UN TRABAJO
COMO EL DEL APÓSTOL PABLO LLENO DE GOLPES Y PROBLEMAS PERO HECHO CON AMOR.
El apóstol
Pablo a veces se tuvo que enfrentar a ser rechazado por enemigos hostiles a
Cristo y a veces también por los creyentes. Él se recuerda cuando: «De los
judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes (latigazos) menos uno. Tres
veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido
naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos
muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi
nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el
desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y
fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en
desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación
por todas las iglesias» (II de Corintios 11:24-28). Después de su conversión a
Cristo, el apóstol Pablo vivió con sólo un propósito: «que anunciaremos el
evangelio en los lugares más allá de vosotros» (10:16).
Nosotros
también tenemos el gran llamamiento de alcanzar en amor a todas las personas
con las Buenas Nuevas de la vida eterna. Por seguro, creemos que todas las
personas deben de tener la oportunidad de oír, por lo menos una vez, que al
momento de morir ellos serán destinados a la muerte eterna en el lago de fuego
o a la vida eterna en el cielo. Aunque nuestras vidas y nuestras buenas obras
sean bien notables, nuestro Creador Jesucristo nos dice: «Yo soy el Camino, y
la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí» (Juan 14:6). ¿Ha considerado
usted seriamente lo que significa para nuestros amigos y para nuestra querida
familia morir sin llegar a ser salvos?
Hay una
línea bien clara que divide entre las ovejas y los cabritos, entre el trigo y
la cizaña, entre los salvos y los perdidos, y todo esto descansa sobre este
hecho; Jesucristo nos aseguró esto al decir: «De cierto, de cierto os digo, que
el que guarda (obedece) Mi Palabra, nunca verá muerte» (8:51).
Es de suma
importancia que consideremos nuestras propias prioridades. ¿Nos llevan a estar
más cerca al Señor y a Su propósito para nuestras vidas o nos llevan a estar
lejos de Él? «Cuando el Hijo del Hombre venga en Su gloria . . . y serán
reunidas delante de Él todas las naciones; y apartará los unos de los otros,
como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. . . . Entonces el Rey dirá a
los de su derecha: Venid, benditos de Mi Padre, heredad el reino preparado para
vosotros desde la fundación del mundo» (Mateo 25:31-34).
EL DIOS DE
PAZ, EL PRÍNCIPE DE PAZ NOS DARÁ EL GOZO ETERNO.
« (Tened) gozo.
. . consolaos. . . y vivid en paz; y el Dios de paz y de amor estará con
vosotros» (II de Corintios 13:11).
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