MUCHAS
PERSONAS SE ACERCAN A JESÚS PARA TENTARLO.
EL GRUPO DE
LOS LLAMADOS HERDIANOS LO HIZO, Y USTED?
DE SEGURIDAD
NO SOMOS MÁS ASTUTOS QUE DIOS.
Los fariseos
habían conspirado contra Jesús con la cooperación de un partido político no
religioso llamado «los herodianos», un grupo que empujaba al pueblo de Israel a
estar sometido a Roma (Mateo 22:16). Estos grupos de personas hipócritas y opuestas
en su forma de pensar mandaron un comité investigador junto con unos miembros
de la junta del Sanedrín, pretendiendo estar interesados en seguir a Jesús.
Ellos le dijeron a Jesús: «Maestro, sabemos que dices y enseñas rectamente. . .
que enseñas el camino de Dios con verdad. ¿Nos es lícito dar tributo a César, o
no?» (Lucas 20:21-22). Desde que la mayoría de los judíos se sentían sumamente
agraviados por el tributo (los impuestos) que tenían que pagarle al gobierno
romano, este «comité» estaba seguro que el gentío pronto dejaría de seguir a
Jesús si Él decía que «Sí». Y también los fariseos podían decirle al pueblo que
Él no podía ser el Verdadero Mesías de Israel si Él enseñaba que tenían que
estar sujetos a un gobierno gentil. Pero, si Él decía que «No», entonces el
partido de los herodianos podían acusarle de conspirar en contra el gobierno
romano y entonces Poncio Pilato le podía arrestar por traición.
«Más Él,
comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué Me tentáis? Mostradme la
moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De
César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César», (entonces el
resto de su respuesta fue como una fuerte reprimenda que ardía por su
hipocresía, al decirles): «y (dad) a Dios lo que es de Dios» (20:23-25).
Mientras que la imagen en la moneda está representando la autoridad del
gobierno, también tenemos que someternos a una autoridad mayor que ella porque
fuimos creados «a imagen de Dios» (Génesis 1:26-27). Esto significa que las
Palabras de Jesús son también verdaderas para nosotros hoy en día.
Algunos
ciudadanos equivocados aceptan los beneficios del gobierno pero evitan pagar
los impuestos. Ellos ignoran las dos razones por las cuales se deben pagar los
impuestos. Los creyentes pagamos los impuestos requeridos porque obedecemos la
ley, pero también lo hacemos porque es un requerimiento que le agrada a Dios.
Nosotros no podemos simplemente ignorar Su mandato bien evidente: «Por causa
del Señor someteos a toda institución humana, ya sea al rey, como a superior,
ya a los gobernadores, como por Él enviados para castigo de los malhechores y
alabanza de los que hacen bien» (I de Pedro 2:13-14).
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