SOMOS OVEJAS
DEL BUEN PASTOR JESUCRISTO EL SEÑOR. Salmo 23: 1-6.
23:1 Jehová
es mi pastor; nada me faltará.
23:2 En
lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a
aguas de reposo me pastoreará.
23:3
Confortará mi alma;
Me guiará
por sendas de justicia por amor de su nombre.
23:4 Aunque
ande en valle de sombra de muerte,
No temeré
mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu
cayado me infundirán aliento.
23:5
Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi
cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
23:6
Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa
de Jehová moraré por largos días.
LA MISIÓN DE
LOS DOCE APÓSTOLES. Mateo 9: 36- 38.
«Y al ver
las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y
dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces (Jesús) dijo a Sus
discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues,
al Señor de la mies, que envíe obreros a Su mies» (Mateo 9:36-38). En respuesta
a esta necesidad, Jesús eligió sólo doce hombres ordinarios quienes Él mismo
enseñó, diciéndoles: «Yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues,
prudentes como serpientes, y sencillos como palomas» (10:16-17). La persecución
de los creyentes, muchas veces poniéndoles presión para comprometerse a lo
malo, es siempre una prueba de nuestra sinceridad. Los tiempos de paz nacional
muchas veces causan que las «ovejas» se vuelvan indiferentes, pero durante los
tiempos de persecución, las «ovejas» descubren que ellas tienen que depender en
su Pastor. Los lobos son los enemigos naturales de las ovejas. Aunque los
«lobos» (los falsos profetas) en forma humana a veces aparecen como «vestidos
de ovejas» (7:15), su indiferencia a la Palabra de Dios llega a ser evidente.
Igual que Satanás (4:5-6), los lobos también citan sólo algunos versículos que
apoyan sus planes.
El creyente
ha recibido una naturaleza «como el de las ovejas» simbólico a la inocencia y
nunca a la cobardía. Las ovejas, en su naturaleza verdadera, siempre están
necesitadas de un pastor o si no se extravían y fácilmente se convierten en
víctimas. Aun peor, si una se va del rebaño, todas las otras ovejas le siguen
sin propósito. Nunca hay seguridad entre muchas ovejas; un pastor siempre se
necesita. «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas» (Isaías 53:6) y
necesitamos a Jesucristo, «el Buen Pastor» (Juan 10:11,14), para que nos guíe
diariamente.
Junto con
Jesucristo, el creyente puede pararse firme al frente del más feroz enemigo. Él
nos da más seguridad, diciéndonos: «no temáis a los que matan el cuerpo, más el
alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el
cuerpo en el infierno» (Mateo 10:28). El creyente no tiene ninguna razón para
suponer o esperar la bondad de un mundo hostil cuando su propio Maestro se tuvo
que enfrentar a feroces enemigos en Su ministerio aquí en la tierra. Jesús les
dijo a Sus seguidores: «Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque
no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. .
. . Si a Mí Me han perseguido, también a vosotros os perseguirán» (Juan
15:19-20).
LA POSICIÓN
DE LA OVEJA DEL SEÑOR ES DE HUMILDAD.
5:5
Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Los mansos son pacientes cuando se enfrenten a
las dificultades. (Mateo 5:5)
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