lunes, 12 de octubre de 2015

JESUCRISTO ES DIOS MIRE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y LA GRAN COMISIÓN.

JESUCRISTO ES DIOS MIRE LA RESURRECCIÓN DE JESÚS Y LA GRAN COMISIÓN.
La resurrección de Jesús le dio a Sus discípulos la llave para entender que Su Rey y Su Reino los dos eran eternos. «Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad (autoridad) Me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. . . » (Mateo 28:18-20).
Cuando somos bautizados «en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» estamos proclamando toda la plenitud de la Deidad. Así, por el bautismo público, confesamos delante del mundo que Dios es nuestro «Padre Celestial». La frase «y del Hijo» es nuestro testimonio al mundo que Jesús es ahora el Salvador y el Señor de nuestras vidas. Sobre nuestra confesión, el «Espíritu Santo» viene a ser nuestro Santificador, Consolador, y Guía por toda una vida (Juan 14:26; 16:13). Esto confirma la Trinidad de la Deidad y proclama que el Único Dios también se expresa en Tres Personas.
El «nacer de nuevo» (Juan 3:3,7) por Su Espíritu Santo es una experiencia sobrenatural que cambia el corazón y transforma nuestro ser a una vida que alaba y sirve al Señor diariamente. Esto no quiere decir que vamos a llegar a la perfección en esta vida; pero tal y como Pedro nos insiste: «desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación» (I de Pedro 2:1-2). El Señor ha provisto sólo un Libro y Su Espíritu Santo para decirnos cómo debemos vivir y lo que Él espera que hagamos. El apóstol Pablo proclama en el libro de Tito: «(Con) toda autoridad . . . Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a Sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para Sí un pueblo propio, celoso de buenas obras» (Tito 2:11-15). Sin excepción todos nosotros a veces no cumplimos con el Señor pero, todos podemos decir juntos con el apóstol Pablo: «Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús» (Filipenses 3:13-14).
Si Dios es tu compañero debes de tener Grandes planes.
USTED ESCOGE A QUIÉN SERVIR; COMO DIJO JOSUÉ:
“Escogeos hoy a quién sirváis…  pero yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué 24:15 RV 1960).
En la vida tenemos muchas opciones, ya sea  en gran escala — con quien casarse, como votar por nuestros  líderes del país, que profesión tener — o aparentemente insignificantes — que comer en  el desayuno, como vestirse hoy, qué dirección tomar en  nuestro caminar diario. Todo nos afecta — a un grado u otro.
Y esto es uno de los puntos claves para recordar cuando tomamos  estas opciones: no vivimos en un vacío; nuestras opciones,  dictan nuestras acciones y sus resultados, afectan a los demás. Con más a menudo, aquellos más cercanos a nosotros sienten el impacto más que los demás. Aquellos que decimos amar pueden ser los más bendecidos por nuestras acciones. .. y los más perjudicados cuando nuestras acciones no son buenas.
¿Esto es bastante  responsabilidad, verdad? Particularmente  para los seres frágiles y con defectos,  como nosotros mismos. Y aún Dios libremente nos da el derecho de tomar esas  opciones — y vivir  las experiencias de  las consecuencias que resultan.
En el Libro de Josué, vemos donde  los israelitas fueron llamados a escoger entre los dioses falsos de otras naciones y el  Dios verdadero que los había conducido fielmente de la esclavitud en Egipto. ¿Debería haber sido una cosa fácil, verdad? Pero si usted ha leído el resto de la historia, usted sabe que no sólo un puñado pero muchos de los israelitas le dieron la espalda a  Dios y en cambio decidieron  seguir y adorar a ídolos falsos. Los resultados no fueron  bonitos.
¿Y nosotros? ¿Tomamos  opciones sabias, basadas en la Palabra de Dios? ¿Nos quedamos enfocados en Aquel  quién no  ha salvado y nos ha librado de la esclavitud a este mundo, siguiéndolo con  fuerza, sin tener en cuenta procesos o privaciones a lo largo del camino? ¿O decidimos ser desviados por los ídolos falsos de este mundo — fama, fortuna, popularidad — y nos desviamos para adorarlos  y perseguirlos?
Recuerde, mucha gente  —   incluyendo los más cercanos a nosotros — están viendo que opciones tomamos. Podemos elegir sabiamente y alabar a Dios de acuerdo  pero  entonces las consecuencias de nuestras opciones serán una bendición y no una maldición para  nosotros y para los demás.
Salmos 31:15: “En tu mano están mis tiempos.”
El gran regalo de Dios para usted es Jesús. Su segundo mejor obsequio es el tiempo. Cada segundo que vivimos es una dádiva de Dios.
¿Alguna vez se le ha ocurrido que para que usted cese de vivir, Dios no tendría que quitarle la vida? Todo lo que Dios tendría que hacer es dejar de dársela. Su tiempo está en sus manos. Usted es un administrador del tiempo que Él le ha dado. Tenemos 86.000 segundos en el día, ni uno más, ni uno menos. La diferencia es mayordomía.

Hoy es un día de revisión. ¿Cómo está usted aprovechando esos 86.000 segundos para la gloria de Dios? ¿Va usted rezagado o adelantándosele a Dios?

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