viernes, 16 de octubre de 2015

LOS CAMBIOS QUE OCURRIRÁN EN LOS CREYENTES VERDADEROS.

LOS GRANDES SUEÑOS Y LAS TRES METAMORFOSIS.
Una pequeña oruga emprendió la marcha en dirección al sol. A la vera del camino se encontraba un saltamontes.

—¿A dónde vas? —le preguntó.

Sin dejar de arrastrarse, la oruga contestó:

—Tuve un sueño anoche: soñé que contemplaba todo el valle desde la cumbre de la gran montaña. Tanto me gustó lo que vi en el sueño que he decidido hacerlo realidad.

Mientras la oruga se alejaba, el saltamontes, sorprendido, se burló de ella:

—¡Estás loca! ¿Cómo vas tú a llegar hasta allá? Para ti, que eres un simple gusano, una piedra es como una montaña, un pequeño charco, como un mar, y cualquier tronco, como una gigantesca muralla.

La oruga oyó impertérrita sus reproches, sin dejar un solo momento de seguir arrastrando su diminuto cuerpo. De pronto oyó la voz de un escarabajo:

—¿A dónde vas con tanto empeño?

Bañada en sudor y jadeando, la oruga le explicó que había tenido un sueño en el que contemplaba todo el mundo desde la cumbre de la gran montaña, y que iba a escalarla para que ese sueño se hiciera realidad. El escarabajo soltó la carcajada y dijo:

—Ni yo, con estas patas tan grandes que tengo, intentaría realizar algo tan ambicioso.

Del mismo modo, a medida que la determinada oruga avanzaba centímetro por centímetro, la araña, el topo y la rana le aconsejaron que desistiera en su empeño.

—¡Ni en el jamás de los jamases podrás lograrlo! —le advirtieron.

Pero en lo más recóndito de su ser había un impulso que la obligaba a seguir adelante. Ya agotada y exánime, decidió detenerse a descansar. Con las pocas fuerzas que le quedaban, construyó un lugar donde pasar la noche. «Aquí estaré mejor», dijo. Pero durante la noche, murió.

Todos los animales del valle fueron a ver sus restos. ¡Ahí yacía, impasible en el refugio que era su concha, la criatura más loca de la creación! Había construido como su tumba un monumento a la insensatez, digno de quien muere por una ilusión.

Una mañana de sol resplandeciente los animales volvieron a congregarse en torno a aquello que se había convertido en una advertencia para los atrevidos. De pronto quedaron atónitos. La concha dura comenzó a quebrarse, y vieron unos ojos y unas antenas que no podían ser las de la oruga que creían muerta. Poco a poco, como para darles tiempo de salir de su asombro, fueron saliendo las hermosas alas de mariposa de aquella impresionante criatura que tenían enfrente, la que realizaría su sueño, el sueño por el que había vivido, por el que había muerto y por el que había vuelto a vivir.

Así como Dios predestinó a las orugas a convertirse en lindas mariposas, también nos predestinó a los seres humanos a ser transformados conforme a la atrayente imagen de su Hijo.1 En otras palabras, Dios ha determinado que nuestro verdadero destino sea la gloria. Pero para llegar a esa gloria que nos tiene preparada, tenemos que seguir a Cristo, su Hijo. Porque de aquí a la gloria Cristo quiere transformarnos mental y espiritualmente,2 y antes de nuestra llegada, físicamente también. Ese día, cuando parezca que hemos muerto, Él transformará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo aún más glorioso que el de la mariposa, pues el nuestro no será frágil y perecedero, sino fuerte e inmortal.3 ¡Y en ese cuerpo glorificado coronaremos la gran montaña celestial!

1 Ro 8:28-29. 28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.
8:29 Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. 8:30 Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó.
2 Ro 12:2. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.
3 1Co 15:50-54. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.
15:51 He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados,
15:52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados.
15:53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.
¿SABE USTED LO QUE SIGNIFICÓ LA RESURRECCIÓN DE JESÚS?
“Porque yo vivo, vosotros también viviréis.” Juan 14: 19.
Jesús ha vuelto la vida de los creyentes en Él tan cierta como la Suya. Con la misma certeza que vive la cabeza, los miembros vivirán también. Si Jesús no hubiera resucitado de los muertos, entonces nosotros estaríamos muertos en nuestros pecados; pero como Él resucitó, todos los creyentes han resucitado en Él. Su muerte quitó nuestras transgresiones y soltó las amarras que nos retenían bajo sentencia de muerte. Su resurrección certifica nuestra justificación: hemos sido absueltos, y la misericordia dice: “También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás.” Jesús ha hecho la vida de Su pueblo tan eterna como la Suya. ¿Cómo podrían morir los miembros en tanto que Él viva, viendo que son uno con Él? Porque Él no muere más, y la muerte no tiene dominio sobre Él, ellos tampoco regresarán más a las tumbas de sus viejos pecados, sino que vivirán para el Señor en vida nueva. Oh creyente, cuando estés bajo gran tentación, y tengas miedo de caer un día por mano enemiga, que esto te dé seguridad. No perderás nunca tu vida espiritual, pues está escondida con Cristo en Dios. Tú no dudas de la inmortalidad de tu Señor; por tanto, no pienses que te dejará morir, puesto que eres uno con Él. El argumento para tu vida es Su vida, y por eso no puedes tener ningún temor; por tanto, descansa en tu Dios vivo.
DE ORUGAS, A SERES CELESTIALES.
DE LA MUERTE HORRIBLE, A LA GLORIOSA VICTORIA.
DE LA TUMBA FRÍA, A LA HERMOSA MANSIÓN DEL CIELO.
DE LA TRISTEZA, AL GOZO ETERNO DE MI SEÑOR.

ESE ES EL CAMBIO QUE DIOS TIENE PREPARADO PARA SUS HIJOS AMADOS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario