LOS ÚLTIMOS
ACONTECIMIENTO VAN A ESTREMECER AL MUNDO.
La quinta y
la sexta trompeta; el ángel y el librito pequeño; los dos testigos; la séptima
trompeta.
Una voz del
cielo dirigió al apóstol Juan, diciéndole: «Ve y toma el librito que está
abierto en la mano del ángel que está en pie sobre el mar y sobre la tierra. Y
fui al ángel, diciéndole que me diese el librito. Y Él me dijo: Toma, y cómelo;
y te amargará el vientre, pero en tu boca será dulce como la miel. Entonces
tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la
miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre. Y Él me dijo: Es necesario
que profetices otra vez sobre muchos pueblos, naciones, lenguas y reyes»
(Apocalipsis 10:8-11).
El apóstol
Juan primeramente recibe «el librito», simbólico de la Palabra de Dios. A la
vez que lo había digerido, él estaba preparado para decirle al mundo que «el
librito» tiene un mensaje que es sumamente dulce a todos los que reciben a
Cristo como su Salvador. El comerlo todo habla del entender y apropiar todas
las Escrituras en nuestras vidas (ver Ezequiel 2:8-9; 3:1-3).
Jesús
entonces dijo: «Y daré a Mis dos testigos que profeticen por mil doscientos
sesenta días (1.260), vestidos de cilicio» (Apocalipsis 11:3). Algunos piensan
que ellos son Moisés y Elías y otros piensan que son Enoc y Elías. Ellos se
tendrán que enfrentar a gran oposición. «Cuando hayan acabado su testimonio (de
testificar), la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los
vencerá y los matará» (11:5-8). Estos «dos testigos» de Jesucristo no serán
martirizados hasta que ellos «hayan acabado su testimonio». Entonces, y sólo
entonces, los enemigos de Dios «los (matarán)». «Y los moradores de la tierra
se regocijarán sobre ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros;
porque estos dos profetas habían atormentado a los moradores de la tierra»
(11:7,10).
Sin
considerar lo temeroso que parezca nuestro futuro, todos podemos gozarnos de la
paz de Dios, sabiendo que todo está bajo Su control. «El séptimo ángel tocó la
trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los reinos del mundo
han venido a ser de nuestro Señor y de Su Cristo; y Él reinará por los siglos
de los siglos» (Apocalipsis 11:15).
LA OBRA PARA
DIOS SERÁ TERMINADA, ÉL LO PERMITIRÁ.
¡Alabado sea
Dios! Nuestra obra para el Señor no terminará hasta que Él lo permita.
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