jueves, 22 de octubre de 2015

NO ES TIEMPO DE JUZGAR NI DE MIRAR LA PAJA AJENA ES TIEMPO DE PERDONAR Y PUNTO.

NO ES TIEMPO DE JUZGAR NI DE MIRAR LA PAJA AJENA ES TIEMPO DE PERDONAR Y PUNTO.
Todos nosotros hemos pecado más allá de nuestra habilidad de poder contarlo, y debemos de estar profundamente agradecidos que nuestro Padre Celestial nos perdona cuando nos arrepentimos de todos nuestros pecados. Si estamos verdaderamente agradecidos, entonces trataremos a las personas que pecan contra nosotros con la misma misericordia y compasión que hemos recibido de nuestro Señor. Jesús, quien bien sabe la tendencia de nuestros corazones humanos de ser hipócritas, nos advierte: «¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? . . . Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano» (Lucas 6:41-42).
Es nuestra responsabilidad reconocer «la paja» (lo malo) por lo que en verdad es, pero nosotros debemos de considerar primeramente «la viga» propia (nuestras críticas y actitudes negativas hacia otras personas). Sólo entonces somos aptos para ayudar a otros en sus necesidades.
Un corazón de compasión y cuidado para ayudar a otros es contrario a las personas que ignoran sus propias faltas y fracasos, y que casi nunca pierden una oportunidad para chismear sobre la conducta o los fracasos de otras personas. A veces estamos dispuestos a exagerar e implicar que las acciones de otras personas tienen motivos malvados. Gracias que Dios es un Dios de misericordia, que nos perdona por completo cuando nos arrepentimos de nuestros pecados. Pero, tenemos la tendencia de juzgarnos según nuestras buenas intenciones pero juzgamos a los otros por sus errores. Desde el punto de vista que esperamos la misericordia de Dios en nuestras vidas, esto pone una gran demanda sobre nosotros para extender esa misma misericordia hacia otras personas. «(Mas) si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas». (Mateo 6:15).
El criticar y el menospreciar a otras personas es a veces una forma de justificarse a sí mismo y de aumentar la autoestima. También, es más fácil llegar rápidamente a las conclusiones sin oír cuidadosamente todo lo sucedido. Todos tenemos una habilidad asombrosa para juzgar erróneamente los pensamientos y las acciones de otras personas. Los críticos siempre viven buscando y encontrando algo mal con todo lo que se dice o se hace por otros a quienes ellos desean despreciar. Jesús habló en contra de esta justificación personal al decir: «saca primero la viga de tu propio ojo». Es entonces que el amor de Cristo puede expresarse por medio de nuestras vidas. Si alguien «fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado» (Gálatas 6:1).
TODOS DEBEMOS DAR CUENTA A DIOS POR LO QUE HACEMOS.
NO ES TIEMPO DE CRITICAR, SINO DE PERDONAR Y AMAR.

Es injusto criticar a otros — aun cuando ellos no cumplen con lo que esperamos. Todos tendremos que darle cuenta a Cristo por lo que hacemos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario