martes, 6 de octubre de 2015

EL DÍA DE REPOSO Y DE DESCANSO TIENE EL SIGNIFICADO DE PRIORIDAD PARA CON DIOS. MATEO 12: 1- 8.

EL DÍA DE REPOSO Y DE DESCANSO TIENE EL SIGNIFICADO DE PRIORIDAD PARA CON DIOS. MATEO 12: 1- 8.
12:1 En aquel tiempo iba Jesús por los sembrados en un día de reposo; y sus discípulos tuvieron hambre, y comenzaron a arrancar espigas y a comer.
12:2 Viéndolo los fariseos, le dijeron: He aquí tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo.
12:3 Pero él les dijo: ¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y los que con él estaban tuvieron hambre;
12:4 cómo entró en la casa de Dios, y comió los panes de la proposición, que no les era lícito comer ni a él ni a los que con él estaban, sino solamente a los sacerdotes?
12:5 ¿O no habéis leído en la ley, cómo en el día de reposo los sacerdotes en el templo profanan el día de reposo, y son sin culpa?
12:6 Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí.
12:7 Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes;
12:8 porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo.
JESÚS, EL SEÑOR DEL DÍA DE REPOSO.
Jesús, el Señor del día de reposo; la controversia con los fariseos.
Jesús fue confrontado por los fariseos quienes estaban criticando a Sus discípulos al decir: «He aquí Tus discípulos hacen lo que no es lícito hacer en el día de reposo» (Mateo 12:2). Jesús les respondió: «Pues os digo que Uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo» (12:6-8). El sistema de adoración en el Antiguo Testamento era una sombra de la vida y el ministerio de Jesucristo y también de Su iglesia. Dios le mandó a Israel de guardar el último día de la semana, el día de reposo, como un día de descanso para conmemorar que «en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra» (Éxodo 20:9-11).
El día de reposo, tanto como todos los otros días de adoración de los judíos, los cuales eran también días de reposo o santas convocaciones, «todo lo cual es sombra de lo que ha de venir» (Colosenses 2:17). La iglesia apostólica reconocía esto y, en conmemoración a la resurrección de Cristo, vemos que en «(el) primer día de la semana, (se reunían) los discípulos para partir el pan» (Hechos 20:7). Unos años después, el Apóstol Pablo fue guiado a escribir: «Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas» (I de Corintios 16:2).
Casi todos los creyentes se congregan para adorar al Señor Jesucristo el primer día de la semana. Jesús resucitó de entre los muertos «el primer día de la semana» (Marcos 16:9). De esta forma, le honramos como el Señor de nuestras vidas al poner a Jesús en primer lugar cada semana. El día de reposo tiene su contraparte en el nuevo pacto: «para que en todo tenga (Jesucristo) la preeminencia (el primer lugar). . . . Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir» (Colosenses 1:18; 2:16-17).
La Pascua, que conmemoraba la libertad de Israel de la esclavitud en Egipto, fue reemplazada durante la última Pascua de Cristo, cuando Él mismo estableció la Cena del Señor. Mientras que Jesús y Sus apóstoles estaban comiendo los alimentos que representaban la Pascua, «tomó Jesús el pan, y bendijo (dándole gracias a Dios), y lo partió, y dio a Sus discípulos, y dijo: Tomad, comed; esto es Mi cuerpo. Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos; porque esto es Mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados» (Mateo 26:26-28).
DIOS QUIERE QUE SEAMOS SABIOS Y ESTO SE LOGRA CUANDO LO HONRAMOS.
 «El temor de Jehová es el principio de la sabiduría» (Proverbios 9:10).
En el libro del Apóstol Santiago, Santiago 1: 5-8. El Señor nos dice:
1:5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada.
1:6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra.
1:7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor.
1:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.


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