JESUCRISTO
DEBE OCUPAR EL PRIMER LUGAR EN NUESTRAS DECISIONES.
SEGUIRLO A
ÉL, EXIGE SABER CUÁL ES MI PRIORIDAD.
¿QUÉ ESTÁ
USTED ESPERANDO AL SEGUIR A JESÚS?
Jesús puso a
prueba la sinceridad de los que serían discípulos cuando «Yendo ellos, uno le
dijo en el camino: Señor, Te seguiré adondequiera que vayas. Y le dijo Jesús:
Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; más el Hijo del
Hombre no tiene dónde recostar la cabeza» (ningún lugar para dormir) (Lucas
9:57-58). «Las zorras» ilustran las personas que son bien capaces, y «las aves
de los cielos» ilustran las personas mundanas. Jesús le indicó a este hombre
que, si él escogía seguirle, él podía esperar tiempos de opresión y necesidad.
Jesús también estaba diciendo que Él mismo no estaba atado a las posesiones del
mundo, ni que Sus seguidores tendrían alguna garantía de que iban a recibir los
grandes recursos de este mundo.
MUCHOS LE
DICEN: SEÑOR LO VOY A SEGUIR, PERO, PERO PRIMERO VOY A REALIZAR MIS PROPIOS
PLANES.
«Entonces
también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los
que están en mi casa. Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado
mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios» (9:61-62). Nuestro Señor no
recibió a esos voluntarios que sólo estaban interesados en unirse a Él teniendo
sus propias condiciones, pues para servir a Cristo requiere un compromiso de
vida. El amor nos dicta que no puede haber otros compromisos al seguirle. Jesús
no estaba en aquel entonces, ni aun hoy en día, en medio de una campaña para
buscar miembros, ni aun estaba contando los conversos para mostrar Su éxito.
LAS PERSONAS
DE DOBLE ÁNIMO, DE DOBLE PERSONALIDAD, NO SON DE CONFIANZA.
Las personas
que están buscando su propio éxito y se comprometen a buscarlo se encuentran
casi siempre extraviados, creyendo que habrá un día más conveniente cuando
puedan escoger seguir al Señor. Sus excusas revelan que son personas de doble
ánimo. Algunas personas carecen de tener un «ojo que es bueno» dedicado a
Cristo cuando, en comparación, todo lo del mundo es de poca importancia. Otras personas
fallan al no poner a Jesús en primer lugar en sus decisiones diarias, mas todos
los que lo han hecho han descubierto que la satisfacción de negarse a sí mismos
sobrepasa las recompensas pasajeras que el mundo ofrece. Todos nosotros tenemos
que considerar si hay alguien o algo en nuestros corazones que nos están
alejando de darle a Cristo, a Su Palabra, y a Su voluntad, el primer lugar en
nuestras vidas.
EL TIEMPO
ESTÁ CERCA. USTED DECIDE QUE ES LO MÁS IMPORTANTE HOY, EL MUNDO O EL REINO DE
LOS CIELOS.
Jesús nos
advirtió: «sabed que está cerca el reino de Dios. De cierto (verdad) os digo . .
. El cielo y la tierra pasarán, pero Mis Palabras no pasarán. Mirad también por
vosotros mismos, que vuestros corazones no se carguen de glotonería y
embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros
aquel día» (Lucas 21:31-34).
TODO SE
MARCHITA RÁPIDAMENTE, PERO SU PALABRA PERMANECE PARA SIEMPRE.
Las
ambiciones mundanas se marchitan y son insignificantes cuando dedicamos
nuestras vidas a conocer al Señor por la lectura de Su Palabra.
LO ETERNO
SIGUE VIGENTE, LO DEMÁS DESAPARECERÁ.
Primera
Pedro 1:24-25: “Porque: Toda carne es como hierba, y toda la gloria del hombre
como flor de la hierba. La hierba se seca, y la flor se cae; más la palabra del
Señor permanece para siempre.”
La Biblia es
la indiscutible, incorruptible, indestructible e indispensable Palabra de Dios.
Nadie puede discutir con ella. Nada puede corromperla, ni destruirla, ni
reemplazarla como la fuente de vida. El fallecido Dr. Robert G. Lee, un gran
predicador de la generación pasada, dijo lo siguiente referente a la Biblia:
“Todos sus enemigos no han podido hacerle ni un hoyo a su santo vestuario, ni
robar una flor de su maravilloso jardín, ni diluir la miel de su abundante
panal, ni romper una de las mil cuerdas de su arpa, ni ahogar una dulce palabra
en tinta pagana.”
Exprésele a
Dios cuánto ha cambiado su vida a causa de su Palabra. Reúnase con un grupo de
amigos o con su familia para platicar acerca de las formas en que Dios ha
ministrado su vida a través de su Palabra.
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