JESÚS NOS
NARRA VARIAS HISTORIAS PARA ENSEÑARNOS VERDADES ETERNAS.
LA HISTORIA
DEL HIJO PRÓDIGO.
Nuestro
Señor ilustra dos alternativas para la vida. El primero a escoger es el hijo
que vivía concentrado en sí mismo que exigió su libertad para no estar bajo la
autoridad de su padre, y entonces «No muchos días después, juntándolo todo el
hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus
bienes (herencia) viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino
una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle» (muriéndose de
hambre) (Lucas 15:13-16).
Una
alternativa más inteligente es la segunda a escoger por este hijo pródigo,
cuando dijo: «¡ . . . yo aquí perezco (muero) de hambre! Me levantaré e iré a
mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti» (15:17-18).
La palabra
«pródigo» significa malgastador; el joven «malgastó» la herencia de su padre.
Después que se arrepintió, su padre le hizo reconocer la seriedad de su antigua
forma de vivir como un pecador al decir: «porque este mi hijo muerto era, y ha
revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse» (15:24).
Tal y como
este hijo pródigo descubrió que el amor de su padre era mucho mayor que lo que
él anteriormente había reconocido, también lo podrá así descubrir cada pecador
que se arrepiente y podrá ver que el Padre Celestial está esperando con gran
compasión para perdonar a todos los que vienen a Él.
LA HISTORIA
DEL MÉNDIGO LÁZARO Y EL RICO. ABRAHAM Y EL GOZO DE LA VIDA ETERNA
Jesús
entonces habló de un hombre rico que nunca llegó a reconocer que él había
«malgastado» su vida, aunque él había llegado a tener «gran éxito». Pero, «en
el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos. . . Entonces él, dando voces, dijo.
. . porque estoy atormentado en esta llama» (16:23-24). Fue entonces que él
llegó a descubrir que el infierno es eterno y que, entre él y Abraham, había
«una gran sima» (16:26). Las preocupaciones del rico con sus ganancias le llevaron
a remover todo deseo de usar sus habilidades o recursos para la gloria de Dios.
El mayor propósito de nuestras breves vidas en esta tierra es prepararnos para
una eternidad sin fin, y después hacer todo lo posible para proveer el alimento
espiritual para otras personas necesitadas.
NUESTRA
CIUDADANIA ESTÁ EN LOS CIELOS. AQUÍ EN LA TIERRA NO HAY NADA PARA NOSOTROS.
Desde que la
«ciudadanía» (estilo de vida) del verdadero creyente «está en los cielos»
(Filipenses 3:20), no nos atrevemos a fijar metas mundanas, ni a ganancias
materialistas, ni aun establecer las satisfacciones físicas como nuestra única
prioridad. Toda la humanidad, el rico o el pobre, tiene una cosa en común — la
muerte del cuerpo abrirá la puerta al gozo de la vida eterna o a los horrores
del infierno eterno. «Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos
a las cosas que hemos oído. . . ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una
salvación tan grande?» (Hebreos 2:1,3).
UNA
INVITACIÓN ESPECIAL DEL PADRE CELESTIAL PARA LOS HIJOS PRÓDIGOS.
¿Es usted
uno de esos hijos pródigos? El Padre Celestial está amorosamente esperando
darle las bienvenidas.
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