lunes, 28 de diciembre de 2015

SE ANUNCIA UN CAOS, PERO TAMBIÉN SE ANUNCIA EL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN.

SE ANUNCIA UN CAOS, PERO TAMBIÉN SE ANUNCIA EL EVANGELIO DE LA SALVACIÓN.
El Cordero de Dios; los mensajes de los tres ángeles; la tierra es segada; la preparación para las siete copas de la ira de Dios.
En medio del caos que hay en el mundo, el apóstol Juan es guiado a anunciar las Buenas Nuevas: «Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de Él y el de Su Padre escrito en la frente. Y oí una voz del cielo como estruendo de muchas aguas, y como sonido de un gran trueno; y la voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas. Y cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres (criaturas) vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra. Estos son los que no se contaminaron con mujeres, pues son vírgenes. Estos son los que siguen al Cordero por dondequiera que va. Estos fueron redimidos de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero» (Apocalipsis 14:1-4). «(El) Cordero» es el Cristo triunfante en el monte de Sion, el lugar de Su templo. Sus ovejas, a quienes Satanás no puede engañar, son los que no se contaminaron.
«Aquí está la paciencia de los santos (los creyentes santos), los que guardan (obedecen) los mandamientos de Dios y la fe de Jesús. Oí una voz que desde el cielo me decía: Escribe: Bienaventurados (favorecidos divinamente) de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen» (14:12-13).
Si hay personas que han vivido una vida respetable, aunque tales personas no hayan vividos dedicadas a Cristo, en sus entierros todos queremos pensar que Jesús les dará las bienvenidas al cielo. Pero «los muertos que mueren en el Señor» solo pueden ser aquellos por los cuales Jesús había orado, diciéndole a Dios: «Tuyos eran, y Me los diste, y han guardado Tu Palabra. . . . No son del mundo, como tampoco Yo soy del mundo. Santifícalos (creyentes santos) en Tu verdad; Tu Palabra es verdad» (Juan 17:6,16-17). Tales son los creyentes que han tomado la cruz de Jesús diariamente negándose a sí mismos (Lucas 9:23), y están verdaderamente sirviendo al Señor. Todos los del mundo que nunca han sido salvos no tendrán nada en común con los que estarán alabando al Señor con «una gran voz de gran multitud en el cielo, que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios nuestro» (Apocalipsis 19:1).
EL AMOR Y EL CUIDADO DE DIOS PARA CON NOSOTROS, NO TIENE LÍMITES.
El cuidado amoroso de Dios para con nosotros no tiene límite (Romanos 8:38-39).


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