que piensan que pueden perder la salvación. Amigo y amiga, si usted pierde o no su salvación, todo depende de cómo la obtuvo. Si usted es salvo por sus buenas obras, entonces puede perder su salvación por sus malas obras. Pero la Palabra de Dios es muy clara en este asunto. Tito 3:5 dice: “Nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.”
¿Cómo se salva una persona? ¡Por gracia! Y si es por gracia, entonces usted es guardado por gracia. La salvación no está cimentada en los méritos del hombre, sino única y exclusivamente en la gracia de Dios.
Alabe a Dios por el trabajo regenerador del Espíritu Santo, por la sangre salvadora de su Hijo, y por su llamado en su vida.



















LA AVARICIA DESTRUYE EL CORAZÓN DEL HOMBRE Y LO VUELVE MALVADO.

LA  AVARICIA  DESTRUYE EL CORAZÓN DEL HOMBRE Y LO VUELVE MALVADO.
JESÚS NOS ADVIERTE SOBRE LA AVARICIA.
El Señor ilustra el peligro engañoso de la avaricia al relatar esta parábola: «La heredad de un hombre rico había producido mucho. Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?» (Lucas 12:16-20). Por el arduo trabajo de la ocupación bien respetada de la agricultura, este hombre se había hecho muy rico. No hay ninguna indicación que él había obtenido sus riquezas por métodos deshonestos. Su gran pecado que le destruyó fue que él malgastó toda su vida en satisfacer sus propios placeres. Dios le llamó «necio», y después añade: «Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios» (12:20-21).
Nosotros los creyentes no debemos de permitir que los deseos materiales nos distraigan de hacer la voluntad de Dios. No debemos de preocuparnos de nuestras necesidades futuras. Sabiendo bien la importancia de lo que comemos, lo que vestimos, y la vivienda para mantener nuestras vidas, aún nuestra primera ocupación debe siempre ser: «. . . buscad primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas» (Mateo 6:33). Al poder mantener con bien nuestras prioridades, nos preparamos para llegar a ser todo lo que nuestro Señor quiere que seamos y cumplir así el propósito por el cual Él nos ha creado.
De la manera que usamos nuestro tiempo y nuestros talentos es una expresión de nuestra fe cristiana. Cristo nos enseñó que la vida es verdaderamente completa cuando amamos, servimos, y damos para extender las «Buenas Nuevas» a un mundo perdido. Sin importar de cuantos — muchos o pocos — de talentos tenemos, o cuantas posesiones tenemos o hemos acumulado, como buenos administradores debemos de entregarnos a la oración considerando lo que Jesús quisiera hacer con lo que tenemos.
«Más tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Pelea la buena batalla de la fe, echa mano de la vida eterna, a la cual asimismo fuiste llamado, habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos» (I de Timoteo 6:11-12).
Si verdaderamente cuidamos de los intereses de Dios, Él cuidará de nuestros intereses.
UN EJEMPLO DE AVARICIA Y DE PERVERSIDAD.
Nabot respondió a Acab: “¡Líbreme Jehová de darte yo la heredad de mis padres!” (1 Reyes 21:3, RV 1995).
El rey Acab era un rey malvado — y avaro. Tenía muchas tierras y viñas, pero un día decidió que quería  la viña que le pertenecía a su vecino Nabot. En realidad, él no entró de repente  y tomó la viña; le ofreció a Nabot un intercambio por otra viña o dinero para su compra absoluta. Nebot, un hombre mucho más honorable que Acab y alguien quien  honró su herencia familiar, se negó. Como consiguiente, el rey volvió al palacio, malhumorado y de mala cara. Cuando su también malvada esposa, Jezabel, le preguntó por qué estaba en un humor tan amargo, él le contó sobre la respuesta negativa de Nabot sobre de la viña de su familia.
Jezabel le dijo que no se preocupara por ello, y luego ella inmediatamente intentó apropiarse de la viña, haciendo todo lo necesario  para lograrlo — en este caso, el asesinato del pobre  Nabot. El resultado fue que Acab consiguió lo que él quiso, pero disgustó enormemente a Dios en el proceso. No pasó mucho tiempo para que tanto Acab como Jezabel pagaran un precio divino por su malvado hecho.
Ahora bien,  yo no pienso que la mayor parte de nosotros jamás nos afrontaremos con alguien en posición de autoridad y pedirnos que le vendamos nuestra herencia, pero casos similares pueden surgir en nuestras vidas en cualquier momento, como creyentes en algunos países lo saben demasiado bien. Muchos de ellos ahora están en células de prisión o han sido hasta asesinados, simplemente porque ellos se rechazaron “a la venta total” de su legitima herencia cuando se le fue pedida de parte de su gobierno ateo u otra organización para hacerlo así.
“Niegue su fe y salve su vida.”
“Niegue su fe y salve la vida de su ser querido. ¿” (Un poco más difícil, verdad?).
Pero la venta no siempre significa una opción de vida o muerte.
“Niegue su fe y consiga una promoción.”
“Niegue su fe y sea aceptado por sus compañeros.”
“Niegue su fe y experimente una vida más fácil.”

Ahora es el tiempo para tomar la decisión que no vamos a “la venta total” de nuestra divina herencia, la herencia otorgada sobre nosotros por nuestro divino Padre por el precio de compra costoso de la vida de Su Hijo. Nos no atrevamos a esperar hasta que el  Rey Acab o la Reina Jezabel llamen a nuestra puerta, esperando hacernos una oferta que no podemos rechazar. Debemos elegir ahora—  “hoy” y ser fuertes como Nabot, hasta  la muerte si es necesario, ya que nada vale la pena dejar o deshonrar “la herencia de nuestro Padre.”

sábado, 24 de octubre de 2015

DEBEMOS PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO OBREROS APROBADOS.

DEBEMOS PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO OBREROS APROBADOS.
DEBEMOS HONRAR A AQUEL A QUIÉN SERVIMOS.
Alábele: “Señor gracia por proveer “de sana sabiduría a los rectos”. Gracias porque eres “escudo a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:7).
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad” - (2 Timoteo 2:15).
Cuando los hombres construyeron el Templo en el Antiguo Testamento, la Biblia nos dice que Dios les dio un espíritu de sabiduría. Algunos traductores lo han llamado un espíritu de “destreza o talento” porque estas palabras están fuertemente entrelazadas. ¿Sabe lo que es vivir sabiamente? Es vivir diestramente aprovechando su vida a lo máximo. Sea cual sea su trabajo ―un artista, un médico, un carpintero, un contador, un maestro o una madre― viva su vida con destreza. ¿Está pensando ir a un colegio vocacional o a una universidad a cursar una carrera? Entonces, no falle en estudiar y ganar conocimiento, pero recuerde esto: Todo nuestro conocimiento apartado de la sabiduría de Dios es sólo ignorancia espléndida.
¿Cuándo fue la última vez que estudió la historia del trasfondo de la Palabra de Dios? Vaya a una librería o a la biblioteca de su iglesia y estudie cómo las traducciones fueron descubiertas y pasadas a otras generaciones.
¿Por qué está triste tu rostro?... ¿Qué cosa pides?… Nehemías 2:2, 4
Uno de mis pasajes bíblicos favoritos relacionados con el trabajo es Nehemías Cap. 1 y 2. Nehemías, un funcionario del rey Artajerjes, había sido un trabajador tan ejemplar que el monarca quiso honrarlo brindándole ayuda cuando estuvo triste porque Jerusalén seguía en ruinas. Le preguntó: « ¿Por qué está triste tu rostro? ... ¿Qué cosa pides?…» (Nehemías 2:2, 4). No era un empleado cualquiera; era el copero, el hombre que probaba la bebida del rey para impedir que lo envenenaran. Para alcanzar tal posición, aparentemente se esforzó en su trabajo y honró a Dios en todo. Y el rey le concedió sus peticiones.
A Dios le interesa cómo trabajamos. Colosenses 3:23 nos dice: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Podemos seguir el ejemplo de Nehemías de este modo:
1- Honrando a Dios al ser trabajadores competentes y confiables (Nehemías 1:11–2:6).
2-  Interesándonos con pasión por los demás y por lo que ellos valoran más.
3- Actuando, e incluso arriesgándonos ocasionalmente, para honrar lo que es importante para Dios y para los demás creyentes (2:3-6).
Cuando honramos al Señor en el trabajo, nuestros jefes tal vez lo noten. Pero aunque no lo hagan, el deseo y el propósito de nuestro corazón debe ser honrar a Aquel a quien realmente servimos: el Señor nuestro Dios (Colosenses 3:17, 23).
Reflexionemos: Dios honra la fe porque la fe honra a Dios.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE UNA PERSPECTIVA ERRADA DEL TRABAJO?
 Le menciono algunas señales:
- Pereza (hacer lo mínimo o perder el tiempo).
- Pasividad (en lugar de vivir de acuerdo a nuestras convicciones y defender lo que es correcto).
- Robo (obtener lo que merecemos a cualquier costo).
- Quejas o murmuración (descontento).
- Celos o envidia.
- Ambición descontrolada.
- Rebeldía. Falta de sumisión o sujeción a la autoridad establecida.
- Deslealtad.
Pablo nos aconseja: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres. — Colosenses 3:23.
LA SABIDURÍA DE LOS PROVERBIOS.
Los Proverbios están llenos de sabiduría concerniente al trabajo y nos advierten sobre la pereza. Ellos nos dicen:
1.  A la persona perezosa le cuesta mucho trabajar: “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.” (21:25).
2. A la persona perezosa le encanta dormir, descansar, o jugar: “Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama.” (26:14).
3. Una persona perezosa pone excusas cuando se le pide algo: “Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles.” (26:13).
4. La persona perezosa desperdicia tiempo y energía, es improductiva: “También el que es negligente en su trabajo, es hermano del hombre disipador.” (18:9);
5. La persona perezosa cree que es sabia, pero en realidad es necia: “En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar.” (26:16).
6. Una persona perezosa se mete en deudas por no trabajar: “La mano de los diligentes señoreará; más la negligencia será tributaria.” (12:24);
7. La persona perezosa tiene un futuro sombrío: “El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.” (20:4);
8. La persona perezosa puede llegar a empobrecer: “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.” (13:4).
Podemos decir con seguridad que no hay lugar para la pereza en la vida de un cristiano.


JESUCRISTO DEBE OCUPAR EL PRIMER LUGAR EN NUESTRAS DECISIONES.

JESUCRISTO DEBE OCUPAR EL PRIMER LUGAR EN NUESTRAS DECISIONES.
SEGUIRLO A ÉL, EXIGE SABER CUÁL ES MI PRIORIDAD.
¿QUÉ ESTÁ USTED ESPERANDO AL SEGUIR A JESÚS?
Jesús puso a prueba la sinceridad de los que serían discípulos cuando «Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, Te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza» (ningún lugar para dormir) (Lucas 9:57-58). «Las zorras» ilustran las personas que son bien capaces, y «las aves de los cielos» ilustran las personas mundanas. Jesús le indicó a este hombre que, si él escogía seguirle, él podía esperar tiempos de opresión y necesidad. Jesús también estaba diciendo que Él mismo no estaba atado a las posesiones del mundo, ni que Sus seguidores tendrían alguna garantía de que iban a recibir los grandes recursos de este mundo.
MUCHOS LE DICEN: SEÑOR LO VOY A SEGUIR, PERO, PERO PRIMERO VOY A REALIZAR MIS PROPIOS PLANES.
«Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios» (9:61-62). Nuestro Señor no recibió a esos voluntarios que sólo estaban interesados en unirse a Él teniendo sus propias condiciones, pues para servir a Cristo requiere un compromiso de vida. El amor nos dicta que no puede haber otros compromisos al seguirle. Jesús no estaba en aquel entonces, ni aun hoy en día, en medio de una campaña para buscar miembros, ni aun estaba contando los conversos para mostrar Su éxito.
LAS PERSONAS DE DOBLE ÁNIMO, DE DOBLE PERSONALIDAD, NO SON DE CONFIANZA.
Las personas que están buscando su propio éxito y se comprometen a buscarlo se encuentran casi siempre extraviados, creyendo que habrá un día más conveniente cuando puedan escoger seguir al Señor. Sus excusas revelan que son personas de doble ánimo. Algunas personas carecen de tener un «ojo que es bueno» dedicado a Cristo cuando, en comparación, todo lo del mundo es de poca importancia. Otras personas fallan al no poner a Jesús en primer lugar en sus decisiones diarias, mas todos los que lo han hecho han descubierto que la satisfacción de negarse a sí mismos sobrepasa las recompensas pasajeras que el mundo ofrece. Todos nosotros tenemos que considerar si hay alguien o algo en nuestros corazones que nos están alejando de darle a Cristo, a Su Palabra, y a Su voluntad, el primer lugar en nuestras vidas.
EL TIEMPO ESTÁ CERCA. USTED DECIDE QUE ES LO MÁS IMPORTANTE HOY, EL MUNDO O EL REINO DE LOS CIELOS.
Jesús nos advirtió: «sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto (verdad) os digo . . . El cielo y la tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán. Mirad también por vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día» (Lucas 21:31-34).
TODO SE MARCHITA RÁPIDAMENTE, PERO SU PALABRA PERMANECE PARA SIEMPRE.
Las ambiciones mundanas se marchitan y son insignificantes cuando dedicamos nuestras vidas a conocer al Señor por la lectura de Su Palabra.
LO ETERNO SIGUE VIGENTE, LO DEMÁS DESAPARECERÁ.
Primera Pedro 1:24-25: “Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del Señor permanece para siempre.”
La Biblia es la indiscutible, incorruptible, indestructible e indispensable Palabra de Dios. Nadie puede discutir con ella. Nada puede corromperla, ni destruirla, ni reemplazarla como la fuente de vida. El fallecido Dr. Robert G. Lee, un gran predicador de la generación pasada, dijo lo siguiente referente a la Biblia: “Todos sus enemigos no han podido hacerle ni un hoyo a su santo vestuario, ni robar una flor de su maravilloso jardín, ni diluir la miel de su abundante panal, ni romper una de las mil cuerdas de su arpa, ni ahogar una dulce palabra en tinta pagana.”
Exprésele a Dios cuánto ha cambiado su vida a causa de su Palabra. Reúnase con un grupo de amigos o con su familia para platicar acerca de las formas en que Dios ha ministrado su vida a través de su Palabra.