DEBEMOS
PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO OBREROS APROBADOS.
DEBEMOS
HONRAR A AQUEL A QUIÉN SERVIMOS.
Alábele:
“Señor gracia por proveer “de sana sabiduría a los rectos”. Gracias porque eres
“escudo a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:7).
“Procura con
diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué
avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad” - (2 Timoteo 2:15).
Cuando los
hombres construyeron el Templo en el Antiguo Testamento, la Biblia nos dice que
Dios les dio un espíritu de sabiduría. Algunos traductores lo han llamado un
espíritu de “destreza o talento” porque estas palabras están fuertemente
entrelazadas. ¿Sabe lo que es vivir sabiamente? Es vivir diestramente
aprovechando su vida a lo máximo. Sea cual sea su trabajo ―un artista, un
médico, un carpintero, un contador, un maestro o una madre― viva su vida con
destreza. ¿Está pensando ir a un colegio vocacional o a una universidad a
cursar una carrera? Entonces, no falle en estudiar y ganar conocimiento, pero
recuerde esto: Todo nuestro conocimiento apartado de la sabiduría de Dios es
sólo ignorancia espléndida.
¿Cuándo fue
la última vez que estudió la historia del trasfondo de la Palabra de Dios? Vaya
a una librería o a la biblioteca de su iglesia y estudie cómo las traducciones
fueron descubiertas y pasadas a otras generaciones.
¿Por qué
está triste tu rostro?... ¿Qué cosa pides?… Nehemías 2:2, 4
Uno de mis
pasajes bíblicos favoritos relacionados con el trabajo es Nehemías Cap. 1 y 2.
Nehemías, un funcionario del rey Artajerjes, había sido un trabajador tan
ejemplar que el monarca quiso honrarlo brindándole ayuda cuando estuvo triste
porque Jerusalén seguía en ruinas. Le preguntó: « ¿Por qué está triste tu
rostro? ... ¿Qué cosa pides?…» (Nehemías 2:2, 4). No era un empleado
cualquiera; era el copero, el hombre que probaba la bebida del rey para impedir
que lo envenenaran. Para alcanzar tal posición, aparentemente se esforzó en su
trabajo y honró a Dios en todo. Y el rey le concedió sus peticiones.
A Dios le
interesa cómo trabajamos. Colosenses 3:23 nos dice: «Y todo lo que hagáis,
hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Podemos seguir
el ejemplo de Nehemías de este modo:
1- Honrando
a Dios al ser trabajadores competentes y confiables (Nehemías 1:11–2:6).
2- Interesándonos con pasión por los demás y por
lo que ellos valoran más.
3- Actuando,
e incluso arriesgándonos ocasionalmente, para honrar lo que es importante para
Dios y para los demás creyentes (2:3-6).
Cuando
honramos al Señor en el trabajo, nuestros jefes tal vez lo noten. Pero aunque
no lo hagan, el deseo y el propósito de nuestro corazón debe ser honrar a Aquel
a quien realmente servimos: el Señor nuestro Dios (Colosenses 3:17, 23).
Reflexionemos:
Dios honra la fe porque la fe honra a Dios.
¿CUÁLES SON
LOS SÍNTOMAS DE UNA PERSPECTIVA ERRADA DEL TRABAJO?
Le menciono algunas señales:
- Pereza
(hacer lo mínimo o perder el tiempo).
- Pasividad
(en lugar de vivir de acuerdo a nuestras convicciones y defender lo que es
correcto).
- Robo
(obtener lo que merecemos a cualquier costo).
- Quejas o
murmuración (descontento).
- Celos o
envidia.
- Ambición
descontrolada.
- Rebeldía.
Falta de sumisión o sujeción a la autoridad establecida.
-
Deslealtad.
Pablo nos
aconseja: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no
para los hombres. — Colosenses 3:23.
LA SABIDURÍA
DE LOS PROVERBIOS.
Los
Proverbios están llenos de sabiduría concerniente al trabajo y nos advierten
sobre la pereza. Ellos nos dicen:
1. A la persona perezosa le cuesta mucho
trabajar: “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren
trabajar.” (21:25).
2. A la
persona perezosa le encanta dormir, descansar, o jugar: “Como la puerta gira
sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama.” (26:14).
3. Una
persona perezosa pone excusas cuando se le pide algo: “Dice el perezoso: El
león está en el camino; el león está en las calles.” (26:13).
4. La
persona perezosa desperdicia tiempo y energía, es improductiva: “También el que
es negligente en su trabajo, es hermano del hombre disipador.” (18:9);
5. La
persona perezosa cree que es sabia, pero en realidad es necia: “En su propia
opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar.” (26:16).
6. Una
persona perezosa se mete en deudas por no trabajar: “La mano de los diligentes
señoreará; más la negligencia será tributaria.” (12:24);
7. La
persona perezosa tiene un futuro sombrío: “El perezoso no ara a causa del
invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.” (20:4);
8. La
persona perezosa puede llegar a empobrecer: “El alma del perezoso desea, y nada
alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.” (13:4).
Podemos
decir con seguridad que no hay lugar para la pereza en la vida de un cristiano.
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