viernes, 11 de diciembre de 2015

NAVIDAD Y LA PRESENCIA DE DIOS EN MÍ CORAZÓN.

NAVIDAD Y LA PRESENCIA DE DIOS EN MÍ CORAZÓN.
LA NAVIDAD Y EL SIGNIFICADO PARA MI VIDA:
“… dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo” (Efesios 5:20 RV 1960).

Me doy cuenta que el Día de la Acción de Gracias que se celebra en Estados Unidos, ya ha pasado y ahora se acerca rápidamente la Navidad. Mi preocupación es que, con nuestro enfoque moviéndose hacia la Navidad, podríamos perder nuestro sentido de gratitud que muchas veces cultivamos durante la temporada del Día de Acción de Gracias.

Estoy consciente de que Jesucristo probablemente no nació el 25 de diciembre, pero no me es molesto celebrar Su nacimiento ese día. Lo que realmente me causa conflicto es el sentirme envuelto(a) en el materialismo que se ha desarrollado alrededor de la Navidad. Disfruto de dar regalos a mis seres queridos — y el recibirlos tampoco no es nada malo — pero es tan fácil permitir que las compras, las envolturas de regalos y la decoración navideña tomen el centro del escenario, apartando hacia las sombras del olvido la conmemoración de Jesús.

Muchas personas pasan los días hasta llegar al Día de la Acción de Gracias haciendo una lista de las cosas por las cuales están agradecidos, y eso es un esfuerzo digno. Pero me gustaría desafiarlo(a) a usted a seguir esa práctica a lo largo del mes de diciembre, diariamente eligiendo una cosa en que enfocarse y al mismo tiempo expresando gratitud por el mayor Regalo de todos. Creo que si hacemos eso todos los días, esto nos ayudará a enfocarnos en lo Mejor, en lugar de enfocarnos en todo lo demás. Las Escrituras nos instruyen a dar “gracias siempre por todas las cosas a Dios Padre en nombre de nuestro Señor Jesucristo.” ¿Se compromete usted a afiliarse conmigo para dar gracias este mes? Algo me dice que si somos fieles haciendo esto, encontraremos que un espíritu de gratitud se transmitirá a lo largo de nuestro Año Nuevo.

      ¡Abundantes bendiciones de Navidad para todos ustedes, el 25 de diciembre y siempre!.

LA LUZ VERDADERA: JESUCRISTO EL SEÑOR.

La luz verdadera

¡Levántate, resplandece, porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti!… Andarán las naciones a tu luz… Isaías 60:1,3

Durante muchos siglos las antorchas, las velas y las lámparas, fueron los elementos que iluminaron los hogares y los templos.

Antes del descubrimiento de la electricidad, las noches de la humanidad eran muy oscuras, peligrosas e inseguras, por lo que esas llamas minúsculas y frágiles eran altamente valoradas. En el inmenso silencio de la noche, hombres y mujeres contemplaban las llamas descubriendo dentro de aquel fuego luz, vida, calor y seguridad. En los templos el fuego fue el símbolo y señal de la presencia divina, llegando, en muchos casos, al extremo de ser honrado como un “dios”.

La vela, como símbolo, habla claro: la luz que brota de ella es una llama viva que dispersa las tinieblas y da calor. La vela tiene un pabilo que saca de su interior la cera, que es su fuente de alimentación y sustento. La cera se entrega totalmente, consumiéndose en esa sublime misión de iluminar, a la vez que su llama tiene la facultad de encender otras llamas sin disminuirse.

En esta época del año son comunes las luces navideñas. Las utilizamos para decorar y así  demostrar el tiempo festivo que estamos viviendo y que queremos compartir con el resto del mundo. Hagamos que todas las luces que utilicemos en esta Navidad, simbolicen la única luz verdadera: la luz de Jesucristo, que vino a este mundo para disipar hasta la más profunda e impenetrable oscuridad, sacrificándose a sí mismo para rescatarnos de todos nuestros pecados.

ORACIÓN: Jesús, luz para las naciones, ven e ilumina cada rincón de nuestra existencia y danos siempre tu paz y esperanza. Jesús, luz del mundo y de mi vida, brilla en mí y a través de mí. Amén.

UNA PREGUNTA DIFICIL, PERO CON UNA RESPUESTA DE PARTE DE DIOS.

La pregunta correcta

Entonces María preguntó al ángel: “¿Cómo será esto?, pues no conozco varón.” - Lucas 1:34

A primera vista, las preguntas que María y Zacarías hicieron al ángel que les visitó no parecen ser diferentes. Zacarías pregunta: “¿Cómo podré saber esto?” (Lucas 1:18), mientras que María pregunta, “¿cómo será esto?” (Lucas 1:34).

Zacarías, lleno de dudas, busca pruebas. María, llena de asombro, busca entendimiento. ¿Cómo pudo una joven como ella demostrar tal fe? Indudablemente, el Espíritu Santo había hecho prosperar la enseñanza recibida en su hogar. Cuántas veces habrá escuchado a su madre citar los salmos en sus momentos de oración: “Dame entendimiento, guardaré tu Ley y la cumpliré de todo corazón” (Salmo 119:34).

En la vida de María todo había cambiado. Sin embargo, en vez de pensar en sí misma, ella trataba de entender la voluntad de Dios. Luego de revelarle el plan, el ángel dijo: “Pues nada es  imposible para Dios” (Lucas 1:37). Eso era todo lo que María necesitaba escuchar. Entonces su respuesta fue: “Aquí está la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra” (Lucas 1:38).

Esas dos respuestas son el fundamento que necesitamos para responder a todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Al enfrentar noticias sorprendentes, como el amor de Dios que estuvo dispuesto a enviar a su Hijo para pagar por nuestros pecados, nosotros también buscamos pruebas o entendimiento. Lo primero se enfoca en nosotros mismos. Lo segundo se enfoca en Dios y su poder.

Que esta época de Adviento evoque un espíritu de oración y arrepentimiento al recordar que Cristo nació en Belén para luego morir por nosotros en la cruz, y que nos motive a aguardar con esperanza su  segunda venida, cuando venga a juzgar a los vivos y los muertos. Pues creyendo en él, su venida será motivo de gozo eterno.

ORACIÓN: Dios Padre, gracias por darme la fe que salva. Amén.

LA PARTICIPACIÓN  DEL ESPIRITU SANTO EN LA NAVIDAD.

Sellados con el Espíritu Santo

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa - Efesios 1:13

¡Bienvenidos a esta hermosa época del año en que celebramos la venida al mundo de nuestro Señor Jesús en la Nochebuena, víspera de Navidad, el fin de un año y la bienvenida del Año Nuevo!

El mensaje navideño es uno de vida, esperanza y motivación para quienes transitamos por este mundo. El nacimiento de Jesús nos inspira a una misma fe y esperanza. En nuestro diario caminar por la vida, durante esta época de Aviento y Navidad, es bueno que tomemos en cuenta los siguientes pensamientos y reflexionemos sobre nuestra vida y sobre cómo Dios obra a favor de nosotros.

Valoricemos este tiempo de preparación y expectativa que nos trae esta época del año, meditando especialmente en el mensaje de salvación a través de Jesucristo que la iglesia cristiana proclama por todo el mundo.

Aprovechemos este tiempo para dar a conocer las Buenas Nuevas de salvación en Jesucristo a quienes nos rodean, ya sean familiares, amistades, conocidos o desconocidos, porque todos somos pecadores a quienes Cristo vino a perdonar.

Alentémonos mutuamente para perseverar en la esperanza de la salvación que hemos recibido de Cristo por la fe en él.

Comúnmente se dice que la vida es como un viaje. Para que Jesús naciera de acuerdo con la voluntad de Dios, José y María tuvieron sus viajes y sus momentos para meditar en lo que Dios estaba haciendo con ellos, y a través de ellos. Nosotros también, habiendo sido sellados con el Espíritu Santo de la promesa, vamos marchando y llevando con nosotros la esperanza de Cristo.

ORACIÓN: Jesús, Hijo de Dios, ven y guíanos con tu esperanza y paz. Amén.

JESÚS ES EL " RETOÑO". INCRUSTADO EN TU ÁRBOL GENEALÓGICO.

¿Cómo luce tu árbol genealógico?

De ese tronco… sale un retoño; un retoño brota de sus raíces. - Isaías 11:1

Jesús tiene muchos nombres. Todos tenemos uno favorito. Uno de ellos, que no usamos regularmente, es “retoño”. Sin embargo, pocos nombres ofrecen tanta esperanza para aquellos separados de sus familiares y amigos como este nombre con que se lo llama en el Antiguo Testamento. Jesús, el retoño, invita al que se siente solo a ser parte de él y a vivir una vida plena.

El profeta Isaías nos revela que el retoño siempre estará defendiendo los derechos de los pobres, los abandonados y los débiles. Y a la verdad, debido a nuestra condición humana de rebeldes y desobedientes ante Dios, necesitamos la gracia de Dios, su perdón y su reconciliación.

¿Dudas esto? Sólo tienes que mirar a tu “árbol genealógico” en Mateo 1. Los nombres allí escritos no son los que esperamos ver en un álbum familiar. Hay un rey que rechazó a Dios (Roboam), un hombre intrigante y tramposo, una prostituta (Rahab) y una mujer adúltera. No. No son exactamente los nombres que esperaríamos encontrar. Entonces, ¿por qué se incluyen?

Porque Jesús es el “retoño” que busca injertar al árbol de la vida a todos los pecadores, sin tenerles en cuenta sus pecados. Cada nombre, incluyendo los nuestros, declara su amor. No importa el pecado: su amor es más grande.

Todos nosotros, por la pura gracia y amor de Dios, somos unidos al “retoño” por medio de la fe en la sangre derramada en la cruz por él por toda la humanidad, pasando así a ser parte del árbol genealógico del Salvador.

ORACIÓN: Jesús, gracias por ser el “retoño” de vida para mí. Ayúdame a dar ricos frutos para muchos más. Amén.

UN SÓLO CALENDARIO ES IMPORTANTE: EL ADVENIMIENTO.

¿Con cuántos calendarios vivimos?

Aconteció que estando ellos allí se le cumplieron los días de su alumbramiento. Lucas 2:6

Vivir con un calendario puede ser difícil, ¡pero con dos es prácticamente imposible! Si has tratado de mantener un calendario en tu casa y otro en tu trabajo, habrás visto que llega un momento en que uno interfiere con el otro, o en que algo se te olvida.

El Adviento nos recuerda la tensión que el cristiano continuamente siente al vivir con dos calendarios. Mientras que el Adviento marca el comienzo de un año nuevo eclesiástico, en el cual se vuelve a recordar a Jesucristo como el punto y tema central de nuestra vida, el resto del mundo se prepara para terminar el año. Dos calendarios diferentes.

Pero esa tensión no se vive solamente ahora, sino a través de todo el año. En la primavera, cuando el mundo del hemisferio norte celebra el regreso a la vida, los cristianos recordamos el sufrimiento y la muerte de Jesús. Dos calendarios diferentes.

Para muchas personas, el domingo es el día para hacer lo que les plazca. En cambio para el cristiano, el domingo es el día del Señor, el tiempo para adorar a Dios, para agradecerle, y para recibir su instrucción. Dos calendarios diferentes. Usualmente un calendario apremia al otro, y lo más urgente triunfa.

Nuestro Dios, por su parte, tiene un sólo calendario perfectamente sincronizado: en el  momento apropiado envió a su Hijo para ser nuestro Salvador de todos los pecados. En estos días  de Adviento alabamos a Dios por sus tiempos perfectos, porque ¿quién mejor que él puede dirigir nuestro tiempo, que aquél que lo creó, lo mantiene y lo sincroniza?.

UN REGALO ANTICIPADO: UN HIJO ESPERADO.

Un regalo anticipado

Tal como el SEÑOR lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. - Génesis 21:1-2

¿Se le está haciendo difícil esperar la Navidad? ¡Esta recién es la primera semana de Adviento! Si queremos experimentar un "Adviento Radical", recordando los cientos de años que el pueblo de Dios tuvo que esperar, tenemos que esperar mucho más.

Abraham (antes Abram) y Sara (antes Saray) no habían estado esperando un mes o un año, o ni siquiera toda la vida. Ellos eran parte del pueblo de Dios que había estado esperando desde Adán y Eva. Y ahora Dios le da a Sara un regalo, pero no el regalo. Todavía no.

Después de armar el arbolito y de poner algunos regalos debajo de él, nuestros niños empezaban a rogar: "¿Podemos abrir sólo un regalo? ¿Por favor?" Quizás usted no esté de acuerdo, pero algunas veces les permitimos abrir un regalo antes de tiempo. Y cuando dijimos: "Está bien, pero solamente uno", se rieron y aplaudieron, y corrieron hacia el arbolito. Como Sara, estaban llenos de alegría y de risa ante la perspectiva de descubrir qué era el regalo secreto. Pero, también al igual que Sara, sabían que ese no era el regalo verdadero. El "regalo grande" no iba a estar todavía debajo del arbolito - sólo uno pequeño que sería una muestra de lo que habría de venir después.

"Dios me ha hecho reír", dijo Sara luego de que naciera Isaac. Nosotros también hemos experimentado regalos maravillosos de Dios. Pero si estas cosas que son pasajeras nos pueden dar tanta alegría, imagine cuán magnífico será el regalo supremo de Dios, el Salvador, que vendrá nuevamente por nosotros.

ORACIÓN: Señor, llena mi corazón de alegría al ver hoy tus regalos, y de deseos de ver tu gran Regalo que está por venir. Amén.

LA DESCENDENCIA BENDECIDA POR DIOS.

¿Quién quiere polvo?

"Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra. Si alguien puede contar el polvo de la tierra, también podrá contar tus descendientes."  Génesis 13:16

"¡Por medio de ti serán bendecidas todas las familias de la tierra!" Génesis 12:3b

Hace unos cuantos años vivíamos en el campo. Miráramos para donde miráramos, todo lo que veíamos era maíz, frijoles, y remolacha azucarera. Un día ventoso, y antes de que aprendiéramos la lección, nos fuimos de picnic y dejamos la puerta del patio abierta. Al regresar a casa descubrimos que el viento había soplado el polvo del campo a través de la puerta con tejido, cubriendo todo con una fina capa negra.

Uno puede contar las remolachas. Incluso puede contar el maíz, al menos por toneladas. Y la tierra se vende por metro o pie cúbico. Pero con el polvo no es así. Ni siquiera se puede tratar de adivinar cuánto hay. El polvo es tan extenso, que uno simplemente dice cuánto espacio cubrió (en este caso, todo el comedor y cocina, hasta el pasillo).

Así es como la promesa de Dios a Abram habría de ser medida: sus descendientes cubrirían la tierra.

Desdichadamente, para Abram fue difícil imaginar un regalo tan incalculable. Al igual que nosotros, él quería algo comprensible, algo tangible. "Señor Jehová, ¿qué me darás, si no me has dado hijos…?" Génesis 15:2 (RVR1995). Al igual que un niño esperando la Navidad, él estaba impaciente por ver y contar los regalos.

Pero los mejores regalos de Dios no son así. No podemos siempre identificar cada uno de ellos. En el tremendo regalo de nuestro Salvador hemos recibido innumerables bendiciones e interminables días de gracia. No podemos señalar a un pecado perdonado, o incluso a un gran número de pecados perdonados. Porque lo que Dios ha hecho es cubrirnos completamente con su perdón y misericordia.

ORACIÓN: Querido Jesús, dame ojos para ver hoy todos tus regalos, y una voz que te alabe en todas las cosas. Amén.

JESÚS: ES EL MÁS GRANDE DE TODOS.

Jesús, nuestro bien

No nos cansemos, pues, de hacer bien. - Gálatas 6:9

Hace más de dos mil años nació un hombre que, al destruir la oscuridad causada por el pecado, el diablo y la muerte, cambió la humanidad para siempre.

No tuvo grandes títulos, ni riquezas, ni posición social. Pero apenas recién nacido atemorizó a un rey, y en su juventud asombró con sus conocimientos a los doctores de la ley.

Nunca escribió un libro. Sin embargo, ningún libro se ha distribuido tanto como aquel que habla sobre su vida y lo que él hizo mientras vivió en este mundo.

Nunca fundó una escuela. Sin embargo, ningún maestro ha tenido tantos alumnos como él.

Nunca reclutó un ejército ni entrenó soldados. Sin embargo, ningún general ha contado con tantas personas dispuestas a dar sus vidas por su causa, como lo han hecho para él.

Vino al mundo por amor, vivió, predicó y enseñó ese amor, y dio su vida por ese amor.

Sus amigos más allegados lo abandonaron. Uno lo negó, y otro lo traicionó.

El Rey Herodes no lo pudo matar. Satanás no lo pudo seducir. La tumba no lo pudo retener.

Él es la suprema autoridad de todas las potencias, y el Salvador de todos los perdidos.

Él afirmó: “Yo soy la resurrección y la vida, el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá”.

Al tercer día de ser crucificado resucitó, y ahora está sentado a la diestra del Padre y es adorado por todos los ángeles y temido por los demonios.

Él es Jesús, el Cristo, mi Dios y mi Señor. En él confío, y por él haré el bien, sin medir a quién.


ORACIÓN: Amado Jesús, enséñame a confiar en ti con mi corazón, mi mente, mi vida y todo mi ser, y a confesarte en todo tiempo y circunstancia. Amén.

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