EL APÓSTOL
SANTIAGO NOS ENSEÑA SOBRE LAS PRUEBAS Y SOBRE LA FE.
Los
creyentes deben de regocijarse en las pruebas; atentos a la Palabra de Dios; la
fe que obra; los peligros de la lengua; la vida mundana y el orgullo; el aviso
contra las riquezas; el poder de la oración.
Algunos de
nosotros nos inclinamos a decirles a otras personas lo mucho que estamos
sufriendo y sobre nuestras penas con una actitud de «Ay de mí», y aun en
desesperación buscamos compasión de aquellos que nos oyen. Algunos de nosotros
tenemos también la tendencia de culpar a cualquier otro, aun a Dios, por
nuestros problemas. Pero Santiago nos sorprende al escribir: «Hermanos míos,
tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas (múltiples) pruebas, sabiendo
que la prueba de vuestra fe produce (desarrolla) paciencia. Más tenga la
paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales (completos), sin
que os falte cosa alguna» (Santiago 1:2-4).
Sin embargo,
Santiago también nos recuerda: «Bienaventurado el varón que soporta la
tentación (manteniéndose fiel); porque cuando haya resistido (aprobado) la
prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que Le aman.
Cuando alguno es tentado, no diga que es tentado de parte de Dios; porque Dios
no puede ser tentado por el mal, ni Él tienta a nadie» (1:12-13). Las pruebas
de esta vida parecen ser una pérdida de tiempo, pero ellas son de gran
beneficio a los que se mantienen educables y fieles. En hecho «para que
sometida a prueba vuestra fe, (la encontraréis) mucho más preciosa que el oro»
(I de Pedro 1:7).
Todos
nosotros necesitamos ser amonestados: «Acercaos a Dios, y Él se acercará a
vosotros» (Santiago 4:8). Debemos de tener lástima de la persona que piensa que
las pruebas y los tiempos difíciles vienen sólo del diablo y, consecuentemente,
se siente frustrada y angustiada. Todas las pruebas y ataques de parte de
Satanás solamente pueden llegar a nosotros por permiso de Dios y nos deben
mover a alabar al Señor, «sabiendo que la prueba de vuestra fe produce
(desarrolla) paciencia». Pues, no necesitamos temer lo que pueda pasar.
Nosotros
poseemos «toda la armadura de Dios, para que (podamos) estar firmes contra las
asechanzas (designios y trampas) del diablo» (Efesios 6:11). Para poder estar
firmes contra el diablo durante nuestras pruebas, tenemos que recordar las
palabras de exhortación del apóstol Pablo a los creyentes en Éfeso: «Sobre
todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego
del maligno. . . . (Y) la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios»
(6:16-17). Sin embargo, tenemos que: «(Vestirnos) de toda la armadura de Dios.
. . . Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu»
(6:11,18).
DIOS NOS HA
PREPARADO PARA TODA BUENA OBRA.
Las cosas
pecaminosas manchan nuestras vidas, pero las buenas cosas son el resultado de
la oración, la lectura de la Biblia, y la obediencia a la Palabra de Dios.
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