¿TIENE USTED ALGUNA DUDA CON LA UTILIZACIÓN DEL ÁRBOL DE NAVIDAD?
¿EL PESEBRE
O ALGUNAS TRADICIONES?
DIOS CON
NOSOTROS.
Porque se
cumplirá lo que le fue dicho de parte del Señor. Lucas 1:45.
Isaías 7:14
dice: "El Señor mismo os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y
dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel". Esa virgen se llamaba
María.
Sin embargo,
el nombre Emmanuel es la clave de este versículo, y el corazón de la historia de
la Navidad. Es un nombre hebreo que literalmente significa "Dios con
nosotros". Es una promesa de la deidad encarnada, una profecía de que Dios
mismo aparecería como un niño humano, Emanuel, "Dios con nosotros".
Ese niñito que iba a nacer sería Dios mismo en forma humana.
Si
pudiéramos condensar todas las verdades de la Navidad en solo tres palabras,
estas serían las palabras: "Dios con nosotros". Tenemos la tendencia
a enfocar nuestra atención en Navidad en la infancia de Cristo. La más grande
verdad de esa festividad es su deidad. ¡Más asombroso que un niño en el pesebre
es la verdad de que este niño prometido es el Creador omnipotente de los cielos
y la tierra!
¿PAZ EN LA
TIERRA?
¡Gloria a
Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!
Lucas 2:14.
Como oímos
tan a menudo en Navidad, el comienzo de la vida terrenal de Cristo fue
proclamada por ángeles que anunciaron paz en la tierra (Lc. 2:14).
Nunca ha
habido en realidad paz en la tierra, en el sentido en que pensamos en ella.
Guerras y rumores de guerras han caracterizado dos milenios desde aquella
primera Navidad, y todo el tiempo antes de ella.
Ese anuncio
de paz en la tierra fue una proclamación con dos sentidos. En primer lugar,
informó de la llegada del único que finalmente puede traer paz duradera a la
tierra (lo que Él hará cuando venga a establecer su reino terrenal).
Pero más
importante es que fue una proclamación de que la paz de Dios está a disposición
de los hombres y las mujeres. Lea atentamente las palabras de Lucas 2:14:
"¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para
con los hombres".
¿Quiénes son
esos para con quienes Él tiene buena voluntad? Los que han rendido su vida a la
autoridad de su gobierno.
LOS
CRISTIANOS Y LA NAVIDAD.
El que hace
caso del día, lo hace para el Señor. Romanos 14:6.
Los
puritanos de los primeros años en América del Norte rechazaron por completo las
celebraciones de la Navidad. Deliberadamente trabajaban el 25 de diciembre para
demostrar su menosprecio. En 1644 se aprobó una ley en Inglaterra que reflejaba
una influencia puritana parecida. La ley establecía oficialmente el día de
Navidad como día de trabajo. Durante algún tiempo en Inglaterra era
literalmente ilícito cocinar pudín de pasas o pastel de fruta para esa
festividad.
Por lo
general hoy los cristianos no se oponen a la celebración de la Navidad. La
festividad misma no significa nada, y el observarla no es cuestión de bueno o
malo. Como escribiera Pablo "Uno hace diferencia entre día y día; otro
juzga iguales todos los días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia
mente. El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso
del día, para el Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da
gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da gracias a
Dios" (Ro. 14:5-6). Cada día, incluso el de Navidad, es una celebración
para nosotros que lo conocemos y lo amamos.
LA GRACIA DE
CRISTO PARA LOS PECADORES.
Porque no he venido a llamar a justos, sino a
pecadores, al arrepentimiento.
Mateo 9:13.
Los antepasados
de Jesús pudieran sorprenderlo a usted. Su genealogía incluye algunos nombres
que usted se escandalizaría al encontrarlos en el linaje real del Rey de reyes.
Se destacan cuatro mujeres en particular. No solo es raro encontrar mujeres
mencionadas en una genealogía hebrea, sino que esas mujeres son muy notables
porque contrastan mucho con la absoluta pureza y la justicia del Ungido de
Dios. Todas ellas eran menospreciables, pero formaron parte del álbum familiar
de Jesús. Son una garantía de la gracia de Dios para pecadores como nosotros.
UN MENSAJE
DE GRACIA.
Llamarás su
nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Mateo 1:21.
Usted podría pasar por alto la genealogía de
Jesucristo cuando lee en voz alta la historia de la Navidad. Pero no pase por
alto su mensaje de gracia. Después de
todo, esta es la esencia de la historia de la Navidad: En su misericordia,
Jesucristo hizo por los pecadores lo que ellos no podían hacer por sí mismos,
reparando vidas quebrantadas y restaurando esperanzas frustradas. Por eso Él
vino, para salvar a su pueblo de sus pecados (Mt. 1:21).
He aquí la
mejor parte: "La misma gracia que fue evidente en la genealogía está
vigente hoy, y el mismo Jesucristo está salvando a su pueblo de sus
pecados". Ningún pecado, sin que importe cuán horrendo sea, pone a los
pecadores fuera de su alcance. "Puede también salvar perpetuamente a los
que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos"
(He. 7:25).
EL ÁRBOL DE
NAVIDAD.
La gloria
del Líbano vendrá a ti. Isaías
60:13.
Los árboles
de Navidad parecen tener su origen en las antiguas celebraciones saturnales.
Los romanos decoraban sus templos con verdor y con velas. Los soldados romanos
que conquistaron las Islas Británicas hallaron que los druidas, sacerdotes de
una orden religiosa céltica, adoraban el muérdago, y que los sajones usaban el
agrifolio y la hiedra en las ceremonias religiosas. Todas esas cosas se
incorporaron a las costumbres navideñas.
Sin embargo,
resulta interesante notar que la primera persona que haya encendido un árbol de
Navidad pudiera haber sido Martín Lutero, padre de la Reforma. Él introdujo la
costumbre de poner velas en los árboles para celebrar la Navidad, citando a
Isaías 60:13 como autoridad bíblica para esa costumbre: "La gloria del
Líbano vendrá a ti, cipreses, pinos y bojes juntamente, para decorar el lugar
de mi santuario; y yo honraré el lugar de mis pies."
EL
NACIMIENTO VIRGINAL DE CRISTO.
Estando
desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había
concebido del Espíritu Santo. Mateo 1:18.
El
nacimiento virginal es una suposición implícita en todo lo que la Biblia dice
acerca de Jesús. Rechazar el nacimiento virginal es rechazar la deidad de
Cristo, la exactitud y la autoridad de la Biblia, y muchas otras doctrinas
relacionadas que son el fundamento de la fe cristiana. Nada es más importante
que el nacimiento virginal para comprender quién es Jesucristo. Si negamos que
Jesucristo es Dios, hemos negado la esencia misma del cristianismo. Todo lo
demás que la Biblia enseña acerca de Cristo depende de la verdad que celebramos
en Navidad: que Jesucristo es Dios encarnado. Si la historia de su nacimiento
es simplemente una leyenda inventada, entonces lo es el resto de lo que la
Biblia nos dice de Él. El nacimiento virginal es tan importante como la
resurrección en la comprobación de su deidad. No es una verdad optativa.
Cualquiera que rechace la deidad de Cristo rechaza absolutamente a Cristo,
aunque aparente lo contrario (vea 1 Jn. 4:1-3).
NO HAY OTRO
NOMBRE.
No hay otro
nombre bajo el cielo. Hechos
4:12.
El ángel que
apareció a José subrayó el significado del nombre de Jesús: "Dará a luz un
hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus
pecados" (Mt. 1:21). Jesús, del hebreo Joshua, o Joshua, significa
"Jehová salvará". El nombre mismo era un testimonio de la salvación
de Dios. Pero el ángel le dijo a José que el Hijo de María sería la encarnación
misma de la salvación de Jehová. Él mismo salvaría a su pueblo de sus pecados.
Después de
la resurrección de Jesús, Pedro, hablando ante el sanedrín, también subrayó la
importancia del nombre de Jesucristo "Y en ningún otro hay salvación;
porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser
salvos" (Hch. 4:12).
NO HAY LUGAR
PARA CRISTO.
Y dio a luz
a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre,
porque no había lugar para ellos en el mesón. Lucas 2:7.
Estoy
convencido de que la mayoría de las personas se pierden la Navidad. Observan la
temporada navideña porque la cultura dice que es lo que debe hacerse, pero las
multitudes no piensan en la realidad de lo que están celebrando. Se ha añadido
tanto mito y fantasía a la festividad que las personas ignoran el verdadero
milagro del nacimiento de Cristo. La emoción legítima de la festividad se ha
dejado llevar por un desenfreno hipócrita. Hace poco vi un periódico que tenía
dos páginas de entrevistas a personas en la calle que dieron sus opiniones
acerca del verdadero sentido de la Navidad... Algunas fueron sentimentales,
diciendo que la Navidad es un tiempo familiar, una época para los niños, y así
sucesivamente. Otras fueron humanistas, diciendo que la Navidad es un tiempo
para celebrar el amor a los demás seres humanos, el espíritu generoso y toda
esa serie de cosas. Otras fueron insensatamente hedonistas, considerando la
Navidad simplemente como otra excusa para festejar. Ninguna persona hizo
mención del incomprensible milagro del nacimiento de Dios como un niñito.
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