SERVIRLE A DIOS ES UN CASO DE VIDA O DE MUERTE.
Vida o
muerte. O por vida o por muerte. Filipenses 1:20.
El apóstol
Pablo no conocía los detalles del plan de Dios para su vida, pero confiaba en
Él, ya significara vida o muerte. Más adelante dijo "De ambas cosas estoy
puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es
muchísimo mejor; pero quedar en la carne es más necesario por causa de
vosotros" (vv. 23-24). Pablo prefería el gozo de estar en la presencia de
Cristo en el cielo, pero al parecer pensaba que el Señor le permitiría vivir
porque sabía que los filipenses lo necesitaban.
Pablo se
regocijaba porque sabía que Cristo sería exaltado en su vida o en su muerte. Si
vivía, estaría en libertad para predicar y edificar la iglesia. Si moría, sería
ejecutado por el nombre de Cristo, y su fe constante serviría de trofeo de la
gracia de Cristo. A Pablo no le importaban sus dificultades, sus detractores, y
ni siquiera la posibilidad de su muerte, sino que se siguiera predicando el
evangelio y se glorificara al Señor.
Al igual que
Pablo, usted no conoce los planes específicos de Dios para su vida. Pero algo
de lo que puede estar seguro es que, en la vida o en la muerte, usted puede
glorificar a Cristo.
Juan 14:3:
“Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a Mí mismo,
para que donde Yo estoy, vosotros también estéis.”
Es el día
después de la Navidad. Las luces en el árbol parecen estar un poco opacas
puesto que la anticipación del día ya ha pasado. ¿Alguna vez se ha sentido así
concerniente a su caminar con el Señor? Bien, permítame darle algunas buenas
nuevas, mi amigo (a). ¡Lo mejor está por venir! Es cierto. El día de la Navidad
ha pasado, pero el día de la resurrección llegará pronto. Y no hablo de la
Pascua. Es decir, la segunda venida de nuestro Señor es eminente en el
horizonte. Él regresa. Y eso no es sólo algo placentero, sino que es una verdad
cimentada en la Palabra de Dios. ¡Jesús viene otra vez!
EL USO QUE
HACE USTED DE SU VIDA.
El mejor uso
de la vida.
Porque para
mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia. Filipenses 1:21. Personalice el versículo de hoy llenando los espacios en
blanco "Porque para mí el vivir es __________, y el morir es
__________". Si usted puso riqueza en el primer espacio, el morir no es
ganancia, sino pérdida. Lo mismo puede decirse si usted escogió prestigio,
fama, poder o posesiones, ya que ninguna de esas cosas permanece después de la
muerte: se pierde el prestigio, se olvida la fama, el poder es inútil y otros
se quedan con las posesiones. Para que el versículo de hoy tenga sentido como
lo escribió Pablo, solo Cristo puede llenar el primer espacio en blanco. De
otra manera, la muerte es inevitablemente una pérdida.
Algunos que
lean esto dirán que pusieron a Cristo en el espacio en blanco. Pero si lo
piensan bien comprenderán que lo que en realidad quisieron decir fue Cristo más
la riqueza, Cristo más el poder o Cristo más las posesiones. Cristo no puede
compartir el primer espacio con ninguna otra cosa. Los que verdaderamente viven
para Cristo no tienen temor alguno de la muerte y hacen el mejor uso de la
vida, glorificando a Cristo en ambos casos.
POR SUS
FRUTOS LOS CONOCERÉIS.
Un Trabajo
fecundo.
Si el vivir
en la carne resulta para mí en beneficio de la obra. Filipenses 1:22.
El apóstol
Pablo consideraba que estar vivo en el mundo físico es sinónimo de trabajo
fecundo para Cristo. Su empleo de la palabra "obra" se refiere a su
trabajo espiritual para el Señor, que da frutos espirituales. Pueden verse los
frutos espirituales en las personas, en las obras y en las palabras; en todo lo
que sea de valor eterno. Esa clase de frutos resulta del trabajo arduo, que es
la actividad natural de los santos en la tierra.
Pablo tenía
un gran deseo de dar fruto. Quería que los filipenses confiaran en Cristo y
fueran fortalecidos para la evangelización (Fil. 1:26-27). Nos recuerda al
salmista que dij "Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora
he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me
desampares, hasta que anuncie tu poder a la posteridad" (Sal. 71:17-18).
Ese anciano quería vivir bastante tiempo para declarar el poder de Dios a la
próxima generación. ¡Qué Dios le conceda a usted ese mismo privilegio!
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