ACONTECIMIENTOS
EXTRAORDINARIOS EN LA VIDA DE JESÚS.
¿ QUIÉN
DICEN LOS HOMBRES QUE SOY YO?
La confesión
de fe de Pedro; la muerte y la resurrección de Jesús es predicha; la
transfiguración Y LA Voz del Padre reconociendo a Jesús como su Hijo Amado.
Jesús y Sus
discípulos habían estado en la famosa ciudad de los idólatras de «Cesarea de
Filipo» (Marcos 8:27-9:1). Fue aquí donde Jesús «en el camino preguntó a Sus
discípulos, diciéndoles: ¿Quién dicen los hombres que soy Yo? Ellos
respondieron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los
profetas. Entonces Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy? Respondiendo
Pedro, le dijo: Tú eres el Cristo» (8:27-29).
Un breve
tiempo después, Jesús invitó al pueblo a seguirle, pero con algunos requisitos,
diciéndoles: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome
su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo
el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio, la salvará. Porque ¿qué
aprovechará (beneficiará) al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su
alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se
avergonzare de Mí y de Mis Palabras en esta generación adúltera y pecadora, el
Hijo del Hombre se avergonzará también de él, cuando venga en la gloria de Su
Padre con los santos ángeles» (8:34-38).
Fue en esta
misma región que, seis días después, Jesús y tres de Sus discípulos fueron « .
. . aparte solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. . . . Y
les apareció Elías con Moisés, que hablaban con Jesús» (9:2-4). Moisés y Elías
estaban ahora en la presencia de su Mesías. Durante este grandioso evento, los
dos profetas del Antiguo Testamento hablaron con Jesús sobre «Su partida
(muerte), que iba Jesús a cumplir en Jerusalén» (Lucas 9:31). Moisés, que
representaba la Ley de Dios, y Elías, que representaba a los profetas de Dios,
se aparecieron para honrar a Jesús antes de Su sufrimiento, Su muerte en la
cruz, y Su resurrección física.
Pedro
cometió el error de sugerir que ellos hicieren «tres enramadas, una para Ti,
otra para Moisés, y otra para Elías. Porque no sabía lo que hablaba, pues
estaban espantados» (Marcos 9:5-6). Sin embargo, desde que Jesucristo es el
Unigénito Hijo de Dios, Él solo es digno de toda nuestra adoración y obediencia
(Apocalipsis 4:9-11). Nada, ni nadie, puede reemplazar ni ser igual a la
comunión personal con Jesús como nuestro Señor.
Después de
la sugerencia de Pedro de hacer «tres enramadas», entonces: « . . . vino una
nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: Este es Mi Hijo
Amado; a Él oíd» (Marcos 9:7).
¿SABE USTED
QUÉ ES IDOLATRÍA?
La
adoración, el amor, y la lealtad que le pertenece sólo a Cristo no se pueden
compartir con otro.
¿SABE USTED
LO QUE SIGNIFICA LA RESURRECCIÓN DE JESÚS?
“Porque yo
vivo, vosotros también viviréis.” Juan 14: 19.
Jesús ha
vuelto la vida de los creyentes en Él tan cierta como la Suya. Con la misma
certeza que vive la cabeza, los miembros vivirán también. Si Jesús no hubiera
resucitado de los muertos, entonces nosotros estaríamos muertos en nuestros
pecados; pero como Él resucitó, todos los creyentes han resucitado en Él. Su
muerte quitó nuestras transgresiones y soltó las amarras que nos retenían bajo
sentencia de muerte. Su resurrección certifica nuestra justificación: hemos
sido absueltos, y la misericordia dice: “También Jehová ha remitido tu pecado;
no morirás.” Jesús ha hecho la vida de Su pueblo tan eterna como la Suya. ¿Cómo
podrían morir los miembros en tanto que Él viva, viendo que son uno con Él?
Porque Él no muere más, y la muerte no tiene dominio sobre Él, ellos tampoco regresarán
más a las tumbas de sus viejos pecados, sino que vivirán para el Señor en vida
nueva. Oh creyente, cuando estés bajo gran tentación, y tengas miedo de caer un
día por mano enemiga, que esto te dé seguridad. No perderás nunca tu vida
espiritual, pues está escondida con Cristo en Dios. Tú no dudas de la
inmortalidad de tu Señor; por tanto, no pienses que te dejará morir, puesto que
eres uno con Él. El argumento para tu vida es Su vida, y por eso no puedes
tener ningún temor; por tanto, descansa en tu Dios vivo.
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