martes, 6 de octubre de 2015

SOMOS OVEJAS DEL BUEN PASTOR JESUCRISTO EL SEÑOR. Salmo 23: 1-6.

SOMOS OVEJAS DEL BUEN PASTOR JESUCRISTO EL SEÑOR. Salmo 23: 1-6.
23:1 Jehová es mi pastor; nada me faltará.
23:2 En lugares de delicados pastos me hará descansar;
Junto a aguas de reposo me pastoreará.
23:3 Confortará mi alma;
Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.
23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte,
No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;
Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
23:5 Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;
Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.
23:6 Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,
Y en la casa de Jehová moraré por largos días.
LA MISIÓN DE LOS DOCE APÓSTOLES. Mateo 9: 36- 38.
«Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor. Entonces (Jesús) dijo a Sus discípulos: A la verdad la mies es mucha, más los obreros pocos. Rogad, pues, al Señor de la mies, que envíe obreros a Su mies» (Mateo 9:36-38). En respuesta a esta necesidad, Jesús eligió sólo doce hombres ordinarios quienes Él mismo enseñó, diciéndoles: «Yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas» (10:16-17). La persecución de los creyentes, muchas veces poniéndoles presión para comprometerse a lo malo, es siempre una prueba de nuestra sinceridad. Los tiempos de paz nacional muchas veces causan que las «ovejas» se vuelvan indiferentes, pero durante los tiempos de persecución, las «ovejas» descubren que ellas tienen que depender en su Pastor. Los lobos son los enemigos naturales de las ovejas. Aunque los «lobos» (los falsos profetas) en forma humana a veces aparecen como «vestidos de ovejas» (7:15), su indiferencia a la Palabra de Dios llega a ser evidente. Igual que Satanás (4:5-6), los lobos también citan sólo algunos versículos que apoyan sus planes.
El creyente ha recibido una naturaleza «como el de las ovejas» simbólico a la inocencia y nunca a la cobardía. Las ovejas, en su naturaleza verdadera, siempre están necesitadas de un pastor o si no se extravían y fácilmente se convierten en víctimas. Aun peor, si una se va del rebaño, todas las otras ovejas le siguen sin propósito. Nunca hay seguridad entre muchas ovejas; un pastor siempre se necesita. «Todos nosotros nos descarriamos como ovejas» (Isaías 53:6) y necesitamos a Jesucristo, «el Buen Pastor» (Juan 10:11,14), para que nos guíe diariamente.
Junto con Jesucristo, el creyente puede pararse firme al frente del más feroz enemigo. Él nos da más seguridad, diciéndonos: «no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a Aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (Mateo 10:28). El creyente no tiene ninguna razón para suponer o esperar la bondad de un mundo hostil cuando su propio Maestro se tuvo que enfrentar a feroces enemigos en Su ministerio aquí en la tierra. Jesús les dijo a Sus seguidores: «Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes Yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece. . . . Si a Mí Me han perseguido, también a vosotros os perseguirán» (Juan 15:19-20).
LA POSICIÓN DE LA OVEJA DEL SEÑOR ES DE HUMILDAD.
5:5 Bienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad.
Los mansos son pacientes cuando se enfrenten a las dificultades. (Mateo 5:5)

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