EL SEÑOR NOS
ADVIERTE QUE NO NOS UNAMOS EN YUGO DESIGUAL.
EL YUGO
DESIGUAL CON LOS INCRÉDULOS, TRAE GRANDES CONSECUENCIAS.
Los
creyentes no deben estar unidos juntos en el mismo yugo con los incrédulos.
Nadie puede
negar que estamos viviendo en tiempos de engaños y falsos compromisos y, por
desgracia, muchos creyentes son tentados a buscar la satisfacción en las cosas
que el mundo nos ofrece. Para darnos las respuestas a este problema, el apóstol
Pablo ansiosamente nos hace cinco preguntas que merecen nuestra piadosa
consideración porque ellas tienen consecuencias eternas para cada uno de
nosotros. «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué
compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con
las tinieblas? ¿Y qué concordia (armonía) Cristo con Belial (Satanás)? ¿O qué
parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios
y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente» (II de
Corintios 6:14-16).
Desde que
hay un peligro verdadero de ser atrapado en los diferentes puntos de vista que
hay en el mundo los cuales nos aprietan cada día, Santiago fue guiado a
amonestarnos así: « ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra
Dios?» (Santiago 4:4). Es muy importante que recordemos esto, desde que los
creyentes y los incrédulos cada uno tienen un dueño diferente. El apóstol Pablo
fue guiado a escribir: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las
cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira
(la mente y las emociones) en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses
3:1-2).
Los
creyentes son llamados a cumplir este mandato: «salid de en medio de ellos, y
apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo (impropio); y Yo os recibiré,
y seré para vosotros por Padre, y vosotros Me seréis hijos e hijas, dice el Señor
Todopoderoso» (II de Corintios 6:17-18). Para poder « (salir) de en medio de
ellos» quiere decir, entre otras cosas, que debemos evitar estar involucrados
con amistades que son incrédulas o de participar con ellos en actividades que
nos alejan en cumplir lo mejor para con Cristo y Su iglesia, aunque sabemos que
hemos sido llamados para amar a todas las personas tal y como Dios lo hace.
El apóstol
Pablo entonces añadió: «Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas,
limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la
santidad en el temor de Dios» (II de Corintios 7:1).
NO OLVIDEN
LA GRACIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS.
Es sólo por
la gracia de Dios que somos algo o podemos hacer algo de valor eterno.
RAZONES PARA
EVITAR LA TENTACIÓN.
Leer:
Proverbios 6.
¿Por qué
Salomón advertía a su hijo que resistiera la atracción de la lujuria? Sin
pensarlo dos veces, el sabio presentó la verdad. Tristemente, muy pocas
personas consideran su consejo en la actualidad.
Primero, hay
que reconocer que la tentación sexual no excluye en su engaño a los buenos
cristianos que tratan de vivir “una vida santa”, en otras palabras, ataca al
buen cristiano. Muchas veces el hijo de Dios cae como víctima y las
consecuencias son devastadoras. Todo aquello que le hacía diferente ahora ha
desaparecido. Arriesga todo esto y aún más...
1. Pérdida
de carácter.
2. Daño a su
carrera.
3. Pérdida
de respeto personal.
4. Una
reputación arruinada.
5. Pérdida
del respeto de los demás.
6. Vergüenza
en la comunidad.
7. Pérdida
de familiares.
8. Daño a
las finanzas.
9. Pérdida
del testimonio cristiano.
10.
Posibilidad de enfermedad.
Una segunda
razón para evitar la tentación sexual es el dolor de las consecuencias que
comienzan y que nunca terminan de manera completa. Aun cuando el rey David se
arrepintió, recibió el perdón de Dios y se convirtió en el monarca más grande
de Israel hasta Jesús, las consecuencias devastadoras de su elección nunca
abandonaron su hogar, ni su corazón. De hecho, sus hijos siguieron sus pasos,
llevando ese legado de impureza sexual. Aquel que cede a las tentaciones
lujuriosas sufrirá ciertamente, así como su simiente.
Tercero,
cuando no se evita la tentación sexual, hay una clara evidencia de falta de
sentido común. Salomón asemejaba la tentación con el “fuego” y las “brasas”
(Proverbios 6:27, 28). Solo un tonto trataría de guardar una llama de fuego en
su bolsillo o caminar por brasas de fuego ardiendo. De manera similar, solo un
tonto se mantendría cerca de algo que puede amenazar su vida.
Autor:
Pastor C. Swindoll
No hay comentarios:
Publicar un comentario