EL APÓSTOL
JUAN NOS ADVIERTE SOBRE LOS ENGAÑADORES QUE NIEGAN A JESUCRISTO.
EL APÓSTOL
JUDAS ES MUY ENFÁTICO EN MOSTRARNOS A LOS ENGAÑADORES.
El
mandamiento a amar; la advertencia en contra los engañadores; la reprimenda a
Diótrefes; el juicio de los falsos maestros.
En su breve
pero muy importante epístola a todos los creyentes, Judas escribe: «Amados, por
la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me
ha sido necesario escribiros exhortándoos (rogándoos) que contendáis
ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos (creyentes).
Porque algunos hombres han entrado encubiertamente. . . hombres impíos, que
convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el Único
Soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. . . . ¡Ay de ellos!» (Judas 1:3-4,11).
«(Que) contendáis ardientemente por la fe» implica no solamente la necesidad de
creer que «(toda) la Escritura es inspirada por Dios», pero que ella sola es la
última Palabra de autoridad sobre todas las doctrinas (II de Timoteo 3:16).
Hay una
unidad superficial y bien engañadora que se fomenta hoy en día entre las
personas que se han juntado con las religiones que rechazan a Jesús de Nazaret
como: «Dios el Único Soberano. . . nuestro Señor Jesucristo». Tales religiones
también niegan la completa Deidad de Jesús o la total humanidad de Jesús. Hay
personas que creen que hay un Dios pero que a Él se le puede llamar por varios
nombres, tal y como Alá o Buda. Ellos concluyen ignorantemente que todas las
religiones deben de ser aceptadas igualmente. Hay otras personas que dicen que,
mientras que una persona sea sincera, entonces no importa lo que ella crea. Tal
persona puede ser muy sincera, pero Jesús dijo: «Yo soy el Camino, y la Verdad,
y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí» (Juan 14:6). El apóstol Pedro
también proclamó: «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre
(sólo en Jesús) bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos»
(Hechos 4:12). Nosotros estamos «aguardando la esperanza bienaventurada y la
manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo» (Tito 2:13).
Judas nos
advierte que los engañadores serán juzgados, «como Sodoma y Gomorra y las
ciudades vecinas, las cuales de la misma manera que aquéllos, habiendo fornicado
e ido en pos de vicios contra naturaleza, fueron puestas por ejemplo, sufriendo
el castigo del fuego eterno» (Judas 1:7). «¡Ay de ellos! porque han seguido el
camino de Caín, y se lanzaron por lucro en el error de Balaam, y perecieron en
la contradicción de Coré» (1:11; Números 16:1-3,31-35).
Habiendo sido
iluminados por este breve libro, nosotros podemos añadir un profundo «Amén» a
las últimas palabras de Judas: «Y a Aquel que es poderoso para guardaros sin
caída, y presentaros sin mancha delante de Su gloria con gran alegría, al Único
y Sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia,
ahora y por todos los siglos. Amén» (Judas 1:24-25).
CONOZCA Y
ESTUDIE LA PALABRA Y NADIE PODRÁ ENGAÑARLO.
El conocer y
obedecer la Palabra de Dios es lo único que nos da la seguridad para no ser
engañados por las falsas enseñanzas.
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