jueves, 3 de diciembre de 2015

EL SEÑOR NOS ADVIERTE QUE NO NOS UNAMOS EN YUGO DESIGUAL.

EL SEÑOR NOS ADVIERTE QUE NO NOS UNAMOS EN YUGO DESIGUAL.
EL YUGO DESIGUAL CON LOS INCRÉDULOS, TRAE GRANDES CONSECUENCIAS.
Los creyentes no deben estar unidos juntos en el mismo yugo con los incrédulos.
Nadie puede negar que estamos viviendo en tiempos de engaños y falsos compromisos y, por desgracia, muchos creyentes son tentados a buscar la satisfacción en las cosas que el mundo nos ofrece. Para darnos las respuestas a este problema, el apóstol Pablo ansiosamente nos hace cinco preguntas que merecen nuestra piadosa consideración porque ellas tienen consecuencias eternas para cada uno de nosotros. «No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia (armonía) Cristo con Belial (Satanás)? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? ¿Y qué acuerdo hay entre el templo de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el templo del Dios Viviente» (II de Corintios 6:14-16).
Desde que hay un peligro verdadero de ser atrapado en los diferentes puntos de vista que hay en el mundo los cuales nos aprietan cada día, Santiago fue guiado a amonestarnos así: « ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad contra Dios?» (Santiago 4:4). Es muy importante que recordemos esto, desde que los creyentes y los incrédulos cada uno tienen un dueño diferente. El apóstol Pablo fue guiado a escribir: «Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira (la mente y las emociones) en las cosas de arriba, no en las de la tierra» (Colosenses 3:1-2).
Los creyentes son llamados a cumplir este mandato: «salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no toquéis lo inmundo (impropio); y Yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre, y vosotros Me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso» (II de Corintios 6:17-18). Para poder « (salir) de en medio de ellos» quiere decir, entre otras cosas, que debemos evitar estar involucrados con amistades que son incrédulas o de participar con ellos en actividades que nos alejan en cumplir lo mejor para con Cristo y Su iglesia, aunque sabemos que hemos sido llamados para amar a todas las personas tal y como Dios lo hace.
El apóstol Pablo entonces añadió: «Así que, amados, puesto que tenemos tales promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios» (II de Corintios 7:1).
NO OLVIDEN LA GRACIA DE DIOS EN NUESTRAS VIDAS.

Es sólo por la gracia de Dios que somos algo o podemos hacer algo de valor eterno.
RAZONES PARA EVITAR LA TENTACIÓN.
Leer: Proverbios 6.
¿Por qué Salomón advertía a su hijo que resistiera la atracción de la lujuria? Sin pensarlo dos veces, el sabio presentó la verdad. Tristemente, muy pocas personas consideran su consejo en la actualidad.
Primero, hay que reconocer que la tentación sexual no excluye en su engaño a los buenos cristianos que tratan de vivir “una vida santa”, en otras palabras, ataca al buen cristiano. Muchas veces el hijo de Dios cae como víctima y las consecuencias son devastadoras. Todo aquello que le hacía diferente ahora ha desaparecido. Arriesga todo esto y aún más...
1. Pérdida de carácter.
2. Daño a su carrera.
3. Pérdida de respeto personal.
4. Una reputación arruinada.
5. Pérdida del respeto de los demás.
6. Vergüenza en la comunidad.
7. Pérdida de familiares.
8. Daño a las finanzas.
9. Pérdida del testimonio cristiano.
10. Posibilidad de enfermedad.
Una segunda razón para evitar la tentación sexual es el dolor de las consecuencias que comienzan y que nunca terminan de manera completa. Aun cuando el rey David se arrepintió, recibió el perdón de Dios y se convirtió en el monarca más grande de Israel hasta Jesús, las consecuencias devastadoras de su elección nunca abandonaron su hogar, ni su corazón. De hecho, sus hijos siguieron sus pasos, llevando ese legado de impureza sexual. Aquel que cede a las tentaciones lujuriosas sufrirá ciertamente, así como su simiente.
Tercero, cuando no se evita la tentación sexual, hay una clara evidencia de falta de sentido común. Salomón asemejaba la tentación con el “fuego” y las “brasas” (Proverbios 6:27, 28). Solo un tonto trataría de guardar una llama de fuego en su bolsillo o caminar por brasas de fuego ardiendo. De manera similar, solo un tonto se mantendría cerca de algo que puede amenazar su vida.

Autor: Pastor C. Swindoll

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