DIOS ESTÁ
RECONCILIANDO AL MUNDO Y USTED ES SU EMBAJADOR. 2 Corintos 5: 16- 21.
5:16 De
manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun
si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así.
5:17 De modo
que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he
aquí todas son hechas nuevas.
5:18 Y todo
esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio
el ministerio de la reconciliación;
5:19 que
Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a
los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación.
5:20 Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
5:21 Al que
no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos
hechos justicia de Dios en él.
"De
manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según los criterios
de este mundo; y aun si a Cristo conocimos según esos criterios humanos, ya no
lo conocemos así".
EMPECEMOS
CON RECONCILIARNOS CON DIOS, CON LAS PERSONAS A NUESTRO ALREDEDOR Y AHORA
EMPECEMOS A RECONCILIAR EL MUNDO.
Ahora,
estimado oyente, nosotros ya no pensamos de nadie según los criterios de este
mundo. Ahora no vemos a los seres humanos desde el punto de vista que solíamos
tener cuando pertenecíamos al sistema del mundo. En ese sistema mundano, sola
hay personas perdidas. En otras palabras, no evaluamos a las personas por sus
antecedentes raciales, sociales o intelectuales. Sabemos que de acuerdo a la
vieja naturaleza humana, están perdidas al estar sin Cristo. Pero Cristo murió
por todos ellos, indiferentemente del nivel que ocupen en la sociedad y de lo
que de ellos se piense desde un punto de vista humano.
TODOS
ESTAMOS EN EL MISMO NIVEL: EL DE LOS PECADORES.
El apóstol
Santiago escribió sobre esto en el segundo capítulo de su epístola. Dijo que
estaba mal dar en una congregación el lugar de honor a una persona adinerada
que se acercase con un anillo en su mano y vestida con ropa cara, mientras que
a una persona pobremente vestida se la colocaba en un lugar poco visible. ¿Por
qué? Porque como hijos de Dios tenemos que ver a la totalidad de la familia
humana como pecadores por quienes Cristo murió. Incluso la línea entre judíos y
no judíos ha sido borrada. Todos los miembros de la raza humana son pecadores
delante de Dios. La única solución para todos es aceptar el mensaje del
Evangelio de Jesucristo. Así que todos están en el mismo nivel.
¿CUÁL ES LA
NUEVA IMAGEN DE CRISTO PARA USTED?
Luego Pablo
dijo, y aun si a Cristo conocimos según esos criterios humanos, ya no lo
conocemos así. Ahora, creemos que el apóstol Pablo conoció a Cristo físicamente.
Creemos que estuvo presente en la crucifixión del Señor Jesucristo. No podemos
imaginarnos que un fariseo tan brillante como este joven Saulo, no hubiera
estado presente en Jerusalén en la crucifixión.
ÉL AHORA
ESTÁ A LA DIESTRA DEL PADRE CELESTIAL.
Jesucristo
caminó por esta tierra hace más de 2.000 años. Nació en Belén, se crió en
Nazaret, caminó por Galilea, comenzó su ministerio en Caná de Galilea, fue a
Jerusalén, murió allí en una cruz, fue sepultado fuera de la ciudad en la tumba
de José, resucitó al tercer día, apareció a los suyos, y regresó al cielo. Y ya
no le conocemos más como el hombre de Galilea.
HOY NO
PODEMOS CONTEMPLAR A JESÚS COMO UN HOMBRE, SINO COMO DIOS.
Al llegar la
Navidad, muchas personas hacen un viaje a Belén. El lugar está atestado de
gente. ¿Qué están buscando allí? ¿Al niño Jesús? Él ya no se encuentra allí. Y
Jerusalén también está aborrajada por el público en Semana Santa. Pero nuestro
Señor resucitado ya no se encuentra allí. Aunque su historia está vívidamente
relatada en las páginas de la Biblia y continuamos aprendiendo de ella, ya no
podemos pensar en Él de acuerdo con los criterios humanos, que constituyen la
única manera en que muchos hoy le contemplan.
JESUCRISTO
ESTÁ EN SU TRONO CELESTIAL.
En este
momento, Jesucristo se encuentra en la gloria del cielo, a la derecha de Dios.
Por ello, hoy preferimos contemplarle allí, y sentirnos identificados con su
resurrección, con su victoria. Por ello el apóstol Pablo dijo que nos hemos
identificado con Él en Su muerte, y con Su resurrección, y ahora se encuentra
en los lugares celestiales.
HOY ES
TIEMPO DE RECONCILIARSE CON JESUCRISTO.
Pablo
pronunció una gran declaración aquí en el versículo 17, que leeremos a continuación
TODO ES
AHORA NUEVO EN CRISTO.
"De
modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron;
todas son hechas nuevas".
ES EL TIEMPO
DE LOS VERDADEROS CAMBIOS.
Permítanos
cambiar esa palabra criatura por "creación". Reconocemos que este
versículo es un versículo que se menciona muchísimas veces en la actualidad. Lo
hemos escuchado mencionar en reuniones en las que personas dan testimonio de su
fe, contando acerca de su conversión a Cristo. Dicen que ellas ya no satisfacen
ciertos hábitos malos a los cuales se entregaban antes de su conversión, y que
consideran este cambio de conducta como un cumplimiento de este versículo.
Si usted y
yo somos una nueva creación en Cristo Jesús, ¿cuáles son las cosas viejas que
han pasado? Recordemos que utilizamos una ilustración sobre la caída del hombre
desde la cima de la montaña hasta el pie de la misma, donde vivimos todos
nosotros, que somos pecadores. Ahora que hemos confiado en Cristo, aquellas
relaciones que teníamos antes han quedado atrás. Nosotros ya no nos
identificamos con Adán, aquel que cayó desde la cima de la montaña. No estamos
identificados más con el sistema mundano de relaciones y valores. Ahora estamos
identificados con Cristo Jesús. Hemos sido bautizados, introducidos en el
cuerpo de los creyentes y pertenecemos al Señor de ese cuerpo. Éstas son las
cosas viejas que han pasado, y el elemento nuevo ahora es la nueva relación que
tenemos con el Señor Jesucristo, que se encuentra en la gloria celestial.
AHORA HAY VIDA
ETERNA Y YA NO HAY CONDENACIÓN PARA USTED.
Seamos bien
prácticos en este aspecto. Hablemos de las cosas tal como son en la realidad,
estimado oyente. Ahora, alguien quizá diga: "Éste es un gran versículo,
pero, ¿cómo puedo conocer de verdad si yo soy una nueva creación en
Cristo?" Pues bien, escuchemos lo que dijo el Señor Jesucristo, en el
evangelio según San Juan, capítulo 5, versículo 24; dijo el Señor: "De
cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene
vida eterna; y no vendrá a condenación, sino que ha pasado de muerte a
vida". ¿Ha creído usted en el Señor Jesucristo, estimado oyente? ¿Confía
usted en Él? ¿Está usted seguro? Pues bien, si usted así lo ha hecho, Él le
asegura que usted tiene vida eterna y no será condenado, sino que ha pasado de
la muerte a la vida. Esto le convierte a usted en una nueva creación, que ya no
está sujeta a la condenación ni a la muerte. Usted ha pasado a la esfera de la
vida.
LA VIEJA
CREACIÓN YA NO EXISTE, HOY ES TODO NUEVO.
No trate
usted de basar su confianza en la experiencia. Usted es ya una nueva creación
porque Jesucristo así lo afirmó. La base de su nueva posición se encuentra en
la Palabra de Dios. Usted ya no pertenece a la vieja creación que cayó con
Adán. La nueva creación está firme en Cristo, y usted, estimado oyente, está en
Él, está unido a Él, si está depositando su confianza en Él. Usted y yo estamos
en un lugar de peligro y de tentación, y podemos fracasar de muchas maneras.
Pero, la maravillosa verdad es que el Señor Jesucristo nos ha redimido y que
somos en Él una nueva creación. Ahora, Pablo se disponía a hablar de ello, y
dijo aquí en el versículo 18, de este capítulo 5 de la Segunda epístola a los
Corintios:
DIOS NOS
RECONCILIÓ Y AHORA NOS NOMBRA COMO SUS RECONCILIADORES PARA EL MUNDO.
"Y todo
esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo,
y nos dio el ministerio de la reconciliación:"
DIOS LO QUIERE
ALLÍ. RECONCILIANDO. ÉSTE ES UN GRAN MINISTERIO.
Este
ministerio de la reconciliación es en realidad el encargo de proclamar un
anuncio, el llamado de Dios a los seres humanos perdidos, en todas partes, para
que vengan a Él con todos sus pecados; con todas sus cargas y problemas, con
todas sus dificultades, para que sean reconciliados con Dios.
ORE A DIOS Y
DELE GRACIAS POR EL NOMBRAMIENTO QUE LE HA HECHO.
Quisiéramos
detenernos aquí para examinar este tema de la reconciliación. Esta palabra se
utiliza dos veces aquí en el versículo que hemos leído, también dos veces en el
próximo versículo, en el 19, y una vez más en el versículo que sigue, en el
versículo 20, y el versículo 21 no la menciona específicamente, pero resume
todo este concepto.
¿QUÉ
SIGNIFICA RECONCILIACIÓN?
En primer
lugar diremos que reconciliación no es lo mismo que salvación. La
reconciliación avanza un paso más adelante. Es más que tener los pecados
perdonados y la justicia divina satisfecha. La reconciliación implica una
relación cambiada, completamente cambiada. Significa cambiar algo de adentro
hacia afuera, de arriba hacia abajo. De modo que si alguno está en Cristo, es
una nueva creación.
DIOS
RECONCILIO AL MUNDO CON ÉL MISMO.
Veamos ahora
que hay un aspecto de la reconciliación desde el punto de vista de Dios. Él es
el que efectuó la reconciliación: recordemos la frase Dios, quien nos
reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, frase repetida en el versículo
siguiente, el 19, que dice:
EL MOMENTO
DEL GRAN PERDÓN HABÍA LLEGADO.
"Dios
estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo, no tomándoles en cuenta
a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la
reconciliación".
¿SABE USTED
QUÉ SIGNIFICA CAMBIAR COMPLETAMENTE?
La
reconciliación es el ministerio de cambiar completamente. ¿Pero quién está
cambiando completamente? Dios nunca cambia. Él es el mismo ayer, hoy y por
siempre. Pero aquí dice que Él nos ha reconciliado consigo mismo. Literalmente
dice que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo mismo al mundo. Es el
mundo el que ha sido reconciliado. Dios ha reconciliado al mundo. Al observar
al mundo vemos que continúa como siempre, por su camino pecaminoso. Cada
persona se apartó de Dios siguiendo por su propio camino, según dijo el profeta
Isaías. Pero es por medio de Cristo que el mundo es reconciliado con Dios, es
decir, es reconciliado con Dios, por la muerte de Cristo. Este maravilloso
ministerio de la reconciliación es la obra que Él ha hecho.
DIOS HIZO LA
PAZ EN EL CIELO Y EN LA TIERRA.
Creemos que
probablemente sería bueno observar otro pasaje de las Escrituras en relación
con este tema. Vamos a leer los versículos 20 al 22 de la epístola a los
Colosenses, capítulo 1. Dice allí: "y por medio de él reconciliar consigo
todas las cosas, ya sean las que están en la tierra o las que están en los
cielos, habiendo hecho la paz mediante la sangre de su cruz. Y a vosotros
también que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo
malas obras, ahora os ha reconciliado en su cuerpo de carne, por medio de la
muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprochables delante de
él". Comparemos esto con Filipenses 2:10, donde se nos dice que ante el
nombre de Jesús todos caerán de rodillas, todos los que están en los cielos, en
la tierra, y debajo de la tierra, lo cual se refiere al infierno. Hay que
destacar que en este pasaje de Colosenses, al hablar de reconciliación, solo se
mencionan al cielo y a la tierra. Porque el infierno no está reconciliado con
Dios. Aunque en el infierno todos se arrodillarán, solo aquellos que estén en
el cielo y en la tierra son reconciliados. Ahora, ¿de qué manera son
reconciliados? La respuesta se encuentra en los versículos 21 y 22, de
Colosenses 1, que acabamos de leer. Es decir, que la muerte de Cristo es lo que
ha reconciliado el mundo con respecto a Dios.
DIOS HACE UN
JUICIO JUSTO, PERO AHORA LE AGREGA UN INGREDIENTE QUE ES EL PERDÓN.
Observemos
que Dios no es reconciliado; Él no ha cambiado. Pero, el mundo ha sido colocado
en una posición diferente. ¿Por qué? Porque Cristo murió. Es que cuando Adán
pecó, cuando se encontraba en el jardín de Edén, un Dios santo no podía
alcanzarlo y salvarlo. Dios tenía que hacer algo acerca de ese pecado. Es
decir, que Dios tenía que juzgar al hombre. En el libro del profeta Ezequiel
18:20, figuran estas palabras: "El alma que pecare, esa morirá". Y
Dios le había dicho a Adán que el día en que él comiera de ese fruto prohibido,
moriría. Pues bien, él murió espiritualmente ese mismo día. Y 900 años después
murió físicamente. Cuando murió espiritualmente, quedó alejado y separado de
Dios. Y ésa es la misma condición en la que se encuentra el mundo. Y Dios lo
tiene que juzgar por ello.
DIOS
EXTIENDE AHORA SUS BRAZOS PARA SALVARNOS.
Pero ahora
que Cristo murió, la posición del mundo ha cambiado. Dios, en el día de hoy,
tiene Sus brazos abiertos para un mundo perdido, con una actitud de invitación
a venir hacia Él. El peor pecador en el mundo, puede acercarse hoy a Él. No hay
ninguna diferencia en cuanto a quien sea usted; usted puede venir a Él. Como
Cristo murió, un Dios santo ya no se muestra dispuesto a condenarnos, sino que
se acercó para salvar a todos aquellos que vinieran a Él. Jesucristo llevó
sobre sí mismo el juicio y condenación del pecado, de manera que el mundo ha
sido reconciliado con respecto a Dios. Usted no tiene que hacer nada para
ganarse el favor de Dios. Él no está enfadado con usted ni le detesta. Por el
contrario, Dios le ama. Cristo no vino al mundo para cargar los pecados del
hombre en su cuenta, sino para pagar la deuda del hombre.
NO ES JUZGAR
AL OTRO, SINO PERDONAR AL OTRO.
¿Recuerda
usted lo que ocurrió con esa mujer que fue llevada ante el Señor Jesucristo,
según el capítulo 8, del evangelio según San Juan? ¿Recuerda usted lo que el
Señor le dijo a ese grupo de líderes religiosos hipócritas? El Señor les dijo:
"El que de vosotros esté sin pecado sea el primero en arrojar la piedra
contra ella". Y entonces Jesús se inclinó y escribió algo con el dedo en
la tierra. Éste es un detalle muy interesante porque Jeremías en el capítulo
17, versículo 13, dijo: "¡Oh Señor. . . todos los que se apartan de ti
serán escritos en el polvo, porque abandonaron al Señor, fuente de aguas
vivas!"
FRENTE A
JESUCRISTO, NUESTRA ACTITUD DEBE SER
CALLAR Y ACEPTAR EL PERDÓN.
Y el relato
de Juan nos contó que aquellos fariseos, comenzando con los más ancianos y
continuando hasta los más jóvenes, se retiraron. Los de más edad quizá tenían
un poco más de sentido común que los jóvenes, que se quedaron allí más tiempo.
Quizás algunos de los más ancianos habían tenido relaciones con esa mujer;
pensaron que nadie se había enterado pero, por supuesto, el Señor lo sabía.
Quizá lo único que hizo Jesús fue escribir el nombre de la muchacha; y cuando
algunos de los fariseos lo leyeron, recordaron que tenían algo que hacer en
otro lugar y salieron apresuradamente. Antes de que pasara mucho tiempo, todos
se habían retirado, con la excepción de una persona; y ¿quién era esa persona?
El Señor Jesucristo. El único que podía haber arrojado una piedra contra ella,
pero no lo hizo. Y entonces preguntó: "¿Dónde están los que te
acusaban?" Y ella le contestó: "Todos se han ido, no quedó
ninguno". Y entonces Jesús le dijo: "Ni yo te condeno; vete, y no
peques más". Por ello Pablo pudo decir en este pasaje de Segunda de
Corintios 5:19, que estamos considerando, que Dios estaba en Cristo
reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus
pecados. Él había realizado la reconciliación. Jesús no estaba cerrando Sus
ojos al pecado, ni mirando para otro lado, pero por causa de aquel pecado, para
morir por todos aquellos pecados, Él se dirigía hacia la cruz. La condena iba a
caer sobre Él, y como aquella mujer confió en Él, Jesús pudo despedirla sin
condenarla. Veamos ahora lo que Pablo dijo en el versículo 20, de este capítulo
5 de su Segunda epístola a los Corintios:
¿QUÉ DIOS
ESTÁ ROGANDO POR MEDIO DE NOSOTROS?
"Así
que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de
nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios".
¿Hay,
agitándose en su corazón, un espíritu de rebeldía? A lo mejor usted ni siquiera
lo reconoce. Pero si lo hace, le rogamos que haga algo al respecto, ahora
mismo. Pídale a Dios que le limpie de su deseo de rebeldía. Que desarraigue
toda rebeldía en usted, puesto que Él no la quitará hasta que usted renuncie a
ella. Es su decisión. Clame a Dios que le perdone por las necias y descuidadas
palabras que ha pronunciado. Ruegue que le quite ese espíritu de rebeldía
contra las autoridades. Pídale que le enseñe cómo amorosamente respetar a las
personas cuando están equivocadas.
Amigo (a),
una de dos: o usted corona a Cristo, o lo crucifica. ¿Está usted con Jesús hoy,
o está en su contra?
CONSULTE
SOBRE LO QUE SIGNIFICA SER UN EMBAJADOR DE SU PAÍS Y AHORA QUE LO SABE, ¿QUÉ
PIENSA AL SABER QUE DIOS LO HA NOMBRADO SU EMBAJADOR?
¿Qué es un
embajador? Es un agente diplomático de primera clase que representa al Estado,
al jefe del Estado y al Gobierno que lo nombra cerca de otro Estado. Nosotros
somos embajadores de Cristo. Estamos en un país extranjero. Pedro dijo que
nosotros somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Pablo en su epístola a
los Filipenses, capítulo 3, versículo 20, dijo: "Pero nuestra ciudadanía
está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el
Señor Jesucristo". O sea que, ya que nuestra ciudadanía está en los
cielos, nosotros somos embajadores aquí en la tierra.
¿CÓMO ESTÁ
CUMPLIENDO SU PAPEL DE EMBAJADOR?
Cuando un
gobierno envía a un embajador ante otro gobierno, quiere decir que ambos países
mantienen relaciones amistosas. Dios aún está manteniendo relaciones amistosas
con este mundo y ha enviado a Sus embajadores. Pero algún día Él llamará a Sus
embajadores a Su país, y entonces comenzará el juicio.
DIOS
MANIFESTÓ SU AMOR Y ¿DE QUÉ MANERA? USTED LO SABE.
Cuando el
hombre pecó, Dios, en Su Santidad, tuvo que apartarse del mundo. Pero Dios amó
al hombre; y envió a Su propio Hijo a morir en la cruz. Ahora Dios puede
extender sus brazos abiertos al mundo para decir: "Tú puedes venir".
Y como nosotros somos Sus embajadores debemos anunciar a la gente que Dios
puede salvarles. Todo lo que Dios le está diciendo al ser humano es que acuda a
Él. Dios no está tratando de desquitarse, de vengar una ofensa. Él no quiere
castigarle. No quiere colocar sobre las personas el peso de Su mano. Dios
invita a todas las personas, en todos los lugares, para que vengan a Él.
¿SE
RECONCILIARÁ USTED HOY CON DIOS?
Éste es,
pues, un gran día. Y tenemos el privilegio de poder decirle a usted:
¡Reconcíliese con Dios! Todo lo que le pide es que se vuelva usted a Él. ¿Y por
qué puede Dios adoptar esa actitud? Porque Cristo llevó nuestro pecado y
recibió el castigo en lugar nuestro.
HOY ES EL
DÍA DE RECONCILIACIÓN, HOY ES EL DÍA DE SALVACIÓN.
Dios está en
una actitud de reconciliación. Usted no necesita adoptar ninguna actitud para
ganar su favor, para ponerle de parte suya. No tiene usted que derramar
lágrimas para ablandar el corazón de Dios. Él le ama. Él quiere salvarle. ¿Y
por qué? Leamos, finalmente por hoy, el versículo 21 de 2 Corintios 5:
DIOS YA LO
HIZO TODO, ¿QUÉ HARÁ USTED AHORA?
"Al que
no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros seamos
justicia de Dios en él".
¿QUÉ LE
PARECE LO QUÉ HIZO JESUCRISTO?
Otra versión
reciente dice: "Al que no cometió pecado alguno, por nosotros Dios lo
trató como pecado, para que en él recibiéramos la justicia de Dios".
Él me ha
dado Su lugar. Me ha vestido con Su justicia. Podríamos decir que Él tomó mi
infierno aquí abajo, en la tierra, para que yo pudiera tener Su cielo allá
arriba. Lo hizo por mí.
EMPIECE SU
TRABAJO COMO UN BUEN Y FIEL EMBAJADOR.
Estimado
oyente cristiano, ¿ha podido usted hacer llegar esta Palabra divina a alguien
más? Quienquiera que usted sea, dondequiera que usted esté y cualquiera sea la
condición en que se encuentre, ¿qué está usted haciendo para comunicar este
mensaje de reconciliación a un mundo perdido? Como dijimos anteriormente, Dios
es el mismo ayer, hoy y siempre. En el pasado, en el presente y en el futuro.
Él se siente hacia usted de la misma manera en que se sintió el día en que
Cristo murió por usted, por mí y por toda la humanidad. Éste es el mensaje que
el mundo necesita escuchar de usted. El mundo ha sido reconciliado con respecto
a Cristo, pero las personas tendrán que cambiar de camino, tendrán que volverse
a Él por la fe. Por lo tanto, debemos difundir esa invitación. Y por ello,
estimado oyente no cristiano, si usted aún no ha dado ese paso de fe de aceptar
al Señor Jesucristo como Salvador, le extendemos esta invitación a hacerlo hoy
mismo, sabiendo que tal invitación no fue ideada ni creada por nosotros, sino
que proviene del mismo Dios y de Su Palabra.
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