miércoles, 9 de diciembre de 2015

EL ESPÍRITU SANTO Y SUS ENSEÑANZAS AL CRISTIANO.

EL ESPÍRITU SANTO Y SUS ENSEÑANZAS AL CRISTIANO.
La autoridad suprema de Cristo; la reconciliación en Cristo; la advertencia contra las enseñanzas falsas; la nueva vida en Cristo; las virtudes cristianas.
Mientras que continuamos la lectura de la Palabra de Dios con un gran deseo de agradar a Dios en todas nuestras decisiones, el Espíritu Santo nos guía a una revelación más profunda de Su voluntad y Sus caminos. No hay ningún límite para el entendimiento, la fuerza, o el poder para continuar firmes los cuales están disponibles a cada creyente. Cristo solo, por medio de Su Palabra, puede revelar y suplir todas nuestras necesidades espirituales. Para ayudarnos a entender la importancia de estos principio, el apóstol Pablo escribió: «Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de Su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de Su gloria, para toda paciencia y longanimidad; con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos (preparados) para participar de la herencia de los santos (los creyentes) en luz» (Colosenses 1:9-12). Notemos cuantas veces se usa la palabra «toda o toda» — «toda sabiduría — agradándole en todo — en toda buena obra — con todo poder — para toda paciencia.
Lo que sigue en el texto es una explicación bien práctica de la nueva vida en Cristo para todos los creyentes; «sepultados con Él en el bautismo, en el cual fuisteis también resucitados con Él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos. Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con Él, perdonándoos todos los pecados» (2:12-13). Como una evidencia de esta nueva vida como creyentes, Pablo animó a los nuevos creyentes, diciéndoles: «Haced morir (tratar como muerto), pues, lo terrenal (la naturaleza física) en vosotros: fornicación, impureza (inmoralidad sexual), pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría; cosas por las cuales la ira de Dios viene sobre los hijos de desobediencia» (3:5-6).
La fuerza del creyente para llegar a cumplir la voluntad de Dios es el resultado de permitir que «(la) Palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de Él» (Colosenses 3:16-17).
DIOS QUIERE ESCUCHAR NUESTRAS VOCES POR MEDIO DE LA ORACIÓN.

Las oraciones de los justos son delicias para el Señor.

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