viernes, 4 de diciembre de 2015

LAS OBRAS DE LA CARNE Y LAS OBRAS DEL ESPÍRITU SANTO TODO UN CONTRASTE.

LAS OBRAS DE LA CARNE Y LAS OBRAS DEL ESPÍRITU SANTO TODO UN CONTRASTE.
Los dos pactos de la Ley y la Promesa; la libertad del evangelio; el fruto del Espíritu Santo.
El apóstol Pablo registró diecisiete pecados: «Y manifiestas (evidentes) son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia (sensualidad), idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios» (Gálatas 5:19-21).
La inmoralidad sexual, que incluye el adulterio y la fornicación, está a la cabeza de la lista. Estos pecados incluyen las relaciones sexuales entre un hombre soltero con una mujer, como también todas las viles perversiones sexuales, tales como la homosexualidad, sodomía, y el lesbianismo. El pecado sexual es uno de los pecados más engañosos en estos días el cual termina destruyendo las relaciones matrimoniales que han sido ordenadas por Dios.
Sin embargo, «las obras de la carne» también incluyen todo lo que contamina nuestra mente, nuestro cuerpo, y nuestro espíritu, tal y como las explícitas revistas sexuales, los programas pornográficos en la televisión y en las películas, los chistes inmorales, los malos pensamientos, y las malas conversaciones y acciones.
La idolatría incluye la avaricia y cualquier otra cosa o persona fuera del mismo Dios que pueda determinar nuestra conducta. El objeto de la idolatría puede incluir el dinero, un empleo o profesión, o los placeres personales. Aunque hay cosas que no son malvadas en sí mismas, si ellas ocupan el tiempo y la lealtad que sólo Dios se merece, tales cosas llegan a ser ídolos en actualidad. No podemos olvidar el daño de las «hechicerías», que incluyen el horóscopo, leer las palmas de las manos, el hipnotismo, sesiones de espiritistas, y otras obras del ocultismo.
También en la lista encontramos los siguientes: «enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías» (5:20). Las «iras» y las «contiendas» incluyen la rivalidad y la discordia, mientras que las «envidias» incluyen los celos y las obsesiones de exceder sobre otras personas a cualquier precio. Todas estas cosas surgen de las actitudes egoístas del corazón.
Podemos darle gracias a Dios que «los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos» (5:24). Ya no más somos esclavos de estas obras de la carne, pero hemos sido sellados con el Espíritu Santo y podemos llevar Su fruto que es «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley» (Gálatas 5:22-24).
MUCHO CUIDADO CON LOS PECADOS SECRETOS.
Quizás el fracaso que vemos en la vida de otras personas es una reflexión de los pecados escondidos en nuestros corazones por el egoísmo.
LA ENVIDIA QUE ROMPE CORAZONES.
Podrido de Envidia.
© Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota.
Proverbios 14:30.
La envidia pudrirá tu razonamiento y arruinará tus relaciones interpersonales.
La envidia es el común denominador que destruye cada amistad. Destruye familias, negocios, iglesias y vecindarios. Fomenta el tipo de mentalidad que dice "yo me lo merezco". Se alimenta de sospechas y suposiciones. Enciende el chisme y la calumnia. Muchas de las veces se disfrazan como espiritualidad.
Es importante señalar que la envidia NO es tener una meta, un deseo o un sueño.
La envidia NO es desear algo bueno o anhelar algo por el cual hayas trabajado o ahorrado.  En cambio, la envidia es el resentimiento de alguien que ya tiene lo que tú quieres. La envidia, por ejemplo, ve a alguien que ha sido bendecido con belleza y dice: "¿Por qué ella y yo no?" La envidia ve a alguien que nació rico o talentoso y se pregunta: "¿Por qué él y yo qué?"
Es muy fácil ver los privilegios de otros y pensar: "Deben pasársela bien".
La envidia no toma en consideración lo duro que otros trabajaron para merecerse lo que tienen o para llegar al puesto que tienen. La envidia no está interesada en los sacrificios que alguien hizo para llegar al lugar donde se encuentra. La envida pudre el razonamiento.
El Filósofo y escritor español Miguel de Unamuno dijo "La envidia es mil veces más terrible que el hambre, porque es hambre espiritual".
Cada vez que somos envidiosos entablamos en guerra con Dios. En el fondo, el problema no es la persona a la que le tenemos envidia. Si somos honestos, la envida se molesta por la decisión que Dios tomó de bendecir a alguien más con lo que nosotros queremos.
La envidia es resentirse de la bondad de Dios hacia otros. ¿Sabes por qué? Porque si tú lo tienes, cualquier cosa que sea, es porque Dios te lo dio. Y si otros lo tienen, cualquier cosa que sea, es porque Dios se lo dio a ellos. De manera que si otros lo tienen y tú lo resientes; ¿A quién estás resintiendo? - a Dios. ¿Lo ves? Pero La envidia no comprende eso.
Tendemos a pensar que la envidia no es tan mala como creemos. La realidad es que es bastante dañina y nociva porque nunca está contenta con el simple hecho de sentir celos. ¡No! La envida desenfrenada, literalmente desea que les sucedan cosas malas a otras personas y se regocija en las calamidades de otros. Desea ver a otras personas pisoteadas, y hundidas. No se conforma con sentir celos. La envidia es enfermiza e insensata. La envidia es cruel. Lo peor de todo es que la envidia pudrirá tu razonamiento y arruinará tus relaciones interpersonales.
EL CHISME, LA LENGUA QUE ENCIENDE UN FUEGO.
¡Cómo corre el chisme!
© Copyright 2010 Más de la Vida con Jorge Cota.
Proverbios 25:18.
Había una vez un joven que divulgó chismes sobre su amigo por toda la aldea. Se sintió extremadamente culpable por lo que había hecho así que fue con el cura del pueblo para confesar su difamación.
Le preguntó al padre qué podía hacer para retirar sus palabras dañinas y reconciliar la amistad con su amigo.
El padre le dijo "Anda, toma un pluma y colócala en la entrada de cada casa del pueblo". El joven no sabía exactamente la razón de esto pero pensó que estaría haciendo lo correcto y que se sentiría mejor al obedecer al cura así que tomó una bolsa llena de plumas y se fue por toda la aldea colocando una pluma en la entrada de cada casa; con la esperanza de que cada vez que colocara una pluma se sentiría mejor, pero no fue así. Cuando terminó de colocar la última pluma aún se sentía miserable por dentro.
De manera que regresó con el padre y le dijo "Padre, ya hice lo que usted me mandó pero aún me siento muy mal por lo que he hecho, qué más puedo hacer".
El cura le respondió: "Ahora regresa al pueblo y recoge todas las plumas que has colocado". El joven sorprendido exclamó: "Padre, eso es imposible ya el viento se la llevó todas; jamás podré recuperarlas". El padre le dijo "Exactamente, lo mismo pasa con el daño que han ocasionado tus palabras".
Como puedes ver, las palabras malvadas siempre reflejan un corazón lleno de odio, orgullo, envidia y celos.
 A menudo complicamos las cosas y multiplicamos el daño entre nosotros porque traicionamos confianzas y divulgamos palabras que sabemos que no son ciertas con la intención de dañar, herir, envenenar y destruir; y eso… es malvado.
Anótalo bien, una vez que divulgamos un chisme es imposible remediar lo hecho.
Salomón dijo "Quien habla mal de su amigo lo hiere más que una espada".
LA LEALTAD ES RARA EN NUESTROS TIEMPOS.
La fidelidad es rara.
© Copyright 2010 Más de la Vida con Jorge Cota.
Proverbios 20:6.
¿Cómo se sentiría si su carro lo dejara tirado cada tercer día?
¿Cómo se sentiría si la alarma de su casa fallara ocasionalmente?
¿Cómo se sentiría si el aire acondicionado de su casa dejara de funcionar durante el verano?
La fidelidad es la fundación para las relaciones interpersonales ya que nos brinda estabilidad y seguridad. Desafortunadamente, la fidelidad, y palabras parecidas como compromiso, lealtad, confianza, fiabilidad ya no son consideradas como algo esencial.
De hecho, si nuestro diccionario fuese actualizado en los próximos años, encontraríamos la siguiente definición para la palabra fidelidad:  "Una característica en un momento valorada por el ser humano la cual ya ha dejado de existir".
La característica de la lealtad ciertamente es un elemento que hace falta en nuestra sociedad el día de hoy.
Hoy por hoy, los matrimonios se desmoronan por falta de fidelidad. Los acuerdos entre socios se rompen por falta de lealtad y las amistades terminan en amargura por falta de lealtad.
 Como puede ver, donde no hay lealtad hay dolor. Y qué triste porque todos apreciamos la lealtad y la fidelidad por eso nos pesa tanto cuando no la tenemos.  Es por eso que la fidelidad es demostrada realmente durante la dificultad.
La adversidad separa a los habladores de los hacedores. Los momentos difíciles separan a los que prometen de los que cumplen. La marca de la lealtad es mantenerse fiel cuando las probabilidades no son muy buenas.
La marca de la lealtad es rehusarse a huir cuando el mundo se viene encima.
Sí, el coste es alto pero las recompensas son incalculables y eternas. Por eso Dios la quiere cultivar en nosotros.
EL DAÑO TAN GRANDE QUE HACE EL ORGULLO.
A comerse el orgullo.
© Copyright 2010 Más de la Vida con Jorge Cota.
1 Corintios 4:7.
Había una vez un león que se despertó y comenzó a pavonearse a través de la selva. Decidió asegurarse que todos los animales supieran quién era rey. Pasó por alto a los animales más chicos. Se le acercó al oso y con un rugir le preguntó: "¿Quién es el rey de la selva?" "Tú, señor León, tú eres el rey de la selva". Llegó con la jirafa y con un rugir le preguntó: "¿Quién es el rey de la selva?" "Todo mundo sabe que tú señor León eres el rey de la selva". Llegó con el elefante, y con un rugir le preguntó: "¿Quién es el rey de la selva?" El elefante lo enroscó con su trompa, le dio seis vueltas en el aire, lo azotó cuatro veces contra un árbol, lo azotó siete veces contra el suelo, lo hundió en el lago por tres minutos y lo aventó a la orilla... El león todo moribundo y moreteado, como pudo se puso de pie y con los ojos llenos de sangre le dijo "Mira elefante, solamente porque no sabes la respuesta no tienes por qué enojarte".
El orgullo es la adoración del YO;  Lo que yo soy, lo que yo tengo, lo que yo hago. Es creer que uno es autosuficiente. El problema con el orgullo es que es un cáncer espiritual que se come el contentamiento y se roba la alegría.
Cuando estamos llenos de orgullo aniquilamos la alegría, ya que la alegría y el orgullo no son compatibles. Como puede ver, el orgullo siempre hace comparaciones superficiales y es por eso que es destructivo.
El orgullo está en el núcleo de cada pelea, de cada discusión, de cada desacuerdo, y de cada división.
El orgullo destruye su capacidad para amar.
El orgullo propicia ideas de exclusividad en vez de aceptar a los demás.
El orgullo lo lleva a criticar en vez de servir.
El orgullo le roba la alegría y la felicidad.
El orgullo envenena nuestra perspectiva.
El orgullo ciega nuestra objetividad.
Cuando somos orgullosos no podemos pensar bien. No podemos evaluar objetivamente lo que nos rodea. El orgullo no nos deja ver las cosas claramente para tomar buenas decisiones.
El poeta Italiano, Antonio Porchia dijo "Si no alzas la vista creerás que eres el punto más alto". La realidad de las cosas es que el orgullo tiende a tocarnos a todos: Al  rico, al humilde, al culto, al fuerte, al vigoroso, al atractivo, al exitoso, al poderoso, al afamado, y al religioso. Todos podemos llegar a creer que somos autosuficientes.
Es por eso que es imprescindible comernos el orgullo y recordar que al terminar el juego, el rey y el peón, vuelven a la misma caja.
EL ORGULLO HACE MUCHO DAÑO A LA IGLESIA Y SE MANIFIESTA EN EL LEGALISMO.
La Ley del Legalismo.
© Copyright 2009 Más de la Vida con Jorge Cota.
Gálatas 3:2-3.
¡La gracia es fantástica! Yo no sé por qué algunas personas prefieren una relación con Dios llena de reglas y normas. Sin embargo, muchos cristianos, de hecho la gran mayoría viven así; bajo una lista de qué hacer y qué no hacer creyendo que al obedecerla agradarán a Dios. Muchos reducen la honradez y la rectitud a un montón de reglas y normas; las cuales reflejan preferencias personales y tradiciones pero no tienen nada que ver con mandatos bíblicos.
Hoy por hoy, hay muchos en la comunidad evangélica que le dirán: "Soy salvo por gracia, pero me mantengo salvo haciendo buenas obras".
El apóstol Pablo dijo lo siguiente en Gálatas 3:2-3,
"Sólo quiero que me respondan a esta ¿Recibieron el Espíritu por las obras que demandaba la ley, o por la fe con que aceptaron el mensaje? ¿Tan torpes son? Después de haber comenzado con el Espíritu, ¿Pretenden ahora perfeccionarse con esfuerzos humanos?"
No falle en comprender lo que San Pablo está diciendo. Está diciendo, "¿A quién quieres engañar? Si todos los días nos quedamos cortos del glorioso estándar de Dios y no hay ningún esfuerzo humano que nos gane méritos con El".
El legalismo toma forma de todos colores y todos sabores pero siempre se fija en cosas exteriores como evidencia de madurez espiritual. No obstante, la verdadera prueba de espiritualidad no es que tan "puro" usted es sino lo consciente que está de su impureza. Es estar consciente de que aún está en necesidad a causa de su pecado, y que necesita la gracia de Dios.
El legalismo cree lo siguiente: "Porque haga ciertas cosas o no haga ciertas cosas estoy agradando a Dios. Si yo pudiera hacer o dejar de hacer esto o lo u otro, tendría favor con Dios. Estas cosas que yo hago o dejo de hacer me gana el amor de Dios".
Todo eso se puede resumir en una palabra: orgullo.  El orgullo es el núcleo, el corazón del legalismo, enmascarado de espiritualidad. Es exaltarse a sí mismo, creerse superior a otros y ganar méritos.
El legalismo es alimentado por el orgullo y comparaciones superficiales. Comparamos estilos de música e instrumentos, creyendo que unos son más espirituales que otros. Comparamos ingresos y decidimos que ciertos niveles de vida son más espirituales que otros. ¿De dónde viene eso? Jesucristo jamás juzgó a sus amigos basándose en dónde vivían o de dónde venían.
Necesitamos entender que nuestra rectitud y nuestra espiritualidad no se manifiestan en el auto que conducimos. Nuestra rectitud no se manifiesta en lo que usted lleva puesto o no lleva puesto. Nuestra espiritualidad no se manifiesta en cuántas horas oramos al día, si vamos o no a la iglesia, o en ninguna otra cosa externa. La espiritualidad es buscar la pureza interna.
MÁS LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SON:
EL AMOR, EL VÍNCULO PERFECTO, EL MÁS GRANDE.
El Amor es un Verbo.
© Copyright 2010 Más de la Vida con Jorge Cota.
1 Corintios 13:4-7.
1 Corintios 13:4-7 describe el tipo de amor que debería caracterizar nuestras vidas. Es interesante señalar que la Biblia nunca define el amor solamente lo describe y esto se debe a que el amor no es algo que uno siente sino algo que uno hace. Entonces, ¿Qué es el amor?
El amor es quedarse callado cuando sabes que tus palabras van a lastimar.
El amor es ser paciente cuando tu vecino ha sido bien grosero contigo.
El amor es guardar silencio cuando todos los demás andan chismeando.
El amor es tener fe cuando tus hijos se han descarrilado.
El amor es ser amable cuando esa persona se merece que la pongas en su lugar.
El amor no es orgulloso.  Como puedes ver, la arrogancia no es amorosa porque siempre subestima y rebaja a otros que no son tan inteligentes, sabios, y fuertes; o porque no están bien conectados, o porque no son tan espirituales.
El amor no es exigente. No siempre tiene que ser el número uno ni busca sus propios intereses.
El amor no es explosivo ni reacciona en coraje.
El amor no lleva una lista de ofensas.
El amor nunca se regocija de las injusticias de otros.
El amor nunca se rinde; siempre persevera.
El amor nunca pierde la fe, siempre cree y espera lo mejor de otros.

El amor lo soporta todo en cualquier circunstancia así como un soldado que jamás abandona su puesto.  

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