sábado, 24 de octubre de 2015

DEBEMOS PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO OBREROS APROBADOS.

DEBEMOS PRESENTARNOS DELANTE DE DIOS COMO OBREROS APROBADOS.
DEBEMOS HONRAR A AQUEL A QUIÉN SERVIMOS.
Alábele: “Señor gracia por proveer “de sana sabiduría a los rectos”. Gracias porque eres “escudo a los que caminan rectamente” (Proverbios 2:7).
“Procura con diligencia presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la Palabra de verdad” - (2 Timoteo 2:15).
Cuando los hombres construyeron el Templo en el Antiguo Testamento, la Biblia nos dice que Dios les dio un espíritu de sabiduría. Algunos traductores lo han llamado un espíritu de “destreza o talento” porque estas palabras están fuertemente entrelazadas. ¿Sabe lo que es vivir sabiamente? Es vivir diestramente aprovechando su vida a lo máximo. Sea cual sea su trabajo ―un artista, un médico, un carpintero, un contador, un maestro o una madre― viva su vida con destreza. ¿Está pensando ir a un colegio vocacional o a una universidad a cursar una carrera? Entonces, no falle en estudiar y ganar conocimiento, pero recuerde esto: Todo nuestro conocimiento apartado de la sabiduría de Dios es sólo ignorancia espléndida.
¿Cuándo fue la última vez que estudió la historia del trasfondo de la Palabra de Dios? Vaya a una librería o a la biblioteca de su iglesia y estudie cómo las traducciones fueron descubiertas y pasadas a otras generaciones.
¿Por qué está triste tu rostro?... ¿Qué cosa pides?… Nehemías 2:2, 4
Uno de mis pasajes bíblicos favoritos relacionados con el trabajo es Nehemías Cap. 1 y 2. Nehemías, un funcionario del rey Artajerjes, había sido un trabajador tan ejemplar que el monarca quiso honrarlo brindándole ayuda cuando estuvo triste porque Jerusalén seguía en ruinas. Le preguntó: « ¿Por qué está triste tu rostro? ... ¿Qué cosa pides?…» (Nehemías 2:2, 4). No era un empleado cualquiera; era el copero, el hombre que probaba la bebida del rey para impedir que lo envenenaran. Para alcanzar tal posición, aparentemente se esforzó en su trabajo y honró a Dios en todo. Y el rey le concedió sus peticiones.
A Dios le interesa cómo trabajamos. Colosenses 3:23 nos dice: «Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres». Podemos seguir el ejemplo de Nehemías de este modo:
1- Honrando a Dios al ser trabajadores competentes y confiables (Nehemías 1:11–2:6).
2-  Interesándonos con pasión por los demás y por lo que ellos valoran más.
3- Actuando, e incluso arriesgándonos ocasionalmente, para honrar lo que es importante para Dios y para los demás creyentes (2:3-6).
Cuando honramos al Señor en el trabajo, nuestros jefes tal vez lo noten. Pero aunque no lo hagan, el deseo y el propósito de nuestro corazón debe ser honrar a Aquel a quien realmente servimos: el Señor nuestro Dios (Colosenses 3:17, 23).
Reflexionemos: Dios honra la fe porque la fe honra a Dios.
¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DE UNA PERSPECTIVA ERRADA DEL TRABAJO?
 Le menciono algunas señales:
- Pereza (hacer lo mínimo o perder el tiempo).
- Pasividad (en lugar de vivir de acuerdo a nuestras convicciones y defender lo que es correcto).
- Robo (obtener lo que merecemos a cualquier costo).
- Quejas o murmuración (descontento).
- Celos o envidia.
- Ambición descontrolada.
- Rebeldía. Falta de sumisión o sujeción a la autoridad establecida.
- Deslealtad.
Pablo nos aconseja: Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor, y no para los hombres. — Colosenses 3:23.
LA SABIDURÍA DE LOS PROVERBIOS.
Los Proverbios están llenos de sabiduría concerniente al trabajo y nos advierten sobre la pereza. Ellos nos dicen:
1.  A la persona perezosa le cuesta mucho trabajar: “El deseo del perezoso le mata, porque sus manos no quieren trabajar.” (21:25).
2. A la persona perezosa le encanta dormir, descansar, o jugar: “Como la puerta gira sobre sus quicios, así el perezoso se vuelve en su cama.” (26:14).
3. Una persona perezosa pone excusas cuando se le pide algo: “Dice el perezoso: El león está en el camino; el león está en las calles.” (26:13).
4. La persona perezosa desperdicia tiempo y energía, es improductiva: “También el que es negligente en su trabajo, es hermano del hombre disipador.” (18:9);
5. La persona perezosa cree que es sabia, pero en realidad es necia: “En su propia opinión el perezoso es más sabio que siete que sepan aconsejar.” (26:16).
6. Una persona perezosa se mete en deudas por no trabajar: “La mano de los diligentes señoreará; más la negligencia será tributaria.” (12:24);
7. La persona perezosa tiene un futuro sombrío: “El perezoso no ara a causa del invierno; pedirá, pues, en la siega, y no hallará.” (20:4);
8. La persona perezosa puede llegar a empobrecer: “El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes será prosperada.” (13:4).
Podemos decir con seguridad que no hay lugar para la pereza en la vida de un cristiano.


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